Notas

[1] Cf. «Icônes, Visiones, Simulacres» de Mario Bergnola. <<

[2] Ello no desemboca forzosamente en la desesperación, sino a menudo en una improvisación de sentido, de sin sentido, de múltiples sentidos simultáneos que se destruyen. <<

[3] A esta debilitación de los atributos del trabajo, corresponde una baja paralela de los atributos del consumo. Se acabó, por ejemplo, la satisfacción directa, de uso o de prestigio, del automóvil; se acabó el discurso amoroso que oponía netamente el objeto de placer al objeto de trabajo. Ha llegado el turno de otro discurso que, por una mezcla paradójica, es un discurso de trabajo sobre el objeto de consumo, ante un revestimiento activo, constreñidor (gaste menos gasolina, cuide su seguridad, no corra, etc.) al que tratan de adaptarse las características de los vehículos. Recuperar la posibilidad de otra apuesta mediante el desplazamiento de un polo sobre el otro. El trabajo se hace necesario, el automóvil deviene objeto de trabajo. No existe mejor prueba de la escasa diferencia existente entre las bazas a jugar. Por un deslizamiento parecido desde el «derecho» al voto hasta el «deber» electoral se pone en evidencia la escasez de atribuciones de la esfera política. <<

[4] Igual que en Orwell: «La guerra es la paz», etc. <<

[5] Paradoja: todas las bombas son limpísimas: su única polución es la energía de control y de seguridad que irradian al no llegar a estallar. <<

[6] La crisis de la energía, la puesta en escena ecológica son por sí mismas un «film de catástrofe», del mismo estilo (y del mismo valor) que los que llenan actualmente las arcas de Hollywood. Es inútil cualquier interpretación laboriosa de estos films y su relación con una crisis social «objetiva» o, incluso, con un espejismo «objetivo» de la catástrofe. Lo que ocurre es que lo social mismo, en el discurso actual, se está organizando según una escenografía de film de catástrofe. <<

[7] Hay algo más que anonada al proyecto cultural de Beaubourg: la masa misma que se agolpa para disfrutarlo (más adelante nos ocuparemos de esto). <<

[8] En comparación con esta masa crítica y a su radical comprensión de Beaubourg, cuán irrisoria resulta la manifestación de los estudiantes de Vincennes la noche de la inauguración. <<