¿Quién era el hombre más rico del mundo, cuando escribí esto, en 1971? ¿Y qué se retorció hasta mi máquina de escribir para decirme que esta clase de hombre rico moriría en circunstancias misteriosas e inexplicables?
Estoy desvergonzadamente orgulloso de algunas de las cosas que he hecho, y puedo hacer, con una máquina de escribir. He pasado por un montón de repeticiones, errores y pulidos para aprender a hacerlo.
Pero de vez en cuando pasa algo de lo que en su momento no soy consciente, y que no sale a la luz hasta que releo un pasaje que he escrito. Entonces veo centenares o millares de palabras escritas en una forma ajena a mi persona; escritas, por así decirlo, en una «voz» diferente, y conteniendo, a veces, material y datos a los que no tenía, ni podía tener, acceso en aquel momento, y (bastante más a menudo) reacciones y actitudes emocionales que no he experimentado. Es un fenómeno que escapa a mi control; o sea, no tengo manera de controlarlo o invocarlo. Debo limitarme a esperar que pase, cosa que suele suceder bastante. Cuando sucede, me embarga la humildad; cuando me felicitan por ello, me siento culpable.