Mientras el señor Ayuso me contaba estas noticias, salieron los periódicos de la tarde. La gente los arrancaba de las manos de los vendedores. Los compramos. Grandes titulares. Los leímos, claro. En primera plana, los periódicos publican el documento del Rey. Es un manifiesto al país cuya particularidad consiste en no contener renuncia alguna a ningún derecho de la familia real. Alfonso XIII presenta su partida como un mal menor para España porque esta marcha va a evitar la guerra civil. Pone el énfasis, de forma explícita, en que no ha querido resistir en ningún momento. Todo el documento acentúa la nota constitucionalista pura, y está escrito con una notoria preocupación histórica. Ayuso, que, según me cuenta, ha cambiado de régimen con un ligero respingo, parece satisfecho del contenido del documento real.
Me despido agradecido de mi amigo de Soria y entro en Teléfonos. Encuentro a algunos periodistas con los que me une una larga amistad. Les pregunto quién es el autor del documento del Rey publicado por los periódicos. Me dicen todos lo mismo:
—Está escrito de su puño y letra por el conde de la Mortera, por Gabriel Maura.
Es curioso, pienso. Mientras Miguel Maura forcejeaba para apoderarse de Gobernación en nombre del Gobierno provisional, su hermano Gabriel escribía la despedida del Rey y preservaba los derechos de la dinastía de forma explícita y clara. Mis compañeros, que han constatado el hecho igual que yo, también lo encuentran curioso.
—Es curioso, en efecto. En España pasa siempre lo mismo. Una vez más, hemos dispuesto las cosas para ver quién gana a largo plazo. ¿Ganará don Gabriel?¿Ganará don Miguel?¿Quién ganará?
—No es lo primero que vemos ni lo último que vamos a ver, si vivimos… —dice otro compañero encogiéndose escépticamente de hombros.