Hago fotografías excitantes
de mujeres en poses atrayentes.
A veces llevan sólo unos pendientes
—que lucen lindas perlas o diamantes—
y otras veces tocados de Bacantes
en plena bacanal, las indecentes.
En mi lecho se acuestan obedientes
y yo espero paciente unos instantes
a que todo se aparte de sus mentes.
Relajadas, por fin, están radiantes:
siendo impuras parecen inocentes,
siendo puras se muestran arrogantes.
Los alicientes son tan evidentes
que, al terminar, las hago mis amantes.