(al revés)
Ya soy su prisionero, soy de alguien. El Rojito me trenza las piernas con su cuerpo. Animal que resume mi pasión de planeta. Me miran con las luces, ya, del reconocerme, y sus ojos inmensos en la cara afilada, su rabo hace la rueda, pavo real de los gatos: su pelambre ultrajada cuando folla a la gata, pero cómo se enciende, en un oro de pluma. Viene espectral de muertes y de convalecencias, el Rojito, mi gato, este poeta maldito, saltando a mi regazo como a su vieja choza, el Rojito ha venido tan curado y eléctrico. Como un gato magenta de las tintorerías, el Rojito ha venido como una hebra de gato, mi animal adorable ya orina en su rincón, el Rojito ha venido, ahilado de hospitales.