Zuberbühler, el portero imbatido

Cuatro partidos en el Mundial como titular, cuatro partidos completos más una prórroga sin encajar un solo gol. Y, sin embargo, eliminado del Mundial. Ese fue el singular récord de Zuberbühler, el meta de Suiza en 2006. El único portero imbatido en el Mundial habiendo jugado más de un partido. Cuatro y una prórroga. Pero…

Suiza se clasificó para este segundo Mundial en Alemania después de doce años sin clasificarse. Ahora por fin lo conseguía, con un equipo en el que aparecían algunos jugadores estimables. Senderos (de origen español), Barnetta, Frei… Y con un portero, Pascal Zuberbühler, que no decía gran cosa a los aficionados del mundo antes del campeonato, pero que iba a dejar un sello. Enclavada en el grupo de Francia, Suiza tuvo a esta selección como primer rival. El partido acabó sin goles, a pesar de los esfuerzos de los Zidane, Henry y compañía. Buen portero tienen los suizos, pensamos ese día. Luego les tocó Togo, la selección en la que militaba Adebayor y ganaron 2-0. Otra vez Zuberbühler imbatido.

Tercer partido de grupo, contra Corea del Sur. Suiza necesitaba ganar para salir campeona de grupo y evitar así el cruce con España; siendo campeona enfrente estaría Ucrania, que había perdido contra España en el primer partido de su grupo, 4-0. Así que no había duda: convenía ganar y salir campeones. Suiza jugó cautelosamente, ante una Corea del Sur desatada en la que Advocaat mandaba cada vez más y más hombres al ataque. Corea se tenía fe, había sido semifinalista en el anterior Mundial (bien es verdad que con mucho apoyo arbitral, demasiado) y se volcó. Pero Zuberbühler estuvo sensacional. Suiza ganó 2-0, aprovechando que Corea se volcaba.

Ya estaba, pues Suiza en cuartos. Enfrente, Ucrania, la Ucrania de Shevchenko. Partido intenso, duro, con nuevas intervenciones de mérito de Zuberbühler. Se da paso a la prórroga y tampoco aquí el meta suizo cede ningún gol. Hay que acudir a los penaltis. El meta suizo llevaba en ese momento cuatro partidos y una prórroga sin encajar un tanto. Los cuartos de final estaban en la tanda de penaltis. ¡Y Zuberbühler le paró el primero a Shevchenko! Pero ahí se acabó la aventura. Sus compañeros fallaron los tres primeros lanzamientos de Suiza, él no pudo detener los de Milevsky, Rebrov y Gusev. No hubo necesidad de lanzar el quinto de los ucranios, ni el cuarto de los suizos. Ucrania seguía, con 3-0 en la tanda. Nuestro hombre se marchaba de este Mundial convertido en el único portero de la Copa del Mundo que, habiendo jugado más de un partido, no encajó nunca un gol. Habían existido otros casos, de suplentes ocasionales, que jugaron un rato o incluso un partido completo. Pero nunca antes ni después se produjo algo así.

Porque Zuberbühler tampoco volvió a jugar en la Copa del Mundo, así que conservó su calidad de invicto. Zuberbühler, de nombre Pascal, jugaba entonces para el Basilea. Nació en Fraunfeld, en 1971, así que para este Mundial ya tenía treinta y cinco años. Era muy alto, 1,97 metros, pero con mayor agilidad de la que se podía suponer con esa estatura. Fue un trotamundos del fútbol. Antes de llegar al Basilea había jugador en el Grasshopper, el Aarau y el Bayer Leverkusen. Tras el Mundial, con ese sello que le dio su actuación en el campeonato, dejó el Basilea para irse a la Premier, al West Bromwich Albion. De ahí volvió a Suiza, al Neuchâtel, y aún tuvo un retorno a Inglaterra, al Fulham, donde jugó sus tres últimas temporadas. Se retiró con los cuarenta ya cumplidos. Jugó cuarenta y ocho partidos con la selección suiza.

Hoy es el entrenador de porteros de la selección de Filipinas. La historia de la Copa del Mundo tiene un renglón para él. No es que sea mucho, pero sí es más de lo que han podido conseguir bastantes otros.