Fábula de un joven hastiado de leer mediocres odas a la añorada juventud perdida

Hastiado estoy de tanto verso pobre

dedicado a loar la siempre huida

juventud primorosa ya perdida.

Hastiado estoy de alquímicos de cobre

que de jóvenes fueron de oro puro.

Me hastía la fingida pesadumbre

con que recuerdan la extinguida lumbre

de su cuerpo pueril y ahora maduro.

Tanto es así que ahora me pregunto

si es mi rostro el que veo en el espejo,

aquél tan descompuesto y cejijunto

del que brota esta idea que reflejo

para que un día aquéllos me la roben:

¿es posible que siga siendo joven?