Para Álvaro, la gran certeza del Amor, que se hizo un pequeño hombre mientras yo escribía.
Para el diminuto Adriano, que germinó en el Amor, creció y nació al tiempo que este libro.
Para Berta, que lo alentó, con su incondicional Amor, con su rotunda confianza, su fe y toda su paciencia…
A papá y mamá, por todo, por tanto…
A mis hermanos.
A Francisco Urizal (In memóriam). Siento no haber tenido oportunidad de reencontrarte.
Para Olga Hein. Sin su empeño, su tesón y su sensibilidad, esta obra tal vez nunca habría llegado a publicarse. Gracias por todo, que es tanto…