[? Agosto de 1894]
5 Esplanade, Worthing
Mi más querido Muchacho,
¡Qué dulce por tu parte enviarme aquel encantador poema! No te he dicho cuánto me conmueve, y que está lleno de esa lírica gracia lumínica, que tú tienes siempre —una cualidad que tan fácil parece a quienes no comprenden cuán difícil es hacer que los blancos pies de la poesía dancen suavemente entre las flores sin troncharlas, pero que para «los que saben» es tan rara y distinguida—. No estoy haciendo nada aquí, salvo bañarme y escribir teatro. Mi obra es realmente muy divertida: estoy totalmente encandilado con ella. Aunque no está aún configurada del todo. Reposa en hojas sibilinas por toda la habitación y Arthur ha hecho dos veces un caos con ellas por intentar «arreglar». El resultado, de cualquier modo, fue algo dramático. Estoy inclinado a pensar que el Caos es una más fuerte evidencia de un Creador Inteligente que el Cosmos: Opinión que bien pudiera extenderse.
Percy se marchó un día después que tú. Habló mucho de ti. Alphonso goza todavía de favor. Él es mi único compañero, además de Stephen. Alphonso siempre alude a ti como «el Lord», lo que te otorga, me parece, una bíblica dignidad hebraica que los gráciles muchachos griegos no debieran tener. También dice, de vez en cuando, «Percy es el favorito del Lord», lo que me lleva a pensar en Percy como en el infante Samuel —inadecuada reminiscencia, pues Percy es helénico.
Ayer (domingo) Alphonso, Stephen y yo navegamos por la mañana hasta Littlehampton, bañándonos en el camino. ¡Tardamos cinco horas en regresar a causa de un temporal horrendo! No alcanzamos el embarcadero hasta las once de la noche, oscuro como la pez todo el camino, y un mar pavoroso. Yo estaba empapado, pero con la bravura de un vikingo. Fue, con todo, una aventura muy peligrosa. Todos los pescadores nos estaban esperando. Corrí al hotel en busca de brandy caliente y agua, nada más desembarcar con mis compañeros, y encontré una carta para ti del querido Henry, que te envío: Habían olvidado comunicarlo. Como eran ya pasadas las diez en un domingo por la noche, el propietario no quiso despacharnos ningún brandy ni espiritoso de ninguna especie. Por tanto dejó que lo hiciéramos nosotros. El resultado no fue desagradable, pero ¡vaya leyes! No se permite al propietario de un hotel despachar «necesario e inofensivo» alcohol a tres marineros náufragos, mojados hasta los huesos, ¡por ser domingo! Alphonso y Stephen, los dos, no tengo ni que decirlo, son ahora anarquistas.
Tu nueva Sibila es realmente maravillosa. Es de lo más extraordinario. Tengo que verla.
Querido, querido muchacho, eres para mí más de lo que nadie piensa; eres la atmósfera de belleza a través de la cual veo la vida; eres la encarnación de todas las cosas amables. Cuando no estamos en armonía, los colores huyen para mí de las cosas, pero en realidad nunca estamos sin armonía. Pienso en ti día y noche.
Escríbeme pronto, ¡tú, muchacho de mielado cabello!
Soy siempre devotamente tuyo.
Oscar
El poema de Lord Alfred pudiera ser «Jonquil and Fleur-de-Lys», escrito en 1894. Ambos nombres son apodos con los que Wilde se refería a Bosie. Éste escribió, a partir de ahí, una balada en la que el hijo de un rey y otro muchacho pastor intercambian sus trajes. Su texto se inicia así: Jonquil was a shepherd lad, / White he was as the curded cream…
La comedia que Wilde escribía era La importancia de llamarse Ernesto.
Arthur es el mayordomo de Oscar. Estuvo varios años a su servicio.
De Percy nada sabemos. Alphonso (sic en el original) es Alphonse Conway, un vendedor de periódicos al que Wilde conoció en la playa de Worthing y llevó después a Brighton. Fue presentado como testigo de la acusación en los procesos. Al igual que Stephen —también sin identificar— eran muchachos, generalmente de clase baja y buen físico, con los que Wilde —y Douglas— tenían relaciones, en una mezcla de camaradería y prostitución.
Por cuanto en la carta se relata, es obvio que la familia de Wilde ya no estaba en Worthing cuando llegó Lord Alfred y ambos compartieron su vida con los referidos muchachos.