A los amigos de aquellos tiempos que leyeron la primera EdF y tantos ánimos me dieron: al gran Gabi. A los hermanos Pino (Santi, Isa, Esther y José) y a Juan Antonio. A Santiago y Miguel Ángel, que no podrán leer esta versión. A Pili MM. A César y a Merche. A Pili, a Mariví, a Juanjo y a Carlos; y a Tere, por supuesto. Si me he dejado a alguien en el tintero, espero que me perdone: la memoria es corta y el tiempo largo.
A Gabriel Bermúdez Castillo, que la leyó amablemente cuando se la mandé por correo y me animó a seguir adelante. A Miquel Barceló, que quiso ser el editor de lo que habría sido La Jauka de la Buena Suerte, a la que aportó bastantes sugerencias; y aunque aquello no se cumplió, ha sido mi editor en muchas otras ocasiones.
Y ahora, a Paco García, que me ha animado a sacar la Espada de Fuego del arcón donde reposaba y ha demostrado una paciencia infinita conmigo. Y a Marimar y José, que han ido leyendo por entregas esta nueva versión.
A David, Centeno, el Reverendo y Manolo, que me han ayudado a llevar una dieta equilibrada mientras escribía la segunda parte (y en el caso de los dos últimos, además me la han subvencionado).
Y de paso, a Peter Jackson y a Tolkien, que no la han leído, pero que tanto me han hecho disfrutar.