Confesiones de Pablo y los dos pintores moñas que se lo montaban con mamá

(Transcripción libre de los registros policiales)

(A) Pablo asesinó a Vanesa Valiente a causa del chantaje que ella pretendía hacerle. Tenía en su poder tomas desperdiciadas del rodaje de la película pornográfica. En dichas tomas, Pablo, aún vestido con el atrezo del rodaje, iba sin máscara y se veía perfectamente su rostro, en el peor de los casos tan claramente como antes se había visto su polla. Al parecer, Vanesa Valiente, quien trabajaba para Fredo en los distintos asuntos que él pudiera proporcionarle, se enteró que Pablo era en realidad un importante empresario, lo que le despertó la idea de someterlo a chantaje. Si bien lo que sigue nunca podrá ser probado, parece aceptable creer que fue el propio Fredo quien, en un momento de debilidad, le desveló la condición de Pablo a Vanesa Valiente. La misma Susana confirmó que «el gordo maricón», en los frecuentes momentos de debilidad por la pérdida o maltrato de alguno de sus amores eternos, necesitaba un hombro donde llorar y se desahogaba hablando más de lo necesario. Como dijo el mismo Fredo: «Tengo esa sensibilidad tan, tan enorme, que necesitaría dos cuerpos para contenerla». Al parecer, los agentes que interrogaban a Susana tuvieron que llamarla al orden debido al ataque de risa que sufrió al recordar las palabras de su antiguo promotor. Ella, inmediatamente, se controló y dijo: «Perdón, es que estaba tan gordo…».

(B) Pablo negoció con Vanesa Valiente y simuló aceptar las condiciones que ella proponía, aunque desde un principio tuvo en mente acabar con su vida, ya que un chantaje no termina nunca y las pruebas que Vanesa tenía en su poder eran fácilmente reproducibles. Vanesa lo había amenazado con provocar un escándalo en la misma fiesta si no aceptaba sus condiciones. Pablo la condujo al aseo con la excusa de mantener relaciones sexuales, le dijo que quería disfrutar del polvo más caro de toda su vida. Vanesa sabía que Pablo se excitaba en situaciones como la que le proponía, y aceptó. Nada más llegar al aseo, y en el mismo momento de entrar, le cedió el paso, se le echó encima, le tapó la boca para evitar que gritase, la empujó dentro de la bañera y la degolló. No tenía tiempo para deshacerse del cadáver ni le preocupaba en demasía, aquel aseo no iba a ser usado por los invitados, Vanesa estaba en la bañera y nadie tenía por qué verla. Más tarde, con la ayuda de los pintores, aunque sin la de mamá, se desharía del cadáver y borraría las huellas del crimen.

El problema de cometer un asesinato bajo una presión nerviosa excesiva es que puedes cometer errores. El error de Pablo fue dejar la puerta sin pasar la llave. Él hubiese jurado que sí que la había cerrado. Se equivocaba.

(C) Tras cometer el crimen, Pablo pensó en quién podía ser la persona que Vanesa le había dicho que estaba al tanto de su presencia en su casa y que conocía e incluso participaba del chantaje. La conclusión lógica era Fredo, algo no totalmente cierto ya que Fredo sabía que Vanesa iría a la fiesta, pero ella no lo había hecho partícipe de su intención de someter a chantaje a Pablo, aunque tenía elementos de juicio suficientes para llegar por sí mismo a esta conclusión. Algo debió ver Pablo en la expresión de la chica que le hizo pensar que ella jugaba a farol.

En alguna de las fiestas que Pablo celebraba, se servía de los servicios de Fredo para que le enviase a una o varias de sus chicas. Una fijación de Pablo era fornicar, con la puerta abierta, en los servicios o en algún lugar desde el que podía escuchar el rumor de las conversaciones de sus invitados. Pablo había escogido a Susie —la chica de la cresta y la mecha de color naranja—, quien colaboraba asiduamente con Fredo como chica de compañía y eventualmente como actriz porno. Más tarde, Susie confirmó a la policía que Pablo aquella noche tuvo problemas de erección en su sesión en el aseo de la piscina, pero que ella lo achacó al alcohol e incluso al lugar, demasiado expuesto incluso para Pablo. Según manifestó, lo normal es que alguien los sorprendiera, como así sucedió.

El día anterior, Vanesa le pidió a Fredo que la enviase a ella, a lo que este se negó. Vanesa le resultaba más útil como actriz porno que como chica de compañía, al tener un carácter poco complaciente y una veteranía cada vez más evidente. Pablo era uno de sus mejores clientes, por lo que acostumbraba a surtirle con lo mejor de su stock. La insistencia de Vanesa le hizo sospechar que algo se traía entre manos, con más razón cuando ella, sin darle detalles, le dijo que si la ayudaba podía conseguir un buen pellizco. Cuando al día siguiente se enteró por Susana de lo sucedido en la fiesta, ya no tuvo dudas de las intenciones de Vanesa y de lo sucedido. Decidió guardar la información para usarla en el momento más oportuno.

Aunque él no lo supiese, acababa de firmar su sentencia de muerte.

Una sentencia que no tardaría mucho en cumplirse.

(D) Aunque lo que sigue nunca podrá ser probado, Fredo tenía la intención de ir a la fiesta con Susana para presentarla a alguna de las personas que lo conocían como proveedor de carne. Es cierto que Susana no sabía que esa era la intención de su agente. La forma de trabajar de Fredo era dejar que sus chicas se introdujesen ellas mismas en aquel ambiente de lujo y con aparentes oportunidades de progresar en su carrera de actrices. Él no tardaba en convertirse en su consejero y proveedor de buenos dividendos, parte de los cuales se quedaba en concepto de representación. El sistema fallaba en alguna ocasión. Pocas, en realidad.

Si aquella noche no se presentó a la fiesta, no fue debido a que estuviera con alguno de sus novios, como cuenta Susana, sino que la anunciada presencia de Vanesa, dispuesta, tal como intuyó, a someter a chantaje a Pablo, le aconsejó no involucrarse en los sucesos que pudiesen ocurrir. Sin embargo, le interesaba la presencia de una de sus chicas, que, sin duda, le serviría de informadora. Susana, quien ya estaba previsto que acudiese a la fiesta, y Susie, quien estaría con Pablo, serían sus informadoras. Lo que no estaba previsto es que Pablo matara a Vanesa, y mucho menos que fuese Susana quien encontrase el cadáver.

(E) Desde el momento en que el cadáver de Vanesa fue descubierto, Pablo supo que la policía lo detendría e interrogaría como principal sospecho, cuando no único sospechoso, y supuso también que permanecería retenido en comisaría. Y encontró la solución: mandó eliminar a Fredo mientras él estuviese detenido. El procedimiento debía ser el mismo que el empleado con Vanesa, para alejar sospechas sobre su persona. Los verdugos serían dos actores porno, a los que en alguna ocasión había empleado en asuntos que necesitaban de una total carencia de escrúpulos. Los dos verdugos debían eliminar cualquier rastro de la relación entre él y Fredo. Tal vez el procedimiento pueda parecer arriesgado, ya que había eliminado a una chantajista y podía caer en manos de otros chantajistas aún más peligrosos, sin embargo la situación desesperada en que se encontraba no le dejaba otra opción. Tuvo muy en cuenta que si bien Vanesa podía hacerle chantaje sin estar ella implicada en delito alguno, los dos actores porno serían culpables de asesinato y no estarían en situación de hacerle chantaje sin exponerse ellos mismos a una grave pena.

Y funcionó en cuanto a desviar la atención de la policía de su persona. No así en cuanto a la recuperación de la agenda que los dos pintores no fueron capaces de encontrar. Pablo desconocía la existencia de una agenda concreta, solo ordenó que cualquier documento susceptible de relacionarlo con Fredo le fuese entregado.

(F) Quedaba un cabo suelto en la estrategia de Pablo: Susana, una mujer a quien no conocía y que había aparecido en su fiesta de una forma poco clara. Una mujer que había encontrado el cadáver en un lugar donde ella no tenía por qué estar. Inició una relación sexual con Marta para obtener información, ya que al parecer la chica había acudido con Raúl. Una información que aún le creó más dudas porque Marta consideraba que la aparición de Susana en la vida de Raúl estaba rodeada de incógnitas. Dio órdenes a los dos pintores de que la vigilaran y lo informaran de cualquier cosa que hiciera. Aquel mismo día, Susie lo telefoneó para informarlo de que había visto a Susana y a un hombre salir de las oficinas de Sueños Húmedos, lo que le confirmó la necesidad de tener controlada a Susana y eventualmente tomar alguna decisión contundente. El resto necesita pocas explicaciones.