Volví a ver a Rachel dos días después. Yo ya había estado hablando con Jake, para ver si había pasado algo. Pero no había ninguna misión. Todos habíamos trabajado mucho últimamente, con el espantoso asunto de David, el primer nuevo animorph.
David había terminado como yo, convertido en lo que los andalitas llaman un nothlit, una persona atrapada en una metamorfosis. Pero David había quedado prisionero en el cuerpo de una rata. Él no volaría. Él era una presa.
Y, al contrario que yo, David nunca recuperaría los poderes mórficos.
Jake me había dicho que, aunque no había ninguna misión en perspectiva, Rachel quería hablar conmigo. Por lo visto era importante, de modo que esa misma noche volé hasta la casa de Rachel, en cuanto vi que sus hermanas y su madre habían apagado las luces en sus habitaciones.
Rachel había dejado una ventana abierta, como solía hacer a menudo. Muchas veces me presentaba en su casa para hacerle los deberes. No me podéis preguntar por qué. Supongo que es un extraño deseo de seguir en contacto con mi antigua vida.
Pero como os contaba, entré en silencio por la ventana, con la agilidad que da la práctica, y aterricé en su mesa. Ella estaba sentada en la oscuridad, leyendo a la luz de una de ésas lamparitas de libros.
—Hola, Tobías —susurró.
<Hola, Rachel. Escucha, lo del otro día…>
—Ha pasado una cosa —me interrumpió ella
<¿Qué?>
—Alguien ha estado preguntando por ti.
El corazón me dio como catorce brincos. Cuando por fin recuperó su latido normal, casi no podía ni respirar.
<¿Cómo que han estado preguntando por mí?>
Rachel salió de la cama. Llevaba una especie de suéter deportivo muy largo. Supongo que lo usaba como pijama. No reconocí los colores del equipo ni el número.
La verdad es que nunca me han interesado mucho los deportes, y ahora todavía menos.
Rachel encendió la lámpara de la mesilla y se acercó a mí.
—Era un abogado. Dice que era el abogado de tu padre y que también representa a una tal Aria, que por lo visto es tu prima.
<¿Aria? ¿No es eso lo que se canta en la ópera?>
Rachel se encogió de hombros con ese gesto impaciente que tiene ella, que es como si te dijera «¿Tú eres tonto o qué? ¡Atiende!».
—¿Qué más da lo que signifique el nombre?
<¿Mi prima, dices? ¿De quién es familia? Quiero decir, ¿quiénes son sus padres?>
—¿Qué te crees, que la sometí a un interrogatorio?
Yo me eché a reír. No sé por qué, pero cuándo Rachel se pone de mal humor me hace mucha gracia.
—De todo esto me he enterado por Chapman.
De pronto se me pasó la risa. Chapman es el subdirector del colegio al que yo iba. Es también un controlador de alto rango. Un humano totalmente esclavizado por el yeerk que tiene en la cabeza.
<¿Chapman? —pregunté—. ¿Y él cómo lo ha sabido? ¿A ti te ha preguntado algo en concreto?>
Rachel movió la cabeza y su largo pelo rubio le barrió los hombros.
—No. Es que le oí por casualidad preguntarle a su hija Melissa si ella sabía algo de Tobías.
<No me creo nada>
—Nadie se cree nada. Marco está paranoico del todo. Pero a mí me sonó real. Tal vez Chapman sabe más de lo que parece, pero a mí no me dio la impresión de que estuviera interesado en mí.
<A pesar de todo, esto me huele fatal. Marco tiene razón en estar paranoico.>
Rachel se echó a reír.
—Desde luego. Chapman dijo algo como: «Hace meses que Tobías no viene al colegio. Le he llamado a su última dirección y su tutor dice que él creía que estaba con su otra tía».
<Sí, ya. Mi familia es así>, contesté, intentando aparentar buen humor. Mis padres seguramente están muertos. Yo solía andar rebotando entre mi tío y mi tía. Él era un borracho, y ella simplemente pasaba de mí.
Nadie me quería. No lo digo para dar pena, si no porque es verdad. Supongo que tampoco se les puede reprochar. Quiero decir que ellos no pidieron tener un chico en casa así, de repente. Cuando desaparecí me imagino que ninguno de los dos puso demasiado empeño en encontrarme.
—Mira, yo sé dónde se aloja ese abogado —prosiguió Rachel—. Jake ha dicho que todos estamos disponibles para echar un vistazo a este asunto.
<Tiene que ser una trampa —afirmé—. ¿El abogado de mi padre? No tiene sentido. Cuándo mi madre desapareció y mi padre murió, no había ningún testamento ni nada de eso.>
—No sé qué decirte.
<O sea, que el abogado de mi padre, ¿no? Y una tal Aria que se supone que es mi prima. Es una trampa, seguro. Alguien a debido de averiguar quién soy.>
Rachel asintió con la cabeza, pero no estaba del todo de acuerdo conmigo.
—Tal vez. Es probable. Pero se ve que esa mujer ha estado en África todo este tiempo. Acaba de volver y ha visto que nadie sabe dónde estás. Supongo que fue ella quién se puso en contacto con el abogado y con Chapman, para reclamarte.
<¿Reclamarme?>
—Para darte un hogar, Tobías. Un hogar.