GARY LEE SCHAFER, DIRECTOR
Unidad Fundamentalista Radical
Sección de Contraterrorismo y
Oriente Medio FBI-HQ
29 de diciembre de 2011
Director Schafer:
Este mensaje de correo electrónico servirá como seguimiento de las comunicaciones con origen en FBI-Chicago entre el 14/12 y el 27/12/11. FBI-Chicago ha confirmado que el sospechoso Jamal al-Yussuf ha recibido ingresos desde una cuenta de las Islas Caimán por un total de 112210$. El sospechoso Omar Kamel Radi ha recibido ingresos por un total de 117540$. Durante las últimas tres semanas ambos sospechosos han vaciado sus cuentas bancarias. Ninguno ha sido visto desde entonces.
Hemos recibido confirmación de la división de Apoyo Estratégico (AE) en Irán indicando que ambos sospechosos habrían sido reclutados de la Qods iraní (Guardia Revolucionaria Islámica) en algún momento entre diciembre del 2007 y abril del 2008. La foto vigilancia confirma al sospechoso Jamal al-Yussuf en la base de instrucción Imam Ali, ubicada al norte de Teherán (calle Alborz Kouh), entre abril del 2007 y diciembre del 2009. Un informador de AE coloca al sospechoso Omar Kamel Radi en la base de entrenamiento Bahonar, cerca de Karaj Dam, en Teherán (autopista Chalous) entre junio del 2007 y diciembre del 2009.
Inmigración confirma que el sospechoso Jamal al-Yussuf llegó a los Estados Unidos (Nueva York) en febrero del 2011. El sospechoso Omar Kamel Radi lo hizo dos meses más tarde (abril del 2011). Ambos sospechosos se encontraron en septiembre en Aurora.
Con esta nueva información, solicitamos:
• Vigilancia electrónica para reubicar a los sospechosos.
• Supervisión del FBI de las actividades de los sospechosos.
• Vigilancia de la NASA de la actividad en los teléfonos móviles de los sospechosos.
Respetuosamente,
Adrián Paul Neary, Director
FBI-Chicago
El director Schafer relee el mensaje por tercera vez, con el pulso acelerado.
* * *
Aunque en un principio se preparó como ingeniero de sistemas informáticos, Gary Lee Schafer fue reclutado nada más salir de la universidad por la Agencia de Investigación Federal para trabajar en la División de Seguridad Nacional en los cuarteles generales del FBI. Después de completar su instrucción en Quantico, Virginia, fue destinado a Nueva York para que se concentrara en investigaciones criminales y de espionaje. Allí diseñó programas para contrarrestar el terrorismo doméstico y prevenir el uso de armas de destrucción masiva contra la población del país y su infraestructura crítica.
Lo que parecía una prometedora carrera descarriló en 1993.
El 26 de febrero, una bomba de media tonelada detonó en el aparcamiento situado bajo el World Trade Center. La explosión mató a seis personas e hirió a más de mil. Si la furgoneta que transportaba la bomba hubiera sido aparcada un par de metros más cerca de una columna de apoyo principal, la torre entera podría haberse derrumbado.
El FBI tardó poco en detener a un sospechoso, Mohammad Salameh, que estúpidamente había intentado recuperar la fianza de cuatrocientos dólares de la furgoneta alquilada. Más conspiradores fueron rápidamente capturados en lo que parecía ser una buena racha del FBI.
En realidad, el FBI había errado al seguir las pistas de un caso previo que habría evitado el ataque. Y fue su joven y prometedor agente Gary Schafer quien denunció el hecho.
El 5 de noviembre de 1990, Meir Kahane, fundador de la radical Liga para la Defensa Judía, estaba dando una conferencia antiárabe en un hotel de Nueva York cuando El Sayyid Nosair, un inmigrante egipcio de treinta y seis años de edad, hirió al rabí de un disparo mortal en el cuello. Nosair era parte de un grupo de musulmanes que despreciaban tanto a Israel como al líder egipcio Hosni Mubarak. Cuando se registró la residencia de Nosair, la policía descubrió manuales paramilitares, mapas y diagramas de edificios, incluido el del World Trade Center.
El agente Schafer creyó que las pruebas indicaban que una cédula terrorista musulmana había planeado el asesinato de Kahane, y que había más ataques en el horizonte. Desafortunadamente, los supervisores de Schafer se mostraron reacios a expandir su investigación, apostando en su lugar por un encarcelamiento rápido.
Cuando comenzó el juicio a Nosair, se produjeron revueltas en el exterior de los juzgados y amenazas de muerte contra el juez y los abogados. Con el fin de descubrir más cosas de los musulmanes, el FBI contrató a un informador, Emad Salem, un antiguo oficial del ejército egipcio de cuarenta y tres años, para que se infiltrara en el grupo. Salem, al final, se convirtió en el guardaespaldas de Sheik Abdul Rahman, un clérigo radical musulmán. La CIA, mientras estuvo en Pakistán reclutando musulmanes para luchar contra los soviéticos en Afganistán, a finales de los 80, subvencionó a Rahman
Por increíble que parezca, el jurado declaró a Nosair no culpable de la acusación de asesinato, pero culpable de la posesión de un arma de fuego (el arma asesina que mató a Kahane). Mientras tanto, Salem continuó su labor como informador del FBI, enviando la información directamente al agente Schafer, algo por lo que le pagaban quinientos dólares a la semana.
Durante el verano de 1992, Salem les advirtió de que el grupo musulmán estaba planeando un atentado en Nueva York. El agente Schafer reportó la información de Salem, pero sus supervisores del FBI estaban convencidos de que el informador estaba mintiendo para conservar su trabajo, así que decidieron terminar el trato.
Seis meses después el World Trade Center fue atacado.
Después del suceso, el FBI volvió a contratar a Salem y le prometió un millón de dólares si revelaba alguna prueba de un complot terrorista adicional. En lugar de eso, Salem grabó, en secreto, sus conversaciones con los agentes del FBI, lo que señaló directamente a los jefes del agente Schafer como responsables de no haber prestado atención a sus advertencias anteriores. Muchos acusaron a Schafer de haber instigado a Salem para que realizara las grabaciones.
El FBI quedó doblemente avergonzado cuando descubrió que los contenidos obtenidos del apartamento de Nosair años antes contenían pistas importantes que habrían sacado a la luz los planes del atentado.
A pesar del hecho de que los terroristas musulmanes estuvieron cerca de asesinar a miles de americanos, no hubo una investigación del Congreso sobre los errores del FBI. El director, Louis Freeh, fue elogiado, y varios agentes recibieron recomendaciones.
El agente Schafer, sin embargo, sufrió el destino compartido por muchos otros soplones: su prometedora carrera se estancó para siempre.
Durante los siguientes dieciséis años, las propuestas de promoción de Gary Schafer fueron sistemáticamente olvidadas, de modo que se vio obligado a sentarse y observar cómo agentes menos cualificados subían la escalera de mando del FBI. Entonces, seis meses atrás, Shafer se encontró con Jeff Anders, su viejo compañero de piso en Quantico. Anders lo invitó a un viaje de submarinismo a las Caimán, y pronto comenzaron a hablar de negocios.
Como Shane Torrence y Marco Fatiga, Apoyo Estratégico había reclutado a Anders después de tres servicios militares en Oriente Medio. Anders contó a Schafer que había ayudado a que Apoyo Estratégico estableciera una red de espionaje en Irán. Estaba preparándose una operación de vigilancia local, una que exigía un leal par de ojos en el FBI-HQ. Si Schafer estaba interesado, podía llegarse a un acuerdo.
Anders preparó una reunión entre Schafer y Graeme Turnbull, un coronel retirado que había servido en Irak. Dos meses después, el director de la Unidad Fundamentalista Radical del FBI decidió retirarse inesperadamente y le ofreció el puesto a Gary Lee Schafer, así como un aumento sustancial de su sueldo.
* * *
Calmando sus nervios, Schafer responde el mensaje.
Director Neary:
La CIA e Inteligencia Militar estiman que la Qods iraní recluta a más de treinta mil ciudadanos extranjeros al año, incluyendo a individuos no mercenarios de Arabia Saudí, Bahrein, Afganistán, Jordania, Irak y varios países europeos. Dadas las circunstancias, la información que su departamento ha entregado al FBI-HQ no justifica los costosos dispositivos de vigilancia solicitados.
La continua monitorización de las transacciones bancarias de los sospechosos, y el uso de la identificación, debería reestablecer las nuevas localizaciones de los sospechosos. Infórmeme directa e inmediatamente de cualquier progreso.
G.L. Schafer, Director
Schafer relee su respuesta varias veces y después pulsa ENVIAR. Apaga su ordenador, sale de su despacho, informa a su ayudante de que va a hacer una pausa para comer y baja en el ascensor hasta la planta baja.
Un paseo de quince minutos lo lleva hasta la cabina telefónica de la biblioteca. Marca el número memorizado, deja que suene tres veces, cuelga y luego espera sesenta segundos antes de llamar de nuevo.
—Habla.
—Chicago está en la pista.
—Comprendido.
La comunicación se corta.
«Las familias del 11 de septiembre que lucharon y finalmente obtuvieron una investigación independiente (la Comisión del 11-S) plantearon más de cuatrocientas preguntas que la Comisión del 11-S adoptó como si fueran un mapa de ruta. La gran mayoría de estas preguntas fueron completamente ignoradas en las vistas de la Comisión, así como en el informe final. Los miembros de la Comisión del 11-S mostraron increíbles conflictos de intereses. Las familias pidieron la reasignación del director ejecutivo Philip Zelikow, miembro de la Administración Bush y amigo íntimo de Condoleezza Rice, pero fueron ignorados. Max Cleland, uno de los miembros de la Comisión, dimitió, definiéndola como una "estafa" y un "lavado de cara". El Informe de la Comisión del 11-S es notable precisamente por sus obvias omisiones, distorsiones y falsedades… ignoró cualquier cosa incompatible con el relato oficial, desterró las cuestiones importantes a pies de página, e incluso descartó la aún sin resolver pregunta de quién financió el 11-S como "de poca importancia práctica".»
911TRUTH.ORG
«No vamos a hacer tratos. Si alguien quiere un acuerdo, emitiremos citaciones. ¡Ése es el trato!».
Max Cleland, senador de Georgia y miembro de la Comisión
Kean del 11-S, en referencia a un trato con la Casa Blanca de Bush
para permitir que un grupo de comisionados escogidos a dedo
tuvieran acceso al Boletín Presidencial Diario
(Cleland, posteriormente, dimitió de la Comisión).