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El breve interrogatorio de Mitch Forrester confirmó a Jason todo cuanto necesitaba saber. La Sociedad había obtenido la lista a través del ordenador del ayudante vicepresidencial, a quien Marlake debía de tener bajo vigilancia. Esa fuga había determinado la eliminación del Custodio y su Ayudante, tarea de la que se había ocupado en persona. Ahora, con Forrester fuera de juego, la filtración había quedado sellada definitivamente. La obsesión de la Sociedad por el secretismo y las cadenas cerradas de responsabilidad garantizaban que no lo supiera nadie más. La misión podía proseguir sin problema alguno.

Ahora, únicamente quedaba el inesperado asunto de Minnesota.

El Custodio había demostrado al morir que era algo más que una filtración potencial, aunque la hubieran tapado. El libro, las páginas arrancadas. Había algo más en marcha, algo más grande incluso que la propia misión.

Jason salió del bloque de apartamentos con la piel de gallina. Las cosas estaban cambiando. El horizonte parecía adoptar un cariz diferente.