La idea de hacer que Montalbano lleve a cabo una investigación (un tanto anómala, casi un divertissement) sobre un «mago de las finanzas» me la sugirió la lectura de un artículo de Francesco («Ciccio» para los amigos) La Licata titulado «Mafia multinacional», en el que se hacía referencia al caso de Giovanni Sucato («el mago» precisamente), que consiguió, mediante una especie de multimillonaria cadena de San Antonio, levantar un imperio. Después saltó por los aires en un coche. Mi historia es mucho más modesta y, sobre todo al final, muy distinta. Mis intenciones al contarla han sido varias. Y aquí la mafia no tiene nada que ver, a pesar del convencimiento del señor Guarnotta, uno de los personajes. Sin embargo, tengo que señalar que los nombres y las situaciones son imaginarios y no guardan la menor relación con la realidad. Cualquier coincidencia es por tanto etcétera, etcétera. El relato de William Faulkner en el que se ve metido Montalbano se titula Una rosa para Emilia.