LA PRIMERA COMIDA CON SUS PADRES

Sí, ha llegado el temido y a la vez esperado momento en el que te vas a encontrar con sus padres. ¡Esto va viento en popa!

Pasada la euforia inicial, te sobrevienen las dudas (porque las dudas son así, muy de sobrevenir), y empiezas a pensar si les gustarás, si soportarás ver en su padre la imagen de tu chico dentro de treinta años (por favor, que tenga pelo, que tenga pelo…), si su madre será una de esas suegras amables que te llenan la casa de tuppers con cocido o si tendrás que enfrentarte a Bette Davis en ¿Qué fue de Baby Jane? (por favor, que sea huérfano, que sea huérfano…).

Para superar este delicado momento con éxito (o simplemente para sobrevivir a él, en el peor de los casos) he elaborado una lista con algunos consejos prácticos que te llevarán a salvar ese primer encuentro con la madre que le parió y su santo esposo.

Y, sobre todo, muéstrate natural. Piensa que si finges ser quien no eres, en el caso de que vuestra relación vaya para largo, vas a tener que mantenerte dentro de ese papel más tiempo del que te gustaría… y no es tan fácil fingir cada domingo que mereces una estrella Michelín en la cocina porque se te ocurrió impresionar a tus suegros con un cátering en aquella primera comida que compartisteis.

Ni fácil, ni barato.

Reconozco que cuando le conté a Malú de qué iba Sexo en Milán y ella me contó que había llegado a tomarse un Orfidal por tener que cenar con una pretendiente a suegra, estallé en carcajadas…

Malú es pura vida, una artista que consigue ponerte la piel del corazón de gallina, comencé comprando sus discos antes de saber que la vida nos haría amigas y vecinas y como el otro día le decía, es de esas mujeres que no le deben nada al azar, en Malú todo es fuerza y tesón, raza y poderío. Siempre y cuando no tenga una suegra delante…