18

—Se llaman yeerks —explicó Jake.

Estábamos en el granero de Cassie, entre las jaulas de animales heridos y el olor a heno, medicinas y excrementos. David estaba sentado sobre una bala de heno, frotándose la mandíbula y rodeado de nosotros.

—Son una raza de parásitos de otro planeta. En realidad sólo son unos gusanos grises, pero cuando entran en el cerebro de una persona la hacen su esclava. ¿Recuerdas a las criaturas de más de dos metros que viste en tu casa? Son hork-bajir. Tienen yeerks en el cerebro. Toda su especie ha sido esclavizada por los yeerks.

—Y ahora quieren apoderarse de la raza humana —siguió Cassie—. Miles de personas ya han sido convertidas en controladores. Los controladores son las criaturas que están controladas por un yeerk.

—Mi hermano es un controlador —terció Jake.

—Y tu madre y tu padre ya deben de serlo también —anuncié yo.

Cassie me miró enfadada. Jake, evidentemente, estaba con ella.

Yo me encogí de hombros.

—Tiene que saber lo que está pasando —dije—. Tiene que saber que esto no es un juego.

—¿Qué pasa con mis padres? —preguntó David.

Yo suspiré.

—Mira, la clave del asunto es la caja azul que encontraste. Los yeerks la quieren. ¿Te acuerdas del tipo que se convirtió en un monstruo morado? Es Visser Tres. Es el líder de los yeerks en la Tierra. Es el que dirige la invasión, ¿vale? Y, como ya te habrás dado cuenta, quiere la caja. Y tus padres lo han visto. Y eso es fatal. Los yeerks no quieren que nadie sepa todavía lo que está pasando, de modo que Visser querrá mantener callados a tus padres. Y además, querrá averiguar lo que saben sobre la caja.

David movió la cabeza sin comprender.

—¿Me estáis diciendo que los van a torturar o algo así?

—¡Bueno! —murmuré. Iba a ser difícil explicarlo todo—. Escucha. De momento se han llevado a tus padres a una instalación secreta, subterránea. Es un estanque yeerk y no es un sitio muy agradable. Imagínate una especie de cloaca mugrienta del color del plomo fundido, con dos puentes por encima. Los guerreros hork-bajir arrastrarán a tus padres hasta el extremo de uno de esos puentes y …

—¡Marco! —exclamó Cassie furiosa.

—Los arrastrarán hasta el borde del puente, les harán caer de rodillas y les obligarán a meter la cabeza en el lodo. Y mientras ellos patalean y piden socorro, un gusano yeerk se acercará nadando, y se les meterá por la oreja y se aplanará y se estrujará y se abrirá paso hasta sus cráneos, donde se extenderá sobre todo su cerebro. Y entonces los hork-bajir los sacarán del lodo y tus padres notarán que ya no controlan sus brazos ni sus piernas. No podrán abrir la boca o mover los ojos. El yeerk abrirá su memoria como nosotros abrimos un libro. Serán esclavos. Serán los esclavos más esclavos de la historia porque ni siquiera la mente será ya suya. ¿Te va quedando claro?

Durante toda mi explicación, David no hacía más que mirarme. Pero poco a poco, sin que yo me diera cuenta, se le habían ido llenando los ojos de lágrimas. De pronto fue como si me despertara. Estaba jadeando y me sentía…

Veía en mi mente cómo sucedía todo. Mientras hablaba no era a la madre de David a quien imaginaba, sino a la mía.

El granero se había quedado en silencio. Hasta los animales estaban quietos.

—Mi madre es una controladora —dije al fin.

—Tenemos muchas cosas que contarte, David —terció Jake—, pero Marco tiene razón. Debes saber que esto no es cosa de broma. Es un asunto de vida o muerte. Está en juego el futuro de la humanidad. Ya es demasiado tarde para ayudar a tus padres, y tú ahora no tienes casa ni puedes volver al colegio, porque te encontrarían y entonces serías tú quien acabaría con la cabeza en el estanque.

La expresión de David era cada vez más sombría. No todos los días le dicen a uno que su vida ha terminado.

—Eso es una tontería —replicó—. No… no puede ser. Es una broma o algo así.

—Ya viste lo que pasó en tu casa —terció Rachel.

—A lo mejor era gente con disfraces —argumentó David.

—También viste a Visser Tres transformarse —señaló Cassie.

—¿Quién es Visser?

—El que parecía un ciervo con una cola de escorpión —explicó Jake—. Le viste convertirse en un monstruo morado.

David parecía resentido.

—Es una broma.

Yo miré a Rachel, que ya se estaba arrepintiendo de su voto.

—Ax —dijo Jake—, transfórmate.

Ax asintió con su cabeza humana.

—Encantado. Es angustioso sentir que me falta la cola.

—David, observa a Ax con mucha atención.

Ax comenzó a cambiar. En los pies se le formaron pezuñas, sus brazos se hicieron más delgado y débiles. Unos dedos extra brotaron en sus manos. Sus labios se cerraron y perdieron el color hasta desaparecer finalmente del todo. Sus patas delanteras comenzaron a crecerle del pecho.

—¡Aaaaaaahh! ¡Aaaaaahh! —gritó David. Se levantó de un salto, dio media vuelta y echó a correr.

Rachel le agarró.

—No pasa nada. Ya te acostumbrarás —aseguró, empujándole de nuevo hacia la bala de heno.

Se oyó un chasquido cuando la cola de Ax comenzó a aparecer. Ax cayó a cuatro patas y los cuernos le surgieron de la frente. Entonces, ¡POP! ¡POP!, aparecieron sus ojos al final de los cuernos.

—¿Lo ves? —dijo Jake—. No es ningún truco. Éste es Aximili-Esgarrouth-Isthil. Nosotros le llamamos Ax, para acortar. Es un andalita. Los andalitas son los buenos de la galaxia.

—Bueno, por lo general —murmuré.

—Visser Tres, a quien viste en tu habitación, tiene un cuerpo andalita. Pero es en realidad un yeerk que robó y esclavizó a un andalita.

David temblaba. No sé hasta qué punto estaba asimilando todo aquello. A mí me dieron ganas de echarme a reír. ¡A ver! Aquello era de locos. Aquel pobre chico vivía tan tranquilo y de pronto se encontraba en medio de…

Pero pensándolo bien, era lo mismo que nos había pasado a todos nosotros la noche que entramos en el solar. Entonces yo no quería saber nada de convertirme en animorph. Jake no tenía ninguna intención de ser líder, Cassie sólo quería abrazar árboles y cuidar a sus animales, y Tobías era un chico bastante perdido que buscaba a alguien que le quisiera. Un chico humano.

En cuanto a Rachel… Bueno, personalmente creo que Rachel se alegró de que su vida cambiara. Rachel siempre ha tenido alma de guerrera.

¿Cómo podía David asimilar todo aquello? ¿Se resistiría, como había hecho yo? ¿Se apuntaría enseguida, como Rachel?

—Hay algo bueno en todo esto —apuntó Cassie—. Existe una compensación por todo el peligro y el miedo que pasamos.

David la miró sin comprender.

—¿Sabes los animales que se han enfrentado hoy a los yeerks? ¿Y los pájaros que intentaron robar la caja azul? —dije yo—. Éramos nosotros. Verás, Visser Tres y Ax no son los únicos que se pueden transformar. Nosotros también. Y ahora que tenemos esto —añadí, alzando la caja azul—, tú también.

—Puedes convertirte en cualquier animal que toques —explicó Cassie—. Un delfín, una mofeta, un lobo.

—Un elefante o un oso pardo —dijo Rachel.

—Un gorila o un tiburón —añadí yo.

—Un tigre, una mosca, una cucaracha —contribuyó Jake—. Cualquier animal, de cualquier tamaño. Pero sólo durante dos horas cada vez. Jamás debes conservar una forma más de dos horas.

—¿Por qué? —quiso saber David.

—Te voy a presentar al último miembro de los animorphs —dije—. David, compañero, éste es Tobías.