JUAN DE JUANES
Sala 52b. Cat. P844. 1545-1550. Óleo sobre tabla. 73 cm × 40 cm.
Mucho antes de pintar el cuadro anterior, Juan de Juanes ya se había labrado una sólida reputación artística gracias a los excelentes Salvadores eucarísticos que pintaba. El que tenemos aquí sólo es uno de ellos; y el que la copa sea una cualquiera, no la de La última cena, nos indica que su preocupación por el cáliz de Valencia fue algo tardía.
Cuando De Juanes pintó esta tabla apenas tenía veinte años, pero en el resto de sus Salvadores la copa que sostiene Cristo es, indiscutiblemente, la conocida como el Grial de Valencia. Puede comprobarse la evolución del motivo en los dos Salvadores que se conservan en el Museo de Bellas Artes de dicha ciudad y en el que se guarda en la catedral: en los primeros, el Grial aún es poco exacto, como si lo hubiera pintado de oídas, mientras que en el de la catedral, realizado cuando ya De Juanes era un pintor maduro, la precisión del cáliz es asombrosa.
Juan de Juanes era tan erudito como piadoso, y para Fovel es obvio que estudió la copa de la catedral de Valencia, que incluso pudo llegar a tener entre sus manos. Es además un perfecto ejemplo de esa conexión mística que alumbra a los artistas que pasaban días de meditación y ayuno antes de empezar a pintar una nueva obra. Para De Juanes, pintar era una tarea sagrada. Así, en no pocas ocasiones sus obras fueron recibidas como inspiradas por el mismo cielo, y a veces le ocurrían incidentes extraños mientras pintaba, como cuando elaboró la Inmaculada Concepción para la iglesia de los jesuitas de Valencia. Este cuadro fue un encargo del padre Alberro, un jesuita guipuzcoano al que la Virgen se le apareció y le dio instrucciones acerca del tipo de imagen que se debía pintar en su honor. Tenía que ser un retrato de Nuestra Señora, sin perspectiva alguna, que incorporara bien visibles los nombres místicos de la Virgen. El incidente en cuestión ocurrió cuando De Juanes estaba a punto de concluir su trabajo: mientras retocaba la parte superior (el cuadro mide tres metros de alto), el andamio que lo sostenía cedió. Entonces la imagen de la Virgen que él había pergeñado lo sostuvo y lo depositó en el suelo. O eso se dijo.
Inmaculada Concepción.
Juan de Juanes (hacia 1568).
Iglesia de la Compañía, Valencia.
No hay duda de que Juan de Juanes consideraba a sus obras como entidades vivas que podían favorecer el acceso a mundos espirituales.