CAPÍTULO 14

MANHATTAN, NUEVA YORK

7 de enero de 2012

12:14 P.M. EST

El bloque de apartamentos Upper West Side ubicado en la calle 72 ofrece una vista total de Central Park a la mayoría de sus inquilinos. El apartamento de Jennifer Wienner está en una de las plantas superiores, una vivienda de dos habitaciones con suelo de madera, chimenea y balcón por la que paga un alquiler mensual de seis mil dólares.

La antigua estratega política del partido republicano está vestida con ropa deportiva, sentada en el suelo del vestidor de su dormitorio, entre grandes cajas de mudanza. Ya ha llenado dos de las cajas con bolsos y zapatos, y está avergonzada por la cantidad de zapatos y accesorios que ha acumulado a lo largo de los años… y eso que ni siquiera ha comenzado a empacar su colección de botas.

—Ya lo he decidido; definitivamente, me mudo a Florida. De ahora en adelante, sólo llevaré sandalias.

El timbre de la puerta señala otra interrupción. Maldiciendo en voz alta, se abre camino a través del revoltijo de cajas que abarrotan su habitación y el pasillo, horrorizada ante el montón de porcelana que aún espera su atención sobre la mesa del comedor.

Jennifer mira por la mirilla y abre la puerta.

—Ace, ¿qué estás haciendo aquí?

—Tengo que hacer un par de recados en la ciudad y he pensado que quizá podríamos hablar. ¿Puedo…?

—Sí, claro —le deja entrar, y de repente es consciente de su vestimenta—. Dame un minuto para cambiarme.

—Estás bien.

—¿Estás de broma? Ni siquiera me he peinado. Siéntate. Vuelvo ahora mismo —corre de nuevo hasta el dormitorio.

Ace entra en el salón. Se las arregla para encontrar los cuatro mandos a distancia multimedia, pero rápidamente se rinde al intentar descubrir cuál de ellos es el de la televisión. Enciende la pantalla plana a mano y aparece la CNN.

«… el virus de la gripe aviar continúa su mortífera extensión por el sur de Asia. En el ámbito político, la comisión electoral de Iowa se ha fijado para finales de esta semana, seguida por las primarias de New Hampshite, aunque aún es difícil predecir qué candidato republicano de los ocho será elegido para retar al presidente Obama. Muchos consideran al senador Crist como el favorito, pero su apoyo a los programas del presidente puede jugar en su contra. Otro de los favoritos es el gobernador Prescott, que recientemente ha recibido el refrendo de Newt Gingrich. De los seis candidatos restantes, sólo el senador Cubit…».

Jennifer vuelve, con su cabello azabache recogido hacia atrás y un toque de maquillaje en el rostro.

—Vale, ya me siento humana. ¿Qué pasa?

—¿Dónde está tu portátil?

—Seguramente enterrado bajo un montón de basura. ¿Por qué?

—Alguien me ha enviado hoy el enlace de un vídeo. Quiero que lo veas.

Jennifer frunce el ceño y después lo guía hasta la mesa del comedor, donde localiza el portátil bajo un montón de sabanas.

—Entra en YouTube y escribe Rockefeller revela a Aaron Russo el fraude del 11-S.

—¿Russo? ¿El tipo aquel del cine que se presentó a gobernador de Nevada hace un tiempo? Pensaba que había muerto.

—Antes de morir, hizo esta entrevista con Alex Jones.

—Ace, Alex Jones es un chalado «conspiranoico».

—Ve el vídeo.

Le da al play a regañadientes. El antiguo productor cinematográfico y liberal aparece en la pantalla.

«El objetivo último de esa gente es crear un único gobierno mundial dirigido por la banca… dirigido por los banqueros. Y lo están haciendo por partes… la constitución europea es una de ellas. Ahora están intentando hacer lo mismo en América con North American Union. Y quieren crear una nueva moneda llamada Amero. Su plan es crear un único gobierno mundial, donde todo el mundo tenga implantado un chip RFI[26]… el dinero estará en esos chips… así que no habrá moneda… y todo esto que quieren llevar a cabo viene directamente de Rockefeller».

—Ace, ¿has venido hasta aquí para hacerme ver una locura «conspiranoica»?

—Se refiere a Nick Rockefeller, un fiscal que intentaron reclutar para el Consejo de Relaciones Internacionales.

—Ace, ¿tienes idea de lo ocupada que estoy?

—Shh… ¡escucha esta parte!

«Rockefeller me contó que iba a ocurrir algo, once meses antes del 11-S… pero nunca me dijo qué iba a suceder exactamente. Y aparte de eso, que íbamos a invadir Afganistán para poner oleoductos en el Mar Caspio e Irak para recuperar los campos de petróleo; y que íbamos a establecer una base en Oriente Medio para hacerlo partícipe de un nuevo orden mundial, y a ir a por Chávez en Venezuela. Y después ocurrió lo del 11-S. Él me dijo que íbamos a mandar soldados para que buscaran a gente en las cuevas en Afganistán, Pakistán y sitios así, y que iba a existir una guerra basada en el terror, donde no existiría enemigo real, y que todo sería una enorme falsa, pero que ése sería el modo en el que el gobierno conseguiría la aprobación de los americanos…».

Jennifer detiene el vídeo.

—Así que uno de los Rockefeller es clarividente. ¿Y qué?

—No me trates con condescendencia, Jen. Kelli y tú conocíais bien a esos tipos. Quiero saber de qué va el tema.

—¿Qué tema? ¿La conspiración del nuevo orden mundial?

—No. El Consejo de Relaciones Internacionales. ¿Estuvieron involucrados en el 11-S?

—Ufff… —Agarra una manta de lana tejida a mano, vuelve al cuarto de estar y se enrosca en el sofá. Ace se sienta frente a ella en una mecedora de bambú—. Mira, hay tres comités de expertos importantes en el mundo occidental: el Consejo de Relaciones Internacionales, la Comisión Trilateral y el Grupo Bilderberg. Estas organizaciones incluyen políticos de ambos partidos, científicos, y sí, millonarios como los Rockefeller, entre sus miembros. Casi todos los presidentes y candidatos presidenciales son, o han sido, miembros. El CRI fue creado por la Administración Woodrow Wilson y el consejero del presidente, Edward House, que seguramente era marxista. House jugó un papel decisivo en la aprobación de la Ley de Reserva Federal, que permitía que un banco central privado creara moneda estadounidense en lugar del Congreso. Naturalmente, los banqueros consiguieron mucho dinero gracias a esta ley, así que no es una coincidencia ni una conspiración; la creación de todas estas instituciones financieras globales forma gran parte de la agenda del CRI.

—¿Qué pasa con los medios de comunicación?

—¿Qué pasa con ellos?

—¿Son miembros?

—No es un secreto. Entra en su página web, tienen una lista de sus miembros. Periódicos, televisión, revistas. David Rockefeller es el presidente de la junta.

—De acuerdo con Aaron Russo, es un presidente con planes.

—Todo el mundo tiene planes. Tú planeaste venir aquí. Eso no significa que formaras parte de la conspiración para derrumbar el World Trade Center.

—Si todos esos poderosos políticos, banqueros y medios de comunicación son miembros, ¿por qué nunca he oído hablar de esos grupos?

—Creo que acabas de responder tu propia pregunta.

—Hablame de la Comisión Trilateral.

—Rockefeller y Zbigniew Brzezinski la pusieron en marcha en 1970. Brzezinski cree en un gobierno global. La Comisión Trilateral se usó para desarrollar relaciones económicas y defensivas entre Norteamérica, Europa Occidental y Japón.

—Pero eso no son gobiernos. Son sólo… comisiones.

—Comisiones fundadas por los agentes de bolsa más poderosos del mundo. Éstos son los que manejan el cotarro, Ace. Nadie llega a ser presidente sin su bendición. Acuérdate de Jimmy Carter. ¿Cómo crees que un oscuro granjero de cacahuetes, gobernador de Georgia, llegó a ser presidente? Más aún, mira a Ron Paul. En 2008, ese tipo recaudo más dinero que cualquier otro republicano, y llevó un mensaje que era atractivo para los votantes jóvenes. Pero cometió dos errores: desafió públicamente la legalidad de la Ley de Reserva Federal y dijo que terminaría la guerra tan pronto como llegara al poder. El CRI está dirigido por los bancos de la Reserva Federal, así como por las principales empresas que se benefician de la guerra. Antes de que pudiera decir «censurado», los medios de comunicación dejaron de decir el nombre de Ron Paul. Incluso lo dejaron fuera del debate.

—Mencionaste a un tercer grupo.

—Bilderberg. Básicamente es otro grupo de elitistas con planes globales, éstos con raíces en Europa Occidental.

—¿Obama?

—¿Que si es miembro? No lo sé. Pero su administración está llena de ellos, incluyendo a Brezinzski. No lo juzgues con dureza… el tipo aún sigue vivo. JFK decidió que quería desmantelar la CIA y está bajo tierra. —Jennifer sonríe—. Ups, más teorías conspiratorias.

—Hipotéticamente, ¿podría un candidato independiente, digamos un tipo como el senador Mulligan, ganar alguna vez la presidencia?

—¿Y seguir siendo independiente? No es muy probable. Tendría que ser multimillonario. Incluso así, seguramente lo reclutarían o lo matarían. Como cualquier otra cosa en esta vida, ganar las elecciones, esencialmente, es cuestión de dinero. El dinero compra el mensaje. El mensaje consigue que los candidatos sean elegidos. Ni la verdad, ni la política, ni el currículo, ni las condecoraciones militares… el mensaje. En lo que se refiere a dar su voto, la mayoría de los americanos se acercan a las urnas creyendo que están votando a alguien que comparte sus propios valores, o que asegurará sus necesidades. La realidad es que la mayor parte de las políticas de los candidatos están pensadas para satisfacer los intereses de sus votantes. Consiguen ser elegidos gracias al mensaje. Dame suficiente dinero para bombardear los medios y conseguiré que Elmer Fudd sea elegido, siempre y cuando sea capaz de ir a la iglesia de vez en cuando, y de perder su ceceo.

—¿Y si uno de los candidatos basara toda su campaña en un plan radical para reemplazar y conservar los combustibles fósiles? Sé que Obama ha dado marcha atrás a un montón de acciones tomadas por Bush, pero el Congreso ha hecho también demasiados tratos a escondidas, debilitando su política energética para satisfacer al partido republicano. Lo que necesitamos ahora son cambios radicales, una economía basada en energía ecológica y en conservación, un plan energético orientado a las instalaciones locales y a la energía alternativa… incluso una nueva metodología de alimentación, usando granjas orgánicas y reestimulando el suelo, no estas industrializadas ciudades-granja basadas en el petróleo y abonadas con esteroides dirigidas por Monsanto. En lugar de quemar la ciudad para salvarla, la reduciremos para hacerla más eficiente. Piensa en ello, Jen. Dejaremos de depender de Oriente Medio, dejaremos de sufrir guerras falsas basadas en el terror.

—Eso nunca ocurrirá, Ace.

—¿Por qué no?

—Porque estás jugando con los beneficios. Los poderes nunca lo permitirían. ¿Esperas que esos reyes sacrifiquen una habitación de su palacio por el bien de sus siervos? A los reyes no les importan una mierda sus siervos. Ni en Arabia Saudí, ni en Occidente.

—¿No? Bueno, hay un viejo refrán que dice: «Si la gente no temiera al gobierno, el gobierno temería a la gente».

—¿Vas a liderar una revolución?

Ace mira por la ventana del balcón que da a Central Park, cuyos caminos y puentes quedan camuflados bajo una fresca manta de nieve. Desde donde está casi puede ver el lugar donde asesinaron a su mujer. Las palabras de Kelli vuelven a su mente ahora, como si su mensaje hubiera sido elaborado precisamente para ese momento: «El único modo de evitar que la sociedad caiga por el precipicio es un cambio radical…».

—Ésa es la razón por la que me mudo —dice Jennifer, malinterpretando su expresión—. Ya no puedo soportar mirar por esa ventana.

Ace se gira para mirarla, momentáneamente sorprendido. Durante unos breves segundos, Jennifer es la hermana gemela de su esposa, una versión con el cabello más oscuro… antes de la quimioterapia.

—Ace, ¿estás bien?

—La noche en la que Kelli murió estaba intentando advertirme sobre algo. Dijo que iba a ocurrir algo malo.

—¿Le contaste eso a los de Seguridad Nacional?

—¿Antes o después de que me dejaran inconsciente? No, Jen, no dije nada. Por lo que sé, podrían haber sido ellos quienes la sentenciaron a muerte.

—Qué tontería.

—¿Sabías que estaba escribiendo un libro?

—¿Qué clase de libro?

—Unas memorias. No llegó a enseñármelo, pero me imagino que hay un montón de gente en Washington que no estaba precisamente ilusionada con la idea.

—¿Y crees que la mataron por eso? Venga, Ace. Decenas de antiguos miembros de las cámaras y de generales escriben memorias cada año. Y ninguno de ellos ha sido castigado, como tú dices.

—Kelli decía que iba a producirse otro ataque, algo mucho peor que el 11-S.

—¿Extremistas islámicos?

—Harán que parezca eso, pero serán los neoconservadores los que muevan los hilos.

—¿Kelli dijo eso?

—Con otras palabras. Quería que la ayudara. Quería exponer el complot.

—¿Cómo?

—Durante los últimos seis años, mis equipos de PetroConsultant han estado recogiendo datos nuevos sobre las reservas petrolíferas mundiales. El mes pasado les dije a un grupo de senadores que nos quedaríamos sin petróleo en un lapso de entre cinco y siete años. Pero ¿y si estoy equivocado? ¿Y si el final está mucho más cerca de lo que pensamos?

—Estás exagerando.

—¿Seguro? Menos de un año antes del 11-S, Dick Cheney comenzó a concertar todas esas reuniones secretas sobre energía. Kelli estuvo en esas reuniones. ¿Y si el 11-S y la invasión iraquí fueron sucesos premeditados, puestos en marcha por los neoconservadores como excusa para asegurarse las últimas reservas de petróleo?

—Ya estamos otra vez…

—Escúchame. Cheney se ha pasado los últimos tres años acusando al presidente de ser débil con los terroristas. ¿Y si no está sólo intentando defender sus políticas ilegales? ¿Y si sabe que se acerca otro ataque, manipulado por los poderes que ya no están en el poder?

—Ace…

—Si un ataque tuviera lugar antes de las elecciones de noviembre, ¿quién ganaría la presidencia?

—Seguramente, el partido republicado. Pero todo esto no tiene sentido… es la teoría de la conspiración número 101, directamente sacada de Alex Jones y Prison Planet. Tú no eres un chalado «conspiranoico», Ace. Deja de pensar como uno de ellos.

Jennifer golpea una caja con el pie, enviando libros por todas partes.

—Por una vez, Jennifer, ¿podrías escucharme con una mente abierta?

Jennifer agarra la manta, insegura. Conoce el pasado de Ace, y cómo reacciona bajo presión.

«El asesinato de Kelli. La pérdida de su empleo. El arresto. En ese estado mental, es capaz de cualquier cosa…».

Ace toma aliento profundamente y se calma.

—Mi mejor amigo murió en la Torre Norte. Trabajaba en una de las firmas inversoras de las plantas superiores. Dejó una esposa y tres hijos.

—Lo siento.

—Mientras él y sus compañeros morían entre las llamas, los gusanos que conocían los ataques se llevaron un buen pellizco a través del comercio interior. Es por eso por lo que estaba allí tan temprano aquel día, estaba intentando terminar el papeleo de la noche anterior. Yo no creo en teorías conspirativas, Jennifer, pero la mierda que nos contaron desde Washington no tenía sentido. ¿Recuerdas al golfista Payne Stewart? Su avión privado fue interceptado por los cazas de las Fuerzas Aéreas en cuestión de minutos después de desviarse del rumbo, y aun así esos cuatro aviones comerciales no fueron interceptados, y uno de ellos se las arregló para volar en círculos sobre el espacio aéreo más protegido del planeta antes de golpear el Pentágono. La metedura de pata más grande de la historia militar… ¿y nadie perdió su trabajo? Mi amigo murió porque un montón de gente se equivocó y no actuó… o fueron instruidos para no actuar, y ahora mi esposa ha muerto por las cosas que sabía. Tú misma acabas de decirme que la gente que tiene el poder haría cualquier cosa para mantenerse ahí.

—Nunca he hablado de asesinar a gente.

—¿Cuánta gente ha muerto a causa de nuestra invasión de Irak? ¿Un millón? Asesinar a gente es lo que haces cuando invades un país con excusas falsas. Tu prima murió creyendo que iba a pasar algo de nuevo, y por eso la creo.

—Creo que deberías irte. Hablo en serio, Ace. Por favor, vete.

—Bien. —Se dirige a la puerta—. Por cierto, te equivocas en algo. No todas las cosas de esta vida son cuestión de dinero. Kelli necesitó un cáncer para darse cuenta de ello.

Se marcha… y Jennifer da un portazo a su espalda.

«No es necesario un contratista para tener derecho a un reembolso».

Rhonda James, portavoz de el Cuerpo de Ingenieros del Ejército

de los Estados Unidos, refiriéndose al hecho de que Halliburton

recibiera un reembolso casi total en un disputado contrato de 2.41 mil millones de dólares para transportar petróleo

y reparar las instalaciones petrolíferas en Irak.

«El presidente ha nombrado a Barbara Bodine directora de Irak Central. Muchos en el gobierno están molestos con el nombramiento, debido al bloqueo de la investigación USS Cole, que algunos dicen que habría descubierto la confabulación del 11-S. Su error fue no disculparse, o admitir que estaba equivocada».

WASHINGTON TIMES, 10 de abril de 2003

(Bodine fue más tarde despedida por hacer un mal trabajo).

«Si los demócratas fueron capaces de llevar a cabo la guerra del terror, entonces creo que yo debería estar cantando en "American Idol".»

Vicepresidente Dick Cheney, 24 de marzo de 2006.

«El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciese la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del día, y asimismo de la noche».

Apocalipsis 8:12