«El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde».
Apocalipsis 8:7
«Sí, yo estuve en el antiguo edificio de la Oficina Ejecutiva durante esas reuniones, en un momento u otro todos nosotros estuvimos. BP, Chevron, Conoco-Phillips, Shell, Exxon-Mobil, U.S. Oil & Gas… pero sólo los directores generales. La CE fue dejada a un lado a propósito. Era la bandera roja, el factor de posible denegación. Todos nosotros sabíamos lo que estaba en juego. Habíamos visto los informes llegados de la Cuenca del Caspio, y todos ellos añadían cierta urgencia al plan de Cheney. Rumsfeld nos mostró imágenes por satélite de los yacimientos petrolíferos, mientras Wolfowitz contaba algún sinsentido sobre que nuestros trabajadores estarían a salvo, que serían incluidos, mientras nos dirigía a través de calendarios sobre cuánto tiempo nos llevaría conseguir que el petróleo fluyera de nuevo, como si tuviéramos una bola de cristal. Los tipos de Brown and Root tenían mapas detallados de la infraestructura energética de Irak. Era evidente que habían estado trabajando en ello con la CIA desde el principio. Aquello era un gran círculo de idiotas, y yo lo único que hacía era asentir, preguntándome qué demonios estábamos haciendo allí. Quiero decir, Bush acababa de llegar al poder, y nadie pensaba realmente que el escenario que dibujaban pudiera tener lugar. Cinco meses más tarde los aviones golpearon las Torres Gemelas, y todo el mundo lo supo. Las subsiguientes vistas del senado… menuda pantomima. Quiero decir, ni siquiera se hizo que nadie prestara juramento».
Ejecutivo del petróleo anónimo,
sobre el secreto del vicepresidente Dick Cheney.
«La misma palabra "secreto" es repugnante en una sociedad abierta y libre; y nosotros somos gente que inherente e históricamente nos oponemos a las sociedades secretas, a los juramentos secretos y a los procedimientos secretos».
Presidente John F. Kennedy.