Como siempre, estoy agradecida a todos los que generosamente comparten su experiencia con un nuevo viaje de Scarpetta. Todos sois de gran ayuda para lograr la magia de la lectura.
Gracias, doctora Marcella Fierro, por todas las referencias forenses-patológicas, y como siempre le estoy muy agradecida al doctor Nicholas Petraco, un verdadero gurú a la hora de rastrear pruebas y evidencias.
Estoy en deuda con Stephen Braga por guiarme a través de diversos dilemas legales y escenas durante un juicio, y con el detective de la policía de Cambridge Danny Marshall por dejarme patrullar con él.
Abrazos a Dan y Donna Aykroyd por invitarnos a Staci y a mí a unirnos a ellos en una excavación de dinosaurios en un lecho óseo al noroeste de Canadá, donde me encontré un diente de setenta millones de años y la idea para esta novela.
Qué maravilla que la Guardia Costera de Estados Unidos (San Diego) y la unidad de la Marina del cuerpo de Bomberos de Boston accedieran a compartir sus lanchas rápidas conmigo.
Siempre estaré en deuda contigo, Connie Merigo, directora de rescates del acuario de Nueva Inglaterra, por enseñármelo todo sobre las tortugas marinas, y permitirme acercarme lo suficiente para tocar y oler a una tortuga laúd.
Y, por último, las palabras de agradecimiento no son suficientes para mi pareja, la doctora Staci Gruber, mi musa para la tecnología y para todo lo demás.