EL LEGADO DEL PEREGRINO
Esos hombres valientes, esas discretas esposas, decidme, ¿de dónde vienen?
¿Por qué rompen los amorosos lazos que a sus familias y hogares les unen?
Es el Cielo el que les asigna su noble tarea: el espíritu del hombre libertar,
no vienen sólo por ellos, vienen por toda la humanidad;
y al imperio del Oeste llevan esta gloriosa ley:
«Una Iglesia sin obispo, un Estado sin rey».
Así que, Príncipe y Prelado, no esperéis seguir doblegándolos a vuestro poder,
el fuego de la devoción inflama sus pechos, y la libertad dicta su proceder.
Y en el fondo de sus valientes corazones saben que mejor no existir
que dejarse amedrentar por un déspota, donde el alma libre no puede vivir.
Y así, en esa oleada invernal, vienen esos exiliados a traernos con su grey
«Una iglesia sin obispo, un Estado sin rey».
• Himno tradicional cantado tras una charla en el Tabernacle, Nueva York, 1843 •