Luis, a vueltas con Raúl

Tras Camacho, que ya queda dicho antes que dejó la selección tras el Mundial de Corea-Japón, entró Iñaki Sáez, exjugador del Athletic, extremo primero y luego lateral, de los años de Iríbar y compañero también de Villar en el Athletic. Tenía cierta carrera como entrenador y había andado bien en las categorías inferiores, así que fue elegido seleccionador. Le tocó la Eurocopa’2004, en la que no quedamos muy bien. Entramos por repesca y caímos en la primera fase. Ganamos a Rusia (1-0), empatamos frente a Grecia (1-1) y perdimos con Portugal (1-0). Volvimos tristes y defraudados otra vez. Y con Sáez muy cuestionado.

Tanto que aunque estaba renovado de antemano hasta 2006, cayó. Entró por él Luis Aragonés, el hombre, de largo, con más veteranía de nuestro fútbol. Jugador criado en la cantera del Madrid, tras varias cesiones acabó formando parte esencial de la historia del Atlético. Interior con llegada, le gustaba estar al principio y al final de la jugada. Fue el máximo goleador en la historia del Atlético, con 173 goles y luego tuvo una larguísima carrera como entrenador, que incluyó varias estancias en el Atlético y una en el Barcelona, entre otros muchos destinos. Hombre de pocos y muy fieles amigos, era muy respetado por sus jugadores.

Cuando llegó, cambió el aire, un poco como lo hiciera tantos años atrás Kubala. Propuso un debate nacional sobre la selección («una gran sentada») lanzó la expresión «la Roja», al modo de «la Celeste» o «l’Azzurra», a fin de darle más carácter al equipo nacional. Emergía un grupo de grandes jugadores, aunque muchos no suponíamos que llegaran a tanto. Recuerdo que Casillas me dijo un día: «Esta generación hará algo grande, ya lo verás. Hay jugadores formidables». Confieso que me pareció que confundía deseos con realidades.

Luis empezó la tarea de clasificarnos para el Mundial. La liguilla de clasificación nos trajo como enemigos a Serbia, Bosnia, Bélgica, Lituania y San Marino. Ganó Serbia, que se clasificó directamente. Quedamos segundos, con cinco victorias y cinco empates. Hubo que jugarse el Mundial en repesca, con Eslovaquia, y salió muy bien: ganamos 5-1 en casa, en tarde gloriosa de Luis García, y empatamos 1-1 la vuelta. Había satisfacción moderada. El sorteo es muy bueno, porque nos tocan Ucrania, Túnez y Arabia Saudí. Solo Ucrania tiene cierto nivel.

Luis da la lista definitiva a mediados de mayo, a un mes del primer partido. Es ésta.

Porteros: Casillas (Madrid), Cañizares (Valencia) y Reina (Liverpool).

Defensas: Míchel Salgado y Sergio Ramos (Madrid), Juanito (Betis), Marchena (Valencia), Puyol (Barça), Pablo y Antonio López (Atlético) y Del Horno (Chelsea). Luego, Del Horno caerá por lesión y su puesto lo ocupará Pernía (Getafe), argentino nacionalizado.

Centrocampistas: Cesc Fábregas (Arsenal), Xabi Alonso (Liverpool), Senna (Villarreal), Xavi e Iniesta (Barça), y Albelda (Valencia).

Delanteros: Joaquín (Betis), Villa (Valencia), Torres (Atlético), Raúl (Madrid), Luis García (Liverpool) y Reyes (Arsenal).

Como se ve, ya empezaba a haber mucha Premier en la Selección. Luis lo consideraba una buena cosa, porque al jugador que sale de su país se le abre la mente. La lista incluía también dos nacionalizados, Senna, brasileño, y el citado Pernía.

Raúl empezaba a estar en el centro del debate. A él y a Xavi les esperó Luis, porque habían sufrido largas lesiones. Pero así como Xavi era jugador angular en su proyecto y estaba en sus mejores años, Raúl empezaba a acusar cierta curva descendente en su rendimiento. Venerado por el madridismo, seguía siendo un jugador competitivo, inteligente y tenaz, pero había perdido un puntito de velocidad y eso preocupaba a Luis, que en esos días me comentó que según pasaban los años Raúl estaba trabajando más la resistencia y menos la velocidad. Posiblemente tuvo dudas serias sobre si llevarlo o no, pero finalmente decidió hacerlo. Dejar a Raúl sin Mundial hubiera sido visto como algo sacrílego por gran parte de la afición.

Una vez allí, el ambiente no mezcló del todo. Un grupo más veterano, que incluía a Cañizares, Salgado, Albelda y Raúl, vivía un poco por su lado. Algunos jugadores, singularmente Joaquín y Reyes, no daban la medida de trabajo que se esperaba.

España, 4 - Ucrania, 0

El estreno es el 14 de junio en Leipzig, bajo un fuerte calor. Salen: Casillas; Sergio Ramos, Puyol, Pablo, Pernía; Xabi Alonso, Xavi, Senna; Luis García, Torres y Villa. Como se ve, Raúl no estaba en el once inicial, lo que tendría consecuencias posteriores. La cosa salió bordada. Ucrania, aunque tenía jugadores de alto mérito, singularmente Shevchenko, fue un juguete en manos españolas. Todo lo que podía salir bien salió bien. A los 12’ llega el 1-0, de Xabi Alonso; en el 17’, Villa hace el 2-0. En el 47’, Villa hace el 3-0, de penalti, y el árbitro Busacca expulsa a Vashchuk, así que a partir de ese momento jugamos contra diez. En el 54’ Luis pone a Albelda y a Raúl, por Xabi Alonso y Villa, en un guiño para que se sientan mejor. En el 76’ entra un tercer hombre de refresco, Cesc, por Luis García. En el 81’ llega el cuarto, un golazo, en arranque de Puyol por su banda y remate colosal de Torres. Es el 4-0.

El resultado, holgado, daba para estar felices, pero la mala cara de Raúl durante la concentración era evidente, y fuera del ámbito de los jugadores había un fuerte debate sobre si debía jugar o no.

España, 3 - Túnez, 1

El siguiente partido es contra Túnez, el 19 de junio, en Stuttgart, y Luis repite alineación: Casillas; Sergio Ramos, Puyol, Pablo, Pernía; Xabi Alonso, Xavi, Senna; Luis García, Torres y Villa. Esta vez la cosa no es tan sencilla, Túnez se adelanta en el 8’ por medio de Minari. 0-1. España juega ya cuesta arriba, forzada, contra un equipo incómodo y pegajoso, que se cierra. Tras el descanso, Luis hace dos cambios: Cesc por Senna y Raúl por Luis García. Luego, en el 55’, entrará Joaquín por Villa, a fin de abrir el campo. El gol se retrasa pero al fin llega en el 71’ y lo marca precisamente Raúl, que en un gesto que no resulta agradable corre al banquillo a abrazarse con los otros veteranos relegados a la suplencia, Salgado, Cañizares y Albelda. Eso deja una sensación visible de camarilla disgustada. Pero al menos estamos 1-1. En el 75’, Torres hará el 2-1. Y en el 90’, de penalti, el propio Torres hará el 3-1. El resultado es bonito, se ha ganado sufriendo, lo que da mayor mérito, llevamos dos victorias… Todo va, menos el ambiente. El run-rún es cada vez más poderoso. Y en el grupo del cruce se empieza a dibujar el inquietante panorama de Francia como posible segunda, lo que nos hará enfrentarnos a ella. Pero ya habrá tiempo de pensar en eso…

España, 1 - Arabia Saudí, 0

Tercer y último partido del grupo. Es el 23 de junio, en Kaiserslautern. Con la clasificación en el bolsillo, Luis decide dar descanso a los once titulares de los dos primeros días y saca al resto del grupo, lo que da lugar a que todos jueguen, en la idea de que eso aliviará tensiones. Solo se va a quedar sin jugar el tercer portero, Reina. Raúl es titular, pero lo es en un equipo de suplentes, eso es visible. El equipo fue este: Cañizares; Salgado, Juanito, Marchena, Antonio López; Cesc, Albelda, Iniesta; Joaquín, Raúl y Reyes. España juega con toque y pausa, bien pero sin pasión, salvo algunas incursiones de los extremos Joaquín y Reyes. En el 36’, 1-0, de Juanito, y basta. En el descanso Luis sustituye a Raúl por Villa, más alimento para las discusiones. En el 66’, Xavi por Cesc. En el 69’, Torres por Reyes. El partido termina plácidamente. Campeones, con todos los puntos, han jugado veintidós, pero algo no va y se puede ver en la cara de Raúl y en las dudas que Luis está mostrando al respecto. Parece no decidirse del todo por el sí ni por el no. Parece estar buscando algo en lo que no entraría Raúl, pero al tiempo da la impresión de que no se decide, o no se atreve, a prescindir definitivamente de él. Se discute agotadoramente sobre Raúl. Y por el horizonte, efectivamente, aparece Francia, la Francia de Vieira, Zidane y Henry, rival inquietante. Y también aparece ahí un chico joven feísimo, un tal Ribéry, que está siendo la gran aparición joven del campeonato.

Francia, 3 - España, 1

Octavos de final. Es el 27 de junio, jugamos en Hannover. Luis vuelve a la alineación de los dos primeros días… pero con Raúl. El sacrificado es Luis García. Raúl va a jugar entre los tres medios y los dos delanteros, como enganche. Hay otro cambio: Cesc por Senna. Este es el equipo: Casillas; Sergio Ramos, Puyol, Pablo, Pernía; Cesc, Xavi, Xabi Alonso; Raúl; Torres y Villa.

España juega bien, toca, controla, pero llega poco. A pesar de eso, en el 27’ Villa transforma en el 1-0 un penalti de Thuram a Pablo. España se maneja, pero Francia va a mostrarse más contundente: en el 41’, Ribéry se planta ante Casillas, le regatea y hace el 1-1. Así nos vamos al descanso. A la vuelta, la cosa sigue igual. En el 53’, doble cambio arriba: ingresa Luis García por Raúl, que ha jugado francamente mal, y Joaquín por Villa, para abrir el ataque. Más adelante, en el 71’, tercer cambio, Senna por Xavi. Pero el partido se nos va. En el 83’, una falta que le hacen a Puyol la pita el árbitro al revés. El saque sobre nuestra área se traduce en un cabezazo del poderoso Vieira que derrota a Casillas. Y al final, ya en descuento, con España volcada, Zidane hará el 3-1. España no ha jugado del todo bien ni del todo mal. Ha tenido cierto control, pero le ha faltado llegada. Francia ha sido contundente. Nos vamos fuera.

Luis Aragonés, que previamente había dicho que dejaría la selección si España no pasaba al menos de cuartos, si no quedaba realmente bien, se desdice y se mantiene en medio de una fuerte polémica, por eso y por sus dudas con Raúl. Seguirá adelante, a veces encerrado en sí mismo, hasta la Eurocopa de Austria-Suiza, en 2008, que ganaría España con un estilo feliz, abriendo una nueva época.

Pienso que Luis lamentó no haberse decidido antes, ya en Alemania, a hacer lo que hizo después. Seguramente tenía en la cabeza la posibilidad de ese equipo que luego hizo, pero no se decidió, en parte por respeto a la figura de Raúl y a lo que suponía, y en parte por no prescindir de los extremos que tenía, que eran buenísimos (Joaquín y Reyes) aunque no todo lo comprometidos que hubiera sido de desear. Por eso, porque tenía una idea que no se había decidido a poner en práctica, se empeñó en seguir. E hizo bien. Fue un poco como el que suspende un examen sobre una materia que conoce porque ha puesto la respuesta equivocada, pero está seguro de que si pudiera repetir el examen sacaría matrícula.

Y así fue. Dos años después, España ganaba la Eurocopa, con Luis al frente, con la idea que no se decidió a llevar a cabo dos años antes y lo dejó todo encarrilado para el siguiente Mundial. Claro, que para eso tuvo que sufrir aún tensiones en la fase de clasificación, que no empezó del todo bien, y decidirse por fin a prescindir de Raúl.