17

Cavamos una madriguera en la nieve, sobre unas rocas desde las que se dominaba el hielo. Digo madriguera, pero en realidad era un agujero. Un enorme y húmedo agujero de nieve.

<Yo me pido la habitación con baño>, dije. Nadie se rió.

Volvimos a transformarnos, por décima vez. Nos quedamos tiritando en nuestros cuerpos humanos el tiempo suficiente para ponernos azules (todos excepto Ax, que ya es azul de por sí), y nos convertimos de nuevo en lobos.

La temperatura seguía descendiendo. El hielo crujía y gemía como una eterna tormenta que resonaba en la oscuridad. Era un ruido increíble.

Ya sabéis que dicen que antes todos los continentes estaban unidos en una gran masa, y que a lo largo de millones de años se fueron separando. Pues bien, eso es lo que parecía aquel estruendo, que los continentes se apartaban unos de otros.

Pasamos la noche apiñados en nuestro agujero, intentando no morirnos de frío. Hicimos guardia por turnos. La guardia consistía básicamente en asomar el morro en el aire helado cada dos minutos o así, para ver si captábamos algo.

De vez en cuando se percibía un vago olor extraterrestre.

Los venber todavía nos perseguían. Pero mientras estuviéramos escondidos bajo tierra, sus radares no funcionarían.

<Ax, ¿estás dormido?>, pregunté en mitad de la noche.

<No>, contestó él desde mi pecho. Tobías y Ax se habían trasladado cuando Jake comenzó a quejase de sospechosos picores.

<¿Cuál es la historia de los venber?>

<Todos los andalitas conocen su historia. De hecho, la historia de los venber tiene mucho que ver con la moderna política andalita y nuestros sistemas de relaciones interestelares.>

<Cuéntanos, Ax —pidió Jake—. Es evidente que ninguno podemos dormir, y de todas formas tendremos que transformarnos pronto. ¿Qué sabes de los venber?>

<Lo que sabe todo el mundo. Bueno, todos los andalitas. Los venber eran una especie primitiva, con una fisiología de lo más rara. Única, de hecho. Parece ser que no requieren energía radiante de ningún tipo. Obviamente, sus cuerpos no tienen una base de carbono.>

<Obviamente>, me burlé.

<Fueron descubiertos en los albores de los viajes espaciales andalitas. No los descubrimos nosotros, sino los Cinco.>

<¿Los cinco qué?>, preguntó Cassie.

<Nadie lo sabe. Simplemente se hacían llamar los Cinco. Sin duda para ellos significa algo.>

<Quizá vivían entre los Cuatro y los Seis>, sugerí.

<El caso es que los Cinco descubrieron a los venber y se dedicaron a apresarlos y exportarlos.>

<¿Cómo dices?>

<Básicamente los cosechaban. Parece ser que los venber se funden, se queman, en cualquier caso se hacen líquidos a temperaturas por encima de la de congelación. Y este líquido tiene muchos usos. Sobre todo en la fabricación de superconductores para los primitivos ordenadores de aquella era.>

<Pero, pero… Pero son criaturas inteligentes, ¿no?>, terció Cassie.

<Sí, lo eran. Los Cinco los extinguieron. Aniquilaron a una especie inteligente para acelerar sus ordenadores. Los venber desaparecieron.>

<¡Es espantoso!>, exclamó Cassie.

<Sí —convino Ax—. Pero si te consuela, los Cinco tampoco existen ya. Poco después de que nos encontráramos con ellos por primera vez… Bueno, nadie sabe con certeza qué les pasó. Pero los andalitas de aquella era no son los andalitas de hoy.>

Después de aquello se produjo un largo silencio. Los ánimos, que ya estaban bajos, habían caído por los suelos.

<Una historia estupenda, Ax —bromeé—. Genial para dormir a los niños. Sólo hay una cuestión: si los Vender son una raza extinguida, ¿por qué quieren matarnos?>

<Sólo puedo formular hipótesis. Sospecho que es porque, gracias a las temperaturas de Venbea, los yeerks pudieron recuperar material genético de cadáveres venbers.>

<¿Para crearlos de nuevo?>

<Probablemente combinaron el ADN venber con el de alguna otra especie. Estas criaturas serán híbridos. Parte venber, parte algo más.>

<¿Qué otra especie?>, preguntó Cassie.

Ax vaciló.

<Habría que utilizar alguna especie con una estructura de ADN más compleja. Así sería más sencillo combinar un nuevo ADN.>

<¿Y qué criatura podría ser?>

<¿De entre las especies que tienen a mano los yeerks? Humanos. Estos venber podrían ser híbridos entre venber y humanos.>

Volvimos a quedarnos en silencio. Nos apiñamos unos contra otros, cuatro lobos y un par de pulgas, metidos en un agujero en la nieve, perdidos en el hielo, pensando en tragedias ocurridas en lejanas lunas heladas.

Yo habría dado mi pulmón derecho por una buena hoguera.