Pues sí, este capítulo es para vosotros. No creáis que iba a dejaros de la mano de Dios.

Sé que pensáis que somos unos seres misteriosos, de costumbres incomprensibles, aparentemente humanas pero con códigos indescifrables para el 98 por ciento de la mitad de la humanidad a la que pertenecéis, así es que, en un gesto de generosidad sin precedentes, voy a contaros algunas cosas que pueden hacer que una relación funcione (nivel usuario). No aseguro nada, pero de verdad, no somos tan complicadas, ya veréis…

COSAS QUE NOS GUSTAN A LAS CHICAS. A TODAS. TE LO JURO

  1. No se trata de una leyenda urbana, como la muerta de la curva o el triángulo de las Bermudas; a las chicas nos gustan los hombres que nos hacen reír. Un poco, al menos. Y los que se ríen con nosotras. Si cuando os estamos contando algo gracioso nos miráis con cara de vaca viendo pasar el tren no nos gustará nada. Así que hacednos reír y reíos con nosotras. Además de tenernos encantadas, vuestra esperanza de vida aumentará considerablemente.

  2. Que nos preguntéis qué tal nos ha ido el día y pongáis cara de verdadero interés. Si no estáis muy entrenados, fijaos en cómo lo hacen los perros cuando su amo les habla. Ponen cara de interés y de estar entendiendo. Después de algunos días de práctica os saldrá solo.

  3. Ya sé que esto es para un nivel muy avanzado, pero nos chifla que hagáis cosas que hay que hacer sin que tengamos que pedíroslo. Puede ser tirar la basura, hacer la compra, enviarnos un sms a mitad de mañana o construir un búnker familiar en el jardín por si estalla una guerra. Así que sacad la bola de cristal y tratad de sacar conclusiones…

  4. No conozco a ninguna mujer que no quiera sentirse protegida. Exceptuando a Lara Croft, todas queremos tener esa sensación con nuestra pareja. Pero ojo, esto no implica liarse a puñetazos cuando un tipo nos mire en un bar ni quitarnos el teléfono para seguir la discusión con nuestro jefe. No.

    Cuando hablamos de sentirnos protegidas, hablamos de escuchar nuestros problemas mientras nos tranquilizáis y preguntáis: «¿Qué puedo hacer?», de abrirnos la puerta al entrar en un restaurante en vez de que esta nos obligue a una rinoplastia no planificada después de haberse estampado contra nosotras, de presentarnos cuando nos encontramos con gente, de abrir los botes antes de que la presión haga que se nos salgan los ojos de las órbitas.

  5. Deberéis entender, o por lo menos resignaros a que, aunque tengamos cinco bolsos sin estrenar, necesitamos uno más. Esto no admite discusión.

  6. Si decidimos criticar a alguien, por favor, apoyadnos, no le defendáis. Si después de una fiesta, de vuelta a casa se nos ocurre comentar que la mujer del chico rubio que llevaba el traje de Hugo Boss tenía pinta de no haberse comido un bocadillo de chorizo en su vida, y que ese vestido extremadamente corto que llevaba no le favorecía nada, no se os ocurra decir: «Pues a mí me gusta». No. No. No.

    La frase correcta sería algo así como: «No me he fijado mucho en ella, la verdad. Pero es cierto que las mujeres demasiado delgadas dan como cosa. ¿Quién quiere una talla 36 cuando puede tener esas curvas que tienes tú luciendo la 40?».

    Y cambiad de tema rápido. Tampoco hace falta jugársela.

  7. Tenéis que entender que a veces necesitamos hablar con una amiga por teléfono durante una hora y tres cuartos. Puede resultaros molesto, pero es vital para nosotras. No nos lo reprochéis.

  8. Tirar cosas viejas. Tirar… VUESTRAS cosas viejas (si no queréis que vuestra horrible chaqueta bicolor con parches militares que adoráis acabe en la basura, con la consiguiente bronca posterior, podéis dejar estratégicamente situadas cosas de las que no os importe desprenderos… aunque no subestiméis nuestro poder rastreador: esa chaqueta acabará en la basura).

  9. Escuchar una y otra vez una canción que nos gusta y que, sin duda, representa fielmente cómo nos sentimos en ese momento. Prestad atención a la letra, aunque esté cantada por Eros Ramazzotti y sintáis que la cabeza os va a estallar. Quizá estamos intentando deciros algo.

  10. Y, pase lo que pase, invitad vosotros en las ocasiones especiales. Léase primera cena, aniversario… Aunque salgáis con Ivanka Trump.

LO QUE NO NOS GUSTA. NUNCA. EN NINGÚN CASO

  1. Que no paguéis la primera cena (¡sorpresa!).

  2. Que miréis el culo a otra. Olvidaos, jamás pasa desapercibido, ni siquiera cuando lleváis puestas las gafas de sol.

  3. Que en la cama nos preguntéis: «¿Qué tal he estado, te ha gustado?». Si no lo sabéis es que ha estado mal. Directamente.

  4. Los celos que amargan fiestas. Si tenéis problemas de autoestima, hay terapeutas estupendos que os pueden ayudar.

  5. Que jamás os pongáis celosos por nada (un puntito de sangre en las venas se agradece), así estemos subidas a caballito, en bikini, a un sueco desconocido mientras este trota por la orilla de la playa.

    Puede parecer contradictorio, pero no lo es.

  6. Que nos preguntéis, en medio de una acalorada discusión, si nos va a venir la regla. NUNCA. JAMÁS LO HAGÁIS. Bastante tenemos nosotras…

  7. Que no os depiléis.

  8. Que os depiléis… más que nosotras.

CONSEJOS PRÁCTICOS PARA HOMBRES PRÁCTICOS QUE AMAN A UNA MUJER

  1. Cuando os preguntemos: «¿Qué tal me queda?», la respuesta correcta puede y debe ser algo así: «Oh, mi vida, estás maravillosa… a ver, déjame que te vea por detrás… increíble, estás increíble».

    Si lo que nos hemos puesto os parece un horror siempre podéis añadir: «¿Sabes qué me muero por verte puesto?». Y ahí introducís la prenda que creéis que nos quedaría mejor que lo que llevamos puesto. Pero no se os ocurra descojonaros de lo que llevamos. Jamás. Nos arreglamos para vosotros, no nos hagáis sentir mal.

    Y si tardamos tanto es porque lo hacemos con mimo. Las ultrafeministas alemanas tardan menos, pero no creo que queráis ir a cenar con una…

  2. Cuando os preguntemos: «¿En qué piensas?», debéis tener una pequeña lista de respuestas preparadas. No puedo entender cómo tras más de dos mil años después de Cristo no lo habéis entendido… Os lo vamos a seguir preguntando. Nos interesa.

Listado de posibles respuestas

«Pienso en lo mucho que me gustaría estar ahora mismo contigo en una cabañita junto al mar, en las Seychelles… y en que nuestro vuelo sale en tres horas. No hagas maleta, compramos todo allí». (Esto no falla. Te venerará de por vida, y sus amigas llorarán lágrimas de sangre de la envidia).

«En que cada día te veo más guapa…», un clásico que no falla. Recomendada para esos momentos en los que, realmente, vuestro cerebro está recibiendo el riego sanguíneo justo. Deberíais ser capaces de decirla incluso en sueños, o si os despertáis de forma precipitada porque hay un incendio. En ese caso, quizá os pasemos por alto que cambiéis la respuesta por algo más útil, como: «En que tenemos que salir rápido de aquí y llamar a los bomberos». Pero si podéis, que no cuesta trabajo, decidle también lo de que cada día está más guapa.

«Pienso en lo bien que combinan tus apellidos con los míos». Sí, estas cosas nos encantan, somos así de ñoñas… Haremos ver que no lo habíamos pensado mientras nuestro cerebro llora emocionado.

«Estaba acordándome de que ayer, viniendo a casa, vi que en aquella tienda que te encanta tenían el bolso del que te enamoraste… rebajado al 50 por ciento». Ésta es una respuesta de emergencia que hará que ella vuele hacia la calle antes incluso de que acabéis de pronunciar «por ciento». Os dará un par de horas para hacer lo que realmente estáis haciendo cada vez que os preguntamos «¿en qué piensas?»: pensar en nada. Y nosotras no os lo reprocharemos… porque, realmente…, necesitábamos un bolso más.

  1. El ¡HOLA!, sí. El MARCA, no. El ¡Hola! amplía nuestra imaginación sobre cómo son las cosas y las vidas bonitas. Ver el apartamento de Tamara Falcó nos da ideas sobre cómo poner las cortinas (… también sobre qué animales están en extinción y alguna pista del por qué). Ver a Angelina y a Brad en compañía de sus seis hijos nos hace creer en la familia, mientras que el Marca os separa de nosotras. Leed el Marca en horarios libres de nosotras, por favor. Y sí, el baño vale.

  2. Cuando os pongamos los pies helados en vuestro calentito cuerpo no gritéis ni nos apartéis bruscamente, nos gusta calentarnos con vosotros, vosotros lo hacéis continuamente con nosotras… Es justo.

  3. Si cuando nos preguntáis: «¿Qué te pasa?», contestamos: «Nada…», es que, sin duda, nos pasa algo. Y ese algo tiene que ver con vosotros; de lo contrario os contaríamos qué es lo que nos pasa. Si volvéis a leerlo despacio lo entenderéis. Lo mejor es que no insistáis y que vayáis a buscar el bolso que habéis visto rebajado al 50 por ciento.

  4. Por favor, si vais a hacer algo en casa, hacedlo con cara de ilusión. No nos vale que coloquéis el contenido del lavavajillas mientras juráis en hebreo entre dientes. Y si no sois capaces de programar la lavadora, aunque sacasteis con matrícula de honor aquella ingeniería aeroespacial, o habéis olvidado los pasos para hacer una tortilla de patatas… o tenéis serias dudas a la hora de separar la ropa blanca de la de color… para todo eso… LLAMAD A VUESTRA SANTA MADRE.

Que para eso está.

Cuando le pedí a Imanol Arias que escribiese una receta para este libro se echó a reír y me dijo: «Sí, ¡quiero!». Palabras que dichas por él suenan fenomenal. Un «Sí, quiero» de Imanol no es cualquier cosa…

Imanol es un hombre de esos que impresionan al tenerlo delante, es seductor hasta el desmayo y él lo sabe, te mira fijamente como hacen los valientes y no hay manera de no sentirse atractiva a su lado. La presencia de Imanol te hace sentir mujer y bella. Es pura vida. Pura sonrisa. Un hombre al que le gusta ser hombre. Y eso se nota.

Si os atrevéis, preparadle un día a vuestra chica la siguiente receta y contadle que os la ha pasado Imanol…