CAPÍTULO 48

SMOKEY HILLS, KANSAS

6:32 A.M. MST

El helicóptero del sheriff desciende formando un pequeño tornado de polvo y aterriza junto al camping. El sheriff Caleb Kennedy-Smith deja que el polvo se asiente antes de salir del vehículo para encontrarse con las dos parejas reunidas en la base de una enorme roca de caliza.

La rejilla del parachoques del Honda Accord está incrustada profundamente en la roca. El sheriff mira dentro del coche, a los restos corruptos de Elliot Green. Sonríe.

—De acuerdo, ¿quién hizo la llamada?

Uno de los hombres, un ciclista vestido con todo el equipo, levanta la mano.

—Mi esposa y yo estábamos dando una vuelta cuando vimos el coche. Le dije que no tocara nada, pero puede que haya dejado una huella o dos en la puerta.

—De acuerdo, señor, por favor, espere en el camping, les tomaré declaración en un minuto.

Seguidamente, el Sheriff habla por su radio.

—Base, aquí 902. Estoy en Smokey Hills, aproximadamente a doce kilómetros al norte de Jayhawk Road. Tenemos un cadáver. Un hombre caucásico, rondará los cuarenta. Tiene múltiples impactos de bala. Voy a necesitar al FBI.

A BORDO DEL RONALD REAGAN

Golfo Pérsico

1:38 A.M. Hora local

El capitán Fiches está en la armería. La armería es una sala de alta seguridad situada en las entrañas del portaaviones. Tal y como ordenó el secretario de Defensa, el oficial al mando debería elegir un puñado de hombres que se encargaran de montar y cargar la docena de bombas químicas especialmente diseñadas. Una vez acabado el trabajo, los proyectiles deberían ser cargados en el montacargas de la fragata adjudicado a la oleada programada para bombardear la refinería Abqaiq, donde se encontraban los rebeldes extremistas.

Un centenar más de armas de destrucción masiva están alineadas en la armería, listas para ser lanzadas sobre otro objetivo… La población de Irán.

REFINERÍA DE PETRÓLEO ABQAIQ

1:43 A.M. Hora local

La explosión crea una onda expansiva que atraviesa el campo petrolífero, tornando la noche en día, en una terrible detonación que puede ser vista a kilómetros de distancia. Las detonaciones secundarias que le siguen son como piezas de dominó. Los depósitos de gas natural líquido prenden fuego, lanzando hongos ígneos hacia el firmamento.

Seis hombres, vestidos con trajes de protección, miran los fuegos artificiales desde uno de los hoyos del campo de golf que hay en el extremo del complejo. Ramzi se quita la parte superior del traje para hablar con Ace.

—Se puede sentir el calor incluso a esta distancia. Imagina qué pasaría si detonáramos la refinería entera.

—Con esto bastará por ahora. Y esa llamada, ¿qué tal va?

Ramzi busca en uno de sus bolsillos superiores y le pasa a Ace su teléfono móvil.

—Recuerda que la NSA está escuchando. Tienes tres minutos antes de que intercepten la llamada.

Ace marca un número internacional.

* * *

—¿Hola?

—¿Jen?

Jennifer Wienner casi se sale de la carretera al oír la voz.

—¡Ace! ¡Gracias a Dios! ¿Estás bien? ¿Dónde estás?

—En Arabia Saudí, en la refinería Abqaiq. Jen, escúchame atentamente. ¿Dónde está Mulligan?

—Está reunido con los miembros del Congreso. Cheney lleva todo el día apareciendo en la televisión, exigiéndole a Biden que barra Teherán, y con ella a los mullahs responsables del atentado en Los Ángeles. Todavía no se ha tomado una decisión.

—¿Qué hora es ahí?

—Casi las nueve.

—Contacta con Mulligan. Dile que convoque una rueda de prensa para las diez de la noche. Dile que voy a dar un mensaje en directo dentro de una hora para presentar pruebas incriminatorias contra los neoconservadores, pruebas que los involucran en el ataque sufrido en Los Ángeles. Luego llama a nuestro hombre en Atlantic City. ¿Hola? ¿Jen? ¿Hola?

La comunicación está perdida.

A BORDO DEL RONALD REAGAN

Golfo Pérsico

2:54 A.M. Hora local

Una vez finalizada la exposición de la misión, los equipos de pilotos salen de las instalaciones de su escuadrón y se unen al caos controlado que es la rampa de lanzamiento de dieciséis mil metros cuadrados.

La teniente Rudi Anger sube al interior de su F-35C Joint Strike Fighter (JSF), una carísima máquina de matar de 28 millones de dólares, diseñada con la aviónica más avanzada, al igual que sus sistemas de propulsión y armamento. La cabina de vista panorámica tiene una matriz de cristal líquido, todo enlazado informática y electrónicamente con el casco de la teniente.

Mientras la piloto estudia su lista de objetivos, los encargados de cargar el armamento montan una docena de bombas binarias especiales en las dos secciones paralelas localizadas frente al tren de aterrizaje. Un mecánico le indica al piloto que puede encender los motores. La cabina está herméticamente cerrada. La piloto hace una última inspección general. Las señales manuales avisan al equipo de pista de que el avión ha encendido propulsores mientras el controlador de pista hace la señal que indica que «Todo está listo».

Segundos después, el JSF despega verticalmente hacia la noche. A ciento cincuenta metros de altura, los propulsores auxiliares se encienden, impulsando a la máquina de guerra hacia el oeste, directa a Arabia Saudí.

REFINERÍA DE PETRÓLEO ABQAIQ

2:57 A.M. Hora local

El equipo de la CNN es el primero en llegar.

La reportera Rebbeca St.Croix está realizando su primer trabajo en el Medio Oriente. Su cámara, Larry Kelly, actúa como director mientras su hermano pequeño, Sean, hace las veces de técnico de sonido. Mientras Larry graba el escenario, las puertas del campo petrolífero se abren y son recibidos por Ramzi Karim, todavía vestido con su traje de protección.

—Mi nombre es Ramzi Karim. Soy un ex miembro de la CIA y uno de los líderes de Ashraf. Tenemos con nosotros a un ciudadano norteamericano que tiene pruebas que demuestran que una facción neoconservadora está implicada en los atentados de Los Ángeles y Chicago.

Los ojos gris-azulados de Rebecca se abren de par en par.

—¿Dónde está? ¿Nos dejará entrevistarle?

—Sí, pero tendrá que ser una entrevista en directo. ¿Podrá realizarla?

Antes de que pueda responder, Larry Kelly está realizando una llamada.

* * *

Ace, vestido también con un traje de protección, entra en el sótano del edificio de la administración donde Nahir Abdul-Aziz está cautiva, encerrada en una sala de reuniones. Abre la puerta y entra en la sala.

La mujer está sentada en una silla de oficina. Su burka ha sido sustituido por un uniforme naranja de trabajador. Su pelo largo está recogido sobre su espalda. Los ojos verde-almendrados suavizan la mirada cuando ven quién es el que entra en la habitación.

—Ashley… ¿Estás aquí para matarme?

—No.

—Entiende que no había nada que yo pudiera hacer. Las mujeres saudíes no tienen ningún poder ni elección. Las que estamos marcadas como yo no somos más que escoria.

—Entiendo.

—Inakesh es un lugar terrible. Yo también era una prisionera allí… yo…

—He dicho que lo entiendo. Nahir, por la razón que fuera, tú fuiste la que me mantuvo vivo, la que curó mis heridas. En medio de aquella locura, tú eras mi única esperanza. Durante un tiempo, una parte de mí… bueno…

—¿Te enamoraste?

—No lo sé, puede.

—Era parte de la farsa, Ashley. Créeme, no soy digna de tu amor.

—La gente puede cambiar.

—No estoy tan segura.

—Si eso es cierto, entonces nuestra civilización ya ha llegado a su fin —dice, pasándole la llave de la puerta—. He venido para liberarte. Ashraf está abandonando el campo. Hay aviones americanos en camino. Puedes seguir a los otros hacia el desierto, y luego, todo dependerá de lo que hagas.

—¿Y tú?

—Yo me voy a quedar. Voy a reunirme con dos periodistas para intentar detener un holocausto nuclear.

—Si te parece bien, me quedaré contigo —dice ella, apretándole la mano.

Scott Santa entra en la habitación. También lleva un traje de protección.

—¿Conspirando con el enemigo?

—¿Qué es lo que quieres?

—Hablar contigo, a solas.

Ace asiente con la cabeza a Nahir, y ésta abandona la habitación.

—Piensa en lo que vas a hacer, Futrell. Piensa en las repercusiones.

—Ya lo he hecho.

—No, no creo.

Santa le da la vuelta a la mesa de reuniones, con su único ojo enrojecido de furia y moviéndose de manera nerviosa.

—Estás a punto de anunciar al mundo que varios miembros de un partido político conservador planearon la masacre de Los Ángeles para el Día de la Hispanidad con el fin de bombardear Irán.

—El mundo necesita saber la verdad.

—¿La verdad? ¡Tú no tienes ni idea de cuál es la verdad! ¿Entiendes tan siquiera sobre lo que va este conflicto?

—Sobre el petróleo.

—El petróleo no es más que un subproducto. Hay dos ideologías diferentes. Una es una sociedad abierta en la que se disfruta de libertad y comercio, y la otra es una sociedad cerrada, dominada por fanáticos religiosos que matan indiscriminadamente con el fin de controlar a su propia población. Esa gente vive y muere, Futrell. Han sido instruidos para odiar desde que nacen. Es todo lo que saben. No puedes razonar con terroristas que han sido convencidos de que hacer volar a inocentes por los aires es el modo de conseguir su billete al paraíso.

Santa para de hablar durante unos instantes.

—Escucha.

Ace oye a lo lejos un sonido retumbante, bombas explotando en la distancia.

—Ya ha empezado. Esta noche le cortaremos la cabeza al «islamofascismo». Suelta tu pequeño discurso y deshonrarás la muerte de aquellos americanos que sacrificaron su vida con tal de conducirnos a un bien mayor.

—El fin no justifica los medios. ¿Qué tipo de democracia da a su presidente y consejeros un poder absoluto sobre la población, porque ellos por sí mismos hayan decidido que es el mejor curso de acción?

—Esto no tiene nada que ver con la democracia, sino con la guerra… la guerra contra el terror.

—¡No existe tal guerra contra el terror! Los lunáticos del PNSA soñaban con la posibilidad de que hacerse con el Medio Oriente y así perpetuar su régimen militar. Ahí fuera hay inocentes, familias que no tienen ningún interés en saber cuáles son nuestras reglas de conflicto, o la idea que tú tienes de la democracia. Simplemente quieren vivir sus vidas en paz. Son los moderados que quieren una existencia civilizada, pero son las acciones de nuestro imperio las que los empujan a aceptar el radicalismo islámico. Obama tenía razón. Ganarte su corazón es la llave para acabar con el radicalismo. Deberíamos estar apoyando sus esfuerzos, y no masacrándolos.

—En la guerra, a veces mueren inocentes, pero lo que la historia recuerda es la causa.

—¿Qué causa? ¿El capitalismo? ¿Ésa es tu justificación para la muerte de millones?

Santa niega con su cabeza.

—No sabes nada de la situación actual del mundo. Millones mueren cada año. Nosotros, simplemente, ignoramos los titulares. Mueren a causa de la guerra, de los abusos, del hambre y de la enfermedad. Los americanos ignoramos sus súplicas, y lo dejamos como otra causa global de la que se deben encargar los famosos. Mis ancestros eran de Rusia, de la época de los zares. No tienes ni idea de lo que es vivir bajo un régimen opresivo. He servido en La Compañía, la CIA, desde que tenía veintiséis años. Lo que tú llamas asesinato, yo lo llamo liberación de sociedades, y eso es lo que vamos a hacer esta noche. Sí, el coste será alto, pero si no hacemos nada, el coste se multiplicará por cien. ¡Piénsalo! Un mundo lleno de regímenes opresores. Radicales islámicos que no dudan ni un solo momento en llevarse por delante a todos los occidentales que puedan. ¿Qué es lo que pasará cuando un chalado como Ahmadinejad o sus secuaces de Hezbolá lancen una WMD, no un maletín de diez kilotones, sino una verdadera cabeza nuclear de cincuenta kilotones? Puede que acaben de una sola vez con Israel. ¡Puede que borren del mapa la isla de Manhattan! ¿Qué es lo que dirás entonces?

Ace se abre las primeras sujeciones de su traje.

—Estoy de acuerdo en el hecho de que hay una verdadera amenaza, pero con la manera de actuar actual únicamente estamos empeorando las cosas. Invadiendo Irak, obligamos a los musulmanes moderados a elegir, en lugar de pedirles que nos ayuden a aislar a los extremistas. Las acciones de hoy marcarán el comienzo oficial de una guerra santa que tan sólo acabará con la destrucción de nuestra civilización. La violencia nunca detiene verdaderamente a la violencia. Tan sólo la paz puede hacer eso.

Santa lanza un bufido ante ese comentario.

—¿Paz? La paz es una ilusión. Esto es el bien contra el mal, blanco sobre negro, y aquellos de nosotros que vemos el mundo tal y como es no nos podemos permitir el perdernos dentro de las grises sombras liberales.

Ace mira por encima del hombro de Santa y luego vuelve a mirar al único ojo fijo y frío del hombre.

—Antes de que fuera asesinada, mi mujer me dijo que los neoconservadores habían dispuesto un plan en el que se realizaría un atentado nuclear, para luego culpar a los iraníes. El atentado de Los Ángeles es simplemente un ataque de falsa bandera, al igual que el 11-S.

—Los ataques de falsa bandera indican la implicación del algún gobierno. Lo que tú llamas neoconservadores son los que hacen que el mundo se mueva, los que deciden controlar los sucesos antes de que ellos nos controlen a nosotros. El primer Bush accedió a desmilitarizar a Saddam, pero al final no quiso terminar el trabajo. Clinton también se negó a hacerlo. Después de eso, dejamos de preguntar. Si quieres hacer una tortilla, tienes que partir algunos huevos. El 11 de septiembre fue diseñado para cambiar las reglas. El ataque del Día de la Hispanidad, sin embargo, se ideó para acabar con la amenaza nuclear que es Irán. Sin el apoyo estatal, el fanatismo islámico terminará por desaparecer.

—¿Y la Casa de Saud?

—En su momento

—Te olvidas de Venezuela

El ojo del ruso-americano se abre, esgrimiendo una agria sonrisa.

—El petróleo es el catalizador, una razón para la acción. La nación de Chávez será etiquetada como el eje de la guerra contra la droga. A él también van a tener que terminar controlándolo.

—¿Quieres decir como a los caciques de la droga que la CIA controla en Afganistán? Mira, el problema de tus teorías es que, intentando controlar al monstruo, te conviertes en uno. Convencido de que el fin justifica los medios, vendes drogas en Nueva Orleans para financiar a los Contras, asesinas a los líderes de naciones extranjeras, cambiando un régimen de opresión por otro, sin dudar ni un momento el dejar de hacer tratos con el diablo. Pues bueno, ¿sabes qué? Te has convertido en un demonio. Tú y tus compañeros hipócritas a los que no les importa un carajo la democracia. La única causa que comprendéis es el dinero. El dinero y el poder.

Santa saca una pistola de 9mm semiautomática del interior de su traje.

—Tu mujer una vez compartió los mismos ideales que el PNSA, ¿lo sabías? Fue el cáncer lo que cambió su modo de ver las cosas. La hizo débil, un sufrido corazón liberal. Me encantó poder acabar con sus miserias.

El agente apunta a Ace a la cabeza, y en una décima de segundo, su ojo bueno explota en un estallido de sangre y hueso, cuando una bala le destroza la parte de atrás del cráneo.

Ace se gira y ve a Ramzi, que sostiene un arma, humeante todavía. Está fuera de la sala de reuniones. Nahir y el equipo de la CNN están con él, también con trajes de protección.

—Vaya, Nazir, ¿no crees que eso ha estado un poco cerca?

—Su charlatanería hubiera estropeado la entrevista —dice, recargando el arma.

El cámara de la CNN sigue grabando, mientras el técnico de sonido le pone un micrófono a la mujer, la cual está aún en estado de shock. Finalmente, recupera la compostura.

—Señor Futrell, soy Rebecca St.Croix, de la CNN. ¿Podría decirnos quién era ese hombre?

Ace toma aliento, intentando controlarse.

—Su nombre era Scott Santa, un asesino entrenado por la CIA que asesinó a mi mujer, Kelli Doyle, ex consejera de seguridad de la administración Bush. Los dos estuvieron involucrados en la creación de un plan en el que unos terroristas podrían realizar un ataque nuclear sobre una ciudad americana, para así tener una excusa para desarmar a Irán. Mi esposa recopiló información sobre todo este plan. Hemos estado mandando pruebas de todo a través de Internet a los medios de comunicación de más repercusión. Biden tiene que dejar de escuchar a los neoconservadores de su gabinete antes de que esos lunáticos le convenzan para que inicie la Tercera Guerra Mundial.

* * *

El caza Joint Strike atraviesa el desierto a toda velocidad en dirección a una estructura que está en llamas, en la distancia. El sistema electromagnético de localización de blancos del avión configura los distintos blancos mientras una portezuela se abre en la panza del aparato, eyectando su carga mortífera.

Ace, Nahir, Ramzi y el equipo de la CNN miran hacia arriba instintivamente cuando las bombas explotan a cien metros sobre la refinería, bañando aquella pequeña ciudad con gas nervioso VX.

Extracto del libro:

Al borde del infierno:

Una disculpa a los supervivientes

por Kelli Doyle,

Consejera de Seguridad

Nacional de la Casa Blanca

(2002-2008).

La solución de los neoconservadores de desarmar una Irán nuclear se entremezcla con otra preocupación global que ha aparecido rápidamente en el horizonte… el fin del petróleo.

En lo que se refiere al ecosistema humano, la energía lo es todo. Las sociedades, en última instancia, tendrán éxito, o fracasarán, basándose en su habilidad para procesar la energía. El hecho de que la explosión demográfica del planeta coincidiera con la revolución industrial no es una simple coincidencia. Ambas cosas están intrínsecamente unidas, y fueron el resultado del impacto de los combustibles fósiles… concretamente, del petróleo.

Una rápida pero vital lección: son el petróleo y sus subproductos los que permiten que las máquinas realicen tareas que antiguamente eran realizadas valiéndose del poder muscular de los humanos o los animales. Hace un siglo, los caballos y los humanos tenían que vivir de las cosechas que sembraban, y la capacidad de la tierra que trabajaban era bastante limitada. Fue el advenimiento de los vehículos alimentados por gasolina, y su introducción en la agricultura, lo que de repente permitió a la industria arar, plantar y cosechar cantidades ingentes de tierra de un modo rápido y económico, haciendo posible que un dos por ciento de nuestra población alimentara a todo un país… y permitiendo así que la civilización se expandiera.

Las granjas industrializadas dependen del petróleo. Se usa en los abonos y en pesticidas, y el diesel permite la producción agrícola a gran escala. Sin gasolina, los productos no podrían ser transportados en camión hasta los puntos de recogida y procesado centrales, y los perecederos no podrían ser distribuidos hasta las ciudades de áreas lejanas. Sin petróleo, no podríamos poblar amplias regiones de nuestro propio país. Imagínate viviendo en un estado desértico como Arizona, o Nuevo México, o en las áreas frías del norte, como Minnesota y Wisconsin, sin energía para enfriar o calentar nuestros hogares, alimentar la población o proveer bienes y otros servicios. El petróleo hace posible todo esto.

Lo que la mayoría de la gente no entiende es que se necesita energía para conseguir energía, gasolina para perforar un pozo petrolífero, electricidad para manufacturar un panel solar fotovoltaico. ¿Podemos reemplazar el petróleo? No para el transporte. La energía nuclear es cara, y crea peligrosos residuos radioactivos. La energía eólica, aunque es una efectiva fuente alternativa de electricidad en algunas regiones, no puede hacer que un camión lleve perecederos al mercado. Los fotovoltaicos, poco financiados, siguen siendo muy caros. El hidrógeno no es una fuente de energía. Es un medio de almacenamiento de energía, pero la producción de hidrógeno exige combustibles fósiles. El gas natural se está agotando, y, una vez más, no puede utilizarse de un modo económico.

La dura realidad es que, en lo que se refiere a la producción de energía y al ratio de beneficios, nada puede competir con el precio del petróleo… La razón fundamental es que América ha fracasado al no invertir en otras fuentes de energía alternativas. Combina este hecho con la todopoderosa industria de los combustibles fósiles, que usa sus miles de millones de beneficios para influir en los políticos, y tendrás una inclinada montaña que hay que subir si quieres efectuar algún cambio.

Que el petróleo se está agotando no es un gran secreto, aunque los economistas seguirán debatiendo eternamente el año exacto en el que se extraerá la última gota económicamente rentable. Controlar esa última gota ha sido siempre la clave del «Proyecto para el Nuevo Siglo Americano» de los neoconservadores, pero el súbito descubrimiento de que las reservas de petróleo iraquíes (y otras) han sido muy exageradas, ha obligado a la derecha radical a reajustar sus planes… y a considerar otra dura realidad:

¿Cuántos de nosotros podemos, realmente, existir en este planeta, al mismo tiempo, sin combustibles fósiles?

La ley de la conservación de la energía establece que una economía creciente puede llegar a consumir más energía de la que produce. Las reservas mundiales de petróleo tuvieron su pico en el 2005, y el consumo está disparándose, por lo que, efectivamente, la vela se está quemando por ambos extremos. Los efectos ya se están sintiendo. Más de tres mil millones de personas de todo el mundo están malnutridas y viven en la pobreza. La producción de grano y la tierra cultivable per capita han estado aminorando a ritmo constante desde 1984, así como la población de peces, y la producción de fertilizantes que son esenciales para la producción de comida. Por el contrario, la polución del agua, el aire y la tierra se ha incrementado, así como el calentamiento global. Como ha señalado la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos, la humanidad está acercándose a un punto crítico.

Durante décadas, la capacidad de sustento de la tierra ha sido artificialmente incrementada debido a la abundancia de petróleo… petróleo que apoyó la agricultura industrial y los avances tecnológicos en los sectores clave, incluidas las redes de transporte, la sanidad y los cuidados médicos. Ahora que nuestra fuente de energía principal se está agotando más rápido de lo que habíamos previsto, nuestros líderes se enfrentan con una realidad que hace pensar… Con las reservas actuales, hay demasiada gente viviendo en nuestro planeta para poder alimentarlos y alojarlos a todos.

Aquí está la ecuación básica: hoy día existimos seis mil millones de personas, y ese número debe ser reducido en un sesenta y seis por ciento durante las siguientes dos décadas, o una hambruna severa, provocada por el final del petróleo, lo hará por nosotros.

Por eso, cuatro mil millones de personas deben ser estratégicamente eliminadas, para evitar la anarquía.

Y los glotones de la sociedad han ideado su propio plan de contingencia, uno que no es exactamente el que publican en su página web. En lugar de ahorrar energía y desenganchar a América y a la sociedad occidental de los combustibles fósiles, la élite mundial ha decidido buscar métodos alternativos para «reducir la manada» selectivamente, mientras sus empresas hacen incluso más dinero.

Los dos métodos más efectivos para reducir los centros de población son la pandemia y la guerra. Mientras escribo este párrafo, epidemias genéticamente manipuladas están siendo desarrolladas en laboratorios controlados por el gobierno, así como sus curas, que serán selectivamente administradas por sus aliados de la industria farmacéutica. Y en cuanto a esos científicos entrometidos que podrían potencialmente «curar» una pandemia futura… muchos de estos individuos ya han sido «eliminados».

Después de la ocupación (y las revueltas resultantes) de Irak, y enfrentados a la realidad de las agotadas fuerzas armadas americanas, se ha creado una nueva doctrina. En esencia, establece que «el modo más efectivo para invadir y controlar un territorio extranjero es emplear inicialmente métodos que reduzcan radicalmente la población, sin afectar a la infraestructura del país».

Traducción: en lugar de invadir un país tercermundista hostil con tropas, hay que usar armas químicas para destruir la voluntad del enemigo… y su población.

Si se pretende asesinar sistemáticamente y en masa a los seres humanos, sin afectar a los edificios ni a los pozos petrolíferos, no hay nada tan letal o efectivo como un agente químico nervioso. Los agentes nerviosos son toxinas diseñadas para interrumpir la trasmisión de colinesterasa, una enzima que las células nerviosas usan para librarse de la acetilcolina, el químico que provoca la contracción de los músculos y glándulas. Al inhibir la colinesterasa, los músculos del diafragma se contraen incontrolablemente, llevando a la muerte por asfixia.

La familia de agentes químicos más letal jamás creada es la serie V… diez veces más tóxica que el gas sarín. El VX es el peor del grupo… una sustancia oleosa sin olor y sin color que no se elimina fácilmente. Incluso una pequeña dosis de VX sobre la piel, o inhalada, puede provocar convulsiones graves, parálisis respiratoria y la muerte en cuestión de minutos.

Debido a la peligrosidad del VX, el departamento de Defensa debe utilizarlo en bombas binarias… envases diseñados con cámaras separadas que contienen los dos precursores químicos del VX. Cuando son disparadas o lanzadas desde cierta altura, la aceleración de la bomba provoca que la partición en el interior de la cápsula se rompa, que el gas nervioso se mezcle y que fluya hasta las víctimas previstas.

El fin del petróleo.

Una Irán nuclear, dirigida por un extremista con un plan en mente.

La amenaza del Islam radical, alimentada por el odio a la sociedad occidental.

Una confabulación neoconservadora, respaldada por los elitistas que buscan un único gobierno mundial.

Las variables de la destrucción están todas en sus puestos, las piezas del juego están haciendo sus últimos y fatales movimientos, dando jaque mate a nuestra civilización, tal como la conocemos.

«El presidente tiene el poder de confiscar propiedades, organizar y controlar los medios de producción, confiscar instalaciones, asignar fuerzas militares en el extranjero, llamar a las fuerzas de reserva (que sumarían dos millones y medio de hombres), instituir la ley marcial, confiscar y controlar todos los métodos de transporte, regular todas las iniciativas privadas, restringir los viajes, y, en una plétora de modos concretos, controlar las vidas de todos los americanos. La mayor parte de estas leyes continúan siendo una fuente potencial de poder virtualmente ilimitada para un presidente que eligiera ponerlas en acción. Es posible que algún presidente futuro ejerza su amplia autoridad en un intento de colocar a los Estados Unidos bajo un gobierno autoritario. A pesar de que el peligro de una dictadura presentada a través de medios legales puede parecemos remota hoy día, la historia reciente nos recuerda que Hitler se hizo con el control a través del uso de las provisiones de emergencia contenidas en las leyes de la República de Weimar».

Senadores Frank Church (D-ID) y Charles McMathias (R-MD),

30 de septiembre de 1973.

«El vicepresidente Dick Cheney defendió entusiastamente un programa secreto que examinaría los archivos bancarios de los americanos, y otros, en una amplia base de datos internacional, y criticó duramente a los medios de comunicación por revelar una operación que él llamó legal y "absolutamente esencial" para combatir el terrorismo».

New York Times, 24 de junio de 2006.

«Seremos juzgados más por lo que hacemos en casa que por lo que predicamos en el exterior».

Presidente John F. Kennedy.