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5.29 p.m.

A tres calles de distancia, Jason Westerberg pisó el acelerador del sedán negro a fin de mantenerse a una distancia constante del coche de Emily. Su compañero estaba sentado tranquilamente en el asiento de atrás, haciéndose pasar por un pasajero. El silenciador enroscado a la boca de la pistola que descansaba sobre su regazo era la única nota discordante en la rutinaria recogida de viajeros del aeropuerto.

Los Amigos siguieron a su objetivo en silencio.