Nací en un punto nimio de este mapa
en el hermoso y bien florido mayo.
Igual me da hacer de mi capa un sayo
que dejar capa lo que ha sido capa.
Incluso hasta la voz de mí se escapa
—a veces puedo hablar, pero me callo—
como si se tratara de un caballo
que, si corre, la muerte no lo atrapa.
No intento de algún frasco abrir la tapa
y aunque lo intente, ufano, siempre fallo
porque la tapa nunca se destapa.
Y en los que encuentro abiertos jamás hallo
nada digno de hallar: alguna grapa
y cosas que ni quiero ni detallo.