Me presentan al señor A. C. Luego, pregunto: —¿Quién es este señor?
—Este señor es una celebridad española. Es aquel empleado del Estado que puso un día en la puerta de su despacho oficial: «Horas de oficina, de doce y media a una».
—Y este hombre, entonces, ¿es absolutamente célebre?
—Sí, señor. Lo es. Y además, en invierno, lleva capa.