27

Busco, sigo buscando expandir mi conciencia porque cada vez que lo consigo es como una inyección de energía psíquica que me ayuda a contrarrestar el desmoronamiento de mi cuerpo. Cuando lo consigo, puedo aguantar mejor las tarascadas degenerativas, los malos días, el ininterrumpido constreñimiento de la gerencia de mis movimientos… Busco dilatar mi percepción de la vida con el fin de hallar un dedal de aguamiel que me sirva para paliar mi dolor, para darle un sentido provechoso.

Para dar con ella forzosamente tendré que comenzar la operación rebuscando entre el tumulto de mis rasgos más brunos y menos agradables; tendré que iniciar la redada entre los elementos turbios que también constituyen nuestro ser si pretendo localizar el codiciado galardón que me espera más allá.

Y una cosa sí que está clara: al ser una pieza que viene reglamentariamente incorporada en nuestra constitución, su exploración y desarrollo estarán de un modo potencial dentro de cada uno de nosotros: cada uno de nosotros tendrá la posibilidad de trabajarla y de ensancharla.

Así pues, como he hecho en otras ocasiones, no deberé rechazar ni reprimir mi parte oscura, sino considerarla y aceptarla para que se relaje y levante el control fronterizo de mi trayecto. Yo soy capaz de lo peor: de odiar, de envidiar, de menospreciar…; pero también de lo mejor…, y ninguna cima más alta se me revelará hasta que no haya asimilado e integrado a mi parte negativa, hasta que no la haya fragmentado a través de una generosa comprensión. Se me exige dominar y resolver esta cuestión antes de poder seguir adelante.

Y me encuentro y saludo a mis miedos, a mis prejuicios, a mis emanaciones de negatividad, a mis resistencias al cambio o a conocer algo nuevo que me envían insistentes consejos para que desista y lo deje estar; pero yo, en vez de hacerles caso voy hacia ellos, y al someterlos a un impenitente interrogatorio voy deshaciendo su entramado, sus resistencias, acallando sus protestas…

Ha costado lo suyo, fruto de una gran labor intensiva, pero ya está, ya puedo continuar con mi prospección. A partir de ahora no es que los haya eliminado, esto es imposible, siempre estarán allí formando parte de mí, sino que he neutralizado su carga al ser consciente de su existencia, por lo que podré pasar por encima de ellos cuando vengan a hostigarme. Son como bocas de túneles amenazadores que, a pesar de la primera impresión de pánico, uno tiene que tomar la determinación de atravesarlos si se quiere llegar al otro lado. Y yo quiero llegar al otro lado.

Silencio, silencio, necesito un poco más en el silencio. Es la base a partir de la cual todo es posible. También me llevó mis años domesticarlo.

Chancletazos de luces opalescentes empiezan a aparecer por mi mente. Un pensamiento cruza veloz por mi cabeza. Se me ha escapado: no he logrado atraparlo, apoderarme de su mercancía. Atento, atento y paciente: volverá. Los partos siempre llevan varias contracciones. Un poco más de silencio. Ahí vuelve. Ya lo tengo. Lo destripo y le pongo voz. Esto es lo que quiere decirme:

«Vivo rodeado de cobardes, de gente que no ve más allá de las apariencias. Vivo con las consecuencias de su apatía, sentenciado en este rincón en el que tantas miradas pasan de largo… Pero me niego a aceptar esta situación como irreversible…»

Asimilo esta reflexión, la hago mía, y al cabo de un tiempo otra cavilación relacionada inspecciona mi cerebro:

«Pero en cada cobarde hay, en potencia, un valiente. Estoy convencido de que hay cobardes que pertenecen a esta condición porque aún no han encontrado la ocasión para iniciar el cambio».

¿Qué es exactamente lo que quieren decirme estos preludios? ¿Adónde quieren ir a parar? Escucho, escucho atentamente el contenido final de esta breve incursión en un plano más elevado:

«Todos nos necesitamos unos a otros, ésta es la gran verdad; todos nos necesitamos unos a otros para que el sistema se caldee, se autoestimule, y podamos evolucionar. Vosotros, los científicos, debéis aportar a la suma vuestra inteligencia aplicada; nosotros, los afectados, ponemos las ganas de vivir; y la sociedad tiene que entregar su consideración, medios y solidaridad».

Esto es lo que hoy he visto, lo que hoy he aprendido. Éstas son las distintas partes que conforman el todo.