[1] N. Sujánov, Zapiski o russkoi revoliutsii. <<

[2] Véase, especialmente, B. Souvarine, Staline: aperçu historique du bolchévisme; L. Trotski, Stalin. An Appraisal of the Man and His Influence; T. Dan, Proisjozhdenie bolshevizma: k istorii demokraticheskij i sotsialisticheskij idei v Rossii posle osvobozdeniya krestian. <<

[3] Nadie, aparte de Lenin y Trotski, fue más condescendiente con él en los años veinte que Bujarin, quien pagó el precio más alto. Todavía no hay una explicación satisfactoria acerca de por qué otros líderes que fueron sus compañeros no se percataron a su debido tiempo de la potencial influencia de Stalin. La respuesta que ellos mismos dieron en su momento fue que no habían reparado en su astucia política. Como habían despreciado a Stalin considerándolo un oficinista ignorante, no previeron sus despiadadas habilidades para maniobrar y conspirar. Esto no basta. Hay que destacar que la rudimentaria explicación de los rivales derrotados por Stalin estaba motivada por el intento de sugerir que habían sido superados por un maestro en ardides que no guardaba similitud alguna con ellos y que no poseía talento propio. <<

[4] «Stalin (Dzhughashvili), Iósif Vissariónovich». <<

[5] losif Vissarionovich Stalin (1.a ed.). <<

[6] G. Gorodetsky, The Grand Delusion. <<

[7] R. Conquest. The Great Terror. Conquest, al mismo tiempo que aporta detalles que iluminan la peculiaridad psicológica de Stalin, afirma que no estaba perturbado. <<

[8] El Stalin del trotskista Isaac Deutscher incorpora, después de la Segunda Guerra Mundial, las ideas fundamentales de los análisis trotskistas y mencheviques acerca de la trayectoria de Stalin que se habían hecho antes de la guerra, pero, a diferencia de la biografía de Trotski, insiste en que la dictadura personal de Stalin había hecho surgir cambios institucionales y educativos que al final podían actuar a favor de objetivos genuinamente comunistas. En una viñeta biográfica E. H. Carr ofrece una interpretación similar al enfatizar mucho más que Deutscher la tarea desplegada por Stalin en cuanto a la «modernización» general de Rusia: Socialism in One Country, 1924-1926, vol. 1, pp. 174-186. Incluso Trotski, pese a todo, insistió en que Stalin había dirigido cambios en la URSS cuyos efectos irían más allá de su control permanente. <<

[9] R. W. Davies, Soviet History in the Yeltsin Era. <<

[10] R. Medvédev, Let History Judge. <<

[11] D. Volkogónov, Stalin: triumf i tragediia. <<

[12] E. Radzinsky, Stalin. <<

[13] J. A. Getty, Origins of the Great Purges. <<

[14] S. Sebag Montefiore, Stalin: At The Court of the Red Tsar; M. Kun, Stalin: An Unknown Portrait. <<

[15] A. Ulam, Stalin; R. McNeal, Stalin. Man and Leader; R. Hingley, Stalin; R. Tucker, Stalin. <<

[16] R. McNeal, Stalin. Man and Leader; R. Tucker, Stalin, pp. 133-7. <<

[17] R. Slusser, Stalin in October: The Man Who Missed the Revolution. <<

[18] R. Medvédev, Let History Judge. <<

[19] R. Conquest, The Great Terror; R. Medvédev, Let History Judge. <<

[20] J. A. Getty, The Origins of the Great Purges. <<

[21] O. V. Jlévniuk, 1937-i. <<