LA SAGRADA FAMILIA DEL ROBLE

RAFAEL SANZIO

Sala 49. Cat. P303. 1518-1520. Óleo sobre tabla. 144 cm × 110 cm × 3 cm.

¿Por qué este cuadro, pese a su apacible motivo, provoca cierta inquietud y desazón? Según explica el maestro Fovel a Javier Sierra, porque su mensaje es tan equívoco como el de La Virgen de las Rocas, de Leonardo da Vinci: presenta a una familia con dos hijos. Los dos niños tienen un pie en la cuna de mimbre, símbolo obvio de que los dos son de la misma madre. Y eso, en la trama de El maestro del Prado, termina por conducirnos hasta una insólita teoría. La tesis de los «dos niños Jesús» de Rudolf Steiner.

Según sostuvo este polifacético filósofo austriaco (creador, entre otras muchas cosas, de las escuelas Waldorf), hubo dos niños Jesús. Dos mesías que nacieron simultáneamente en el siglo I en Tierra Santa, uno en Belén y el otro en Nazaret. Ambos fueron de la estirpe del rey David. Uno fue el niño adorado por los Reyes (según Mateo), y otro el niño adorado por los pastores (según Lucas). Según Steiner, el primer niño fue inteligente y culto, y tuvo más hermanos; el segundo fue retraído, solitario e hijo único. Cuando cumplieron los doce, este Jesús silencioso se pierde en el templo (episodio del que habla Lucas) y, mediante un complicado proceso espiritual, el alma de los dos muchachos se fundió en una sola. Este niño salió del templo transfigurado, convertido en un experto en las Escrituras; el otro niño, el de Mateo, se debilitó y murió. Este dato, conocido por las primeras comunidades cristianas, sobrevivió a los siglos para aparecer plasmado en multitud de imágenes en las que se solía disfrazar al segundo Jesús como si fuese Juan. Muy elocuente en este sentido es el estuco del Bergognone que luce en la iglesia de San Ambrosio de Milán, Jesús entre los doctores del templo, y que nos presenta a un Jesús en un trono y a otro arropado por María a punto de salir del templo. También destaca La Sagrada Familia de Bernardino Luini, con dos niños Jesús abrazados por una María ligeramente bizca (recordemos el significado del estrabismo) bajo la mirada de un plácido José. Según Romano Giudicissi, la cruz de palo largo típica del Bautista que figura en este cuadro fue un añadido posterior para que se identificase a uno de los infantes con san Juan de modo que no se ofendieran las creencias de Felipe II. Este tipo de retoque, muy habitual en el pasado, aparece también en La Virgen de las Rocas, de Leonardo, y se hace muy obvio comparando las dos versiones de la obra, la del Louvre de París y la de la National Gallery de Londres. En esta última, la cruz y los halos fueron añadidos con posterioridad para disimular el mensaje oculto.

Jesús entre los doctores del templo.

Ambrogio Bergognone o escuela (inicio del siglo XVI).

Basílica de San Ambrosio, Milán.

Además, en La escuela de Atenas de Rafael figuran no dos sino tres Jesús: uno representado como el niño inteligente que menciona Mateo, apoyado junto a la columna de la izquierda; otro como el niño de doce años que se transforma en el templo; y el tercero como Cristo, vestido de blanco y mirando al espectador, junto a Juan Evangelista, que le muestra un libro. Rafael también se representó a sí mismo, justo entre los dos primeros Jesús: es el niño que apoya la mano sobre el varón vestido de azul que sostiene un libro, en quien retrató a su maestro Perugino. Con esto, según Giudicissi, se nos indica que él conocía el secreto de los dos Jesús desde que entró a trabajar en el taller de su maestro.

La Virgen de las Rocas.

Leonardo da Vinci (1483).

Museo del Louvre, París.

La Virgen de las Rocas.

Leonardo da Vinci (1497).

The National Gallery, Londres.

Detalle de La escuela de Atenas.

Rafael Sanzio (1509).

Museos Vaticanos, Roma. De izquierda a derecha, Jesús niño, Rafael niño, Perugino, Jesús a los doce años y, más adelante, en pie y mirándonos, Cristo.