El otro
(Querer, poder, etc.)

Vos estás chifle, recuerda nítidamente Rolando Asuero que había murmurado Silvio aquella mañana en que Manolo expuso lo que denominaba Visión Personal y Panorámica de la Realidad Nacional y Otros Ensayos. Pero Manolo, que por ese entonces sólo había hablado media hora escasa, dijo apretando los labios, dejame terminar querés. Y Silvio lo había dejado terminar. Y ahora qué pensás, dijo muy orondo Manolo tras el punto final. Vos estás chifle, había insistido Silvio, inconmovible, y casi acaban a los piñazos. Pero Santiago y él, Rolando, habían intervenido rápidamente, y además María del Carmen y la Tita ya estaban haciendo pucheros, de nervios nomás, Graciela no porque siempre fue más dura o más equilibrada o más púdica, y Silvio y Manolo volvieron a sentarse y Silvio empezó a desquitarse con el mate, dándole unas chupadas a la bombilla que se escuchaban en tres dunas a la redonda. Lo cierto era que la tesis de Manolo parecía muy concreta, pero también muy catastrofista. Circular, sentenciaba Silvio. Y sí, lo era, circular y sin salida, pero Manolo le daba un énfasis que la hacía obligatoria. Los que tenían la guita y el poder jamás cederían. No se hagan ilusiones, muchachos, ésta no es la burguesía escandinava que va reduciendo sus dividendos con tal de sobrevivir. Estos van a apelar a la milicada, aunque la milicada después se los morfe. ¿Constitucionalistas? ¿Legalistas? ¿Vergüenza o pudor de usar el uniforme o de taparse la pelada con el quepis? No jodáis, caros compatriotas. Todo eso es pretérito imperfecto. Nos van a golpear y a liquidar como si fuéramos guatemaltecos, ni más ni menos. O sea que hay que pelearles el partido en otra cancha que no sea la del mero debate político. Hay que pelearles el partido y meterles goles. Aunque sea desde fuera del área. Esa metáfora le había gustado especialmente a Santiago, que a partir de ese instante empezó a interesarse. Y Manolo dale que dale que dale, metiendo a todos en la misma bolsa (tango habemus: si igual es una mosca que un ciprés) porque lo que él quería apasionadamente era el cambio, pero no el de los chamuyos, sino el del fato, cita textual. Y no le importaban demasiado los medios (si Jesús no ayuda que ayude Satán), lo esencial eran los fines. Me suena eso, comentó Silvio con ironía marginal. Y vos creés que los vamos a desalojar, preguntaba Santiago, chupando ahora él de la bombilla pero con relativa sordina. No, respondía sin vacilar Manolo, tan eufórico como si estuviera vendiendo futuro. No, no vamos a poder, nos van a reventar, nos van a meter en cana, nos van a amasijar, nos van a liquidar. Y entonces, inquiría Silvio, quemando etapas entre la ironía y la perplejidad. El, Rolando, se había limitado a levantar las cejas con sano escepticismo. Y entonces nada, estallaba el dinamismo del ponente. Nada en lo inmediato, pero su victoria, la de ellos, será a lo Pirro. Ganarán y no sabrán qué hacer con el trofeo. Ganarán en los papeles y perderán el pueblo. (Aplausitos en la barra femenina.) Lo perderán definitivamente. Y mirando con cierta provocación a Silvio, seguís creyendo que estoy chifle eh. A lo mejor estamos todos, dijo el otro, aflojando un poco, y entonces Manolo se levantó y le dio un abrazo de molusco cefalópodo con ocho tentáculos, o sea de pulpo, según Larousse. Mientras tanto, María del Carmen y la Tita, ya recuperadas, se reían entre lágrimas, como dos arcoiris. Pero Santiago estaba desacostumbradamente serio y a continuación expuso que, planteada en esos términos, la lucha era sólo moral, a mí qué me importa ser un vencedor ético sí van a seguir existiendo los cantegriles y el latifundio y la rosca bancaria y la mar en coche, si yo me metiera en esa gresca querría ser un vencedor real. Bárbaro che, dijo Manolo, todos querríamos ser vencedores reales, no creas que estás descubriendo la pólvora, la cosa no es querer sino poder. Y Silvio otra vez a enardecerse, a partir de ahora se daba cuenta de que el lema de Manolo era más amplio, la cosa no es querer ni poder sino joder. Risitas en la bancada femenina, y los ñoquis que estaban listos, uy qué temprano, vamos que si no se pasan, y yo que tengo la panza llena de mate, lo que ocurre es que ustedes se calientan discutiendo y no se dan cuenta de que se tomaron dos termos completos, qué relajo, a los ñoquis señores a los ñoquis, este tinto está como de misa de gallo, sensacional, y vos creés que después de la revolución seguirá habiendo ñoquis, eh.