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mucho |
algo |
indeciso |
no mucho |
nada |
¿Me crees? La gente no suele creerme. Me han hecho montones de preguntas. Preguntas como éstas:
Esa voz, la de él, ¿la oyes dentro de la cabeza o parece venir de fuera? ¿Y qué dice exactamente? ¿Te dice cosas o se limita a hacer comentarios sobre lo que estás haciendo? ¿Has hecho ya algunas de las cosas que te dice? ¿Cuáles? Dijiste que tu madre tomaba pastillas, ¿para qué son? ¿Hay alguien más en tu familia que esté LOCO DE ATAR? ¿Consumes drogas ilegales? ¿Cuánto alcohol bebes a la semana, al día? ¿Y cómo te sientes en este momento en una escala del 1 al 10? ¿Y en una escala del 1 al 7.400.000.000.000. 000.000.000.000.000? ¿Y qué tal duermes últimamente, cómo andas de apetito? ¿Y qué pasó exactamente aquella noche, en el borde del acantilado, con tus propias palabras? ¿Lo recuerdas, puedes recordarlo? ¿Quieres hacer alguna pregunta? Cosas así.
Da igual que me esfuerce en pensar y en decir la verdad, porque la gente no cree ni una palabra de lo que digo.
Todo lo que hago lo deciden por mí. Tienen un plan. No estoy de coña. Tengo una copia de ese plan en alguna parte. Tenemos reuniones, yo y algunos médicos y enfermeras, y todo aquel a quien le dé por aparecer en ese momento para llevarse el pis. Tenemos reuniones. Son mis reuniones, así que todo el mundo habla de mí.
Después me dan unos folios, grapados, en los que está escrito mi plan.
El plan dice exactamente lo que tengo que hacer cada día, por ejemplo, ir a las terapias de grupo aquí, en el Centro de Día de Hope Road, y qué pastillas debo tomar, qué inyecciones, y quién es responsable de qué. Todo eso lo escriben para mí. Hay otro plan, pero sólo entra en juego si no me ciño al primero. Me persigue, como una sombra. Ésta es mi vida. Tengo diecinueve años y lo único en mi mundo entero sobre lo que tengo algún control es cómo elijo contar esta historia. Por eso no quiero cagarla. Me gustaría que confiaras en mí.