Mi madre, Karen Bates, me ha animado, me ha inspirado, me ha apoyado y ha pasado infinitas horas revisando el original conmigo entre cucharadas de yogur helado. También me ha enseñado a reírme cuando me pongo en evidencia y sugirió que convirtiera todos esos momentos bochornosos en una novela y un medio de vida. Por encima de todo, me quiere, por muy patosa que sea. ¡Gracias, mamá! Y al resto de mi familia: sigo sin tener intención de pagar la cuenta. Haceos a la idea.

También me gustaría dar las gracias a mi increíble agente, Laurie McLean, a mi fantástica editora, Megan Records, y al maravilloso equipo de Kensington Teen. ¡Gracias por vuestro apoyo!