CAPÍTULO 2

AURORA, ILLINOIS

12 de diciembre de 2011

8:06 A.M. CST

—¡Mary Christ, llego tarde! ¿Dónde está el Sweet'n'Low[16]? —Doug Dvorak, teniente de policía de Aurora, busca en los armarios y cajones de la cocina, dejando una estela de caos a su paso.

—He olvidado comprar —le grita su mujer desde la habitación—. Usa azúcar.

—¡No puedo! Acabo de empezar esa nueva dieta.

—Entonces usa miel.

—Es lo mismo que el azúcar.

—¡Entonces bébetelo solo! —su esposa entra en la cocina con un rizador de pelo colgando de su cabello castaño—. ¿Desde cuándo haces dieta tú, de todos modos? Eres un milagro genético tal como eres.

—Estoy entrenándome para el maratón de primavera.

—Genial. Entonces puedes correr hasta el súper después del trabajo y comprar un reloj despertador nuevo.

—Ya te lo he dicho, puedo arreglarlo —llena su taza de café de los Chicago Bears y hace una mueca mientras bebe el amargo elixir.

—Entonces arréglalo esta noche. No puedo llegar tarde otra vez —limpia el café de la perilla de su marido y le da un beso—. Ten cuidado ahí fuera.

—Siempre lo tengo.

* * *

La ciudad de Aurora es un suburbio de ciento sesenta y cinco habitantes repartidos en cuatro condados, seis distritos escolares y siete municipios, situado a sesenta y ocho kilómetros al oeste de Chicago. El río Fox divide el centro histórico en los distritos este y oeste, que acogen el renovado cine, así como varias iglesias y puentes que datan del siglo XIX.

El teniente Dvorak supervisa el Área Uno, qué engloba la zona oeste y el centro de Aurora. Además, dirige el programa de patrulla en bicicleta de la ciudad, y su equipo de respuesta especial.

Está a diez minutos de la comisaría de policía cuando recibe la llamada.

* * *

Ray Henry ha sido el propietario y director general de Alquiler de Camiones Aurora desde que volvió de Irak. Dvorak encuentra al antiguo sargento en su despacho, caminando tras su escritorio, con el teléfono móvil presionado contra la oreja.

Henry le hace una señal para que entre y le indica «un minuto» mientras escribe algunos números en un bloc de notas que ya está lleno de jeroglíficos.

—Bien, bien. Pero dile a Jerry que quiero ese camión aquí en una hora, y con pastillas de freno nuevas, o me llevaré el negocio a Kendall. —Henry cuelga—. Lo siento, Doug. Gracias por venir. ¿Cómo están Mary Christ y Simon?

—Bien. ¿Qué pasa?

—Seguramente nada, pero mi «intuición de soldado» está dándome la lata. Anoche vinieron dos clientes para comprar uno de nuestros camiones. Dos tipos de Medio Oriente, supuestamente estudiantes universitarios, que vivían en la misma dirección. La primera señal de alarma fueron sus carnés de conducir, ambos de Carolina del Sur. Hoy en día, incluso Bin Laden podría conseguir un carné en esa criba de seguridad. Además, se pusieron muy nerviosos cuando les dije que tenía que hacer fotocopias para mis archivos. La segunda señal fue que me pagaron en efectivo… 17.500 dólares al contado, para ser exacto.

—¿Qué tipo de camión compraron?

—De seis metros, una de esas unidades con control de temperatura que se usan para transportar perecederos.

—¿Dijeron para qué lo necesitaban?

—Para productos alimenticios, pero te aseguro que estaban mintiendo. Aquí tienes una copia de sus carnés. —Henry le tiende las fotocopias.

Dvorak lee los nombres.

—Jamal al-Yussuf, de veintisiete años. Ornar Kamel Radi, de veintinueve. Vale, lo comprobaré. —Se levanta para marcharse—. Diles a tus chicas que las veré el sábado en el entrenamiento de fútbol.

—Claro. Pero aún no te he contado la última señal que me alertó. Esos idiotas llevaban jerséis de los Cubs. ¿Quién se pone un jersey de los Cubs en diciembre? Sobre todo si tenemos en cuenta el modo en el que los Bears están jugando. ¿Tengo, o no tengo razón?

* * *

El complejo de apartamentos es un edificio de dos plantas con fachada de ladrillo situado a diez kilómetros de la universidad DuPage. El teniente Dvorak comprueba que el camión refrigerado no está a la vista, y luego localiza a la casera, Dawn Darconte, una mujer de treinta y tantos años.

—Alquilaron el apartamento el pasado octubre. Me dijeron que eran estudiantes.

—¿Alguna vez le han dado problemas?

—No. Son muy reservados. Y me pagaron el año por adelantado.

—¿Eso no es algo inusual, tratándose de estudiantes?

—Es inusual tratándose de cualquiera.

—¿Alguna vez los ha visto con libros de texto?

—Trabajo a jornada completa en un videoclub. Podrían haber estado sacando de ahí una biblioteca entera, y yo seguramente no me habría enterado.

Lo guía escaleras arriba hasta el apartamento 2-D. Llama a la puerta varias veces. Espera.

No hay respuesta.

—¿Cuándo fue la última vez que vio a esos chicos?

—Quizá hace una semana. El alto, Ornar, sale a correr por las mañanas. Tengo una llave. ¿Quiere que le deje entrar?

—Sin una orden de registro necesito el consentimiento del inquilino, o alguna evidencia de abandono. ¿Y su coche? ¿Está aún ahí fuera?

Ella se inclina sobre la barandilla para mirar.

—No, no está.

Dvorak busca en su bolsillo una tarjeta de visita.

—Llámeme si aparecen.

* * *

El teniente Dvorak vuelve a su oficina a las once y cuarto. Para el mediodía, ya ha descubierto que ni Jamal al-Yussuf ni Ornar Kamel Radi están matriculados oficialmente en la universidad DuPage. Para las dos y cuarto confirma que ambos sospechosos habían cerrado sus cuentas bancarias en una oficina local de Citicorp, después de retirar más de 65.000 dólares. Una comprobación en los registros de depósito de ambos hombres de los últimos cuatro meses saca a la luz que todos sus ingresos provenían de un banco de las islas Caimán.

Para las seis y media de aquella misma tarde, el teniente Doug Dvorak tiene su orden de registro firmada.

«Cuando el NEADS (el Sector de Defensa Aérea Noroeste) fue informado del primer secuestro, miembros de su propia organización asumieron, inicialmente, que aquello era parte del ejercicio [de instrucción bélica]. Por ejemplo, el sargento mayor Maureen Dooley, líder de la sección ID, dijo al resto de miembros de su equipo: "Tenemos un secuestro en curso. Sacad las listas de control. El ejercicio ha comenzado". El comandante Kevin Nasypany expresó en voz alta: "Se supone que el secuestro no empezaría hasta dentro de una hora". Como los numerosos escenarios de secuestro descritos en el documento de los "Ejercicios NORAD", no se produjo ninguna mención a este secuestro simulado que estaba programado para la mañana del 11 de septiembre en el Informe de la Comisión del 11-S».

History Commons Groop, 14 de junio de 2009.

«El sistema de defensa aérea de Estados Unidos fracasó en el seguimiento de los procedimientos estándar para la respuesta a los vuelos de pasajeros desviados. Las distintas agencias responsables (NORAD, FAA, el Pentágono, USAF, así como la Comisión del 11-S) dieron explicaciones radicalmente distintas a este fallo (en algunos casos manteniéndolas durante años), como que varios oficiales debían haber mentido; pero nadie se hizo responsable. ¿Se había retirado la defensa aérea?».

911TRUTH.ORG

«Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites».

Apocalipsis 18:1-3