¡Me lo merezco!

Miguel Muñoz siguió dos años más tras el Mundial de México, hasta la Eurocopa de Alemania’88. España se clasificó para la fase final, pero de allí regresamos con una nueva victoria sobre Dinamarca pero con dos derrotas ante Italia y Alemania. Hubo elecciones a la Federación que ganó Ángel María Villar, que ahí sigue. Exjugador del Athletic y de la selección. Nombró nuevo seleccionador a Luis Suárez.

Luis Suárez aún es el único jugador español que ha ganado el Balón de Oro. Lo consiguió en 1960, jugando para el Barcelona. Había empezado en el Depor, del Barça pasó al Inter, donde ganó dos veces la Copa de Europa y otras dos la Intercontinental. Interior organizador, remató su carrera, ya mayor, con 36 años, en la Sampdoria, como líbero. Luego entrenó a diversos equipos en Italia (Genoa, Inter, Ferrara, Como y Cagliari) y regresó a España, a entrenar al Depor de sus orígenes. Luego fue seleccionador sub-21, ganando con este equipo el Campeonato de Europa de la especialidad en 1986.

Su salto a la primera selección se consideró natural, tras ese éxito con los sub-21. El Mundial iba a ser en Italia, su tierra de adopción. El grupo de clasificación nos enfrenta a Eire, Hungría, Irlanda del Norte y Malta. Pasamos bien, con seis victorias, un empate y una derrota, en Dublín. Eire apretó hasta el final (sólo hizo un punto menos que nosotros), pero España coronó la clasificación con una goleada final en Sevilla a Hungría, a las tres de la tarde, para coincidir en hora con el Malta-Eire. En aquel tiempo España jugaba todos sus partidos oficiales en Sevilla, que daba un respaldo infalible. Seguía vigente la Quinta del Buitre, sobre la que Suárez nucleaba el equipo.

El grupo de seleccionados para ir a Italia fue este:

Porteros: Zubizarreta (Barça), Ablanedo (Sporting) y Ochotorena (Valencia).

Defensas: Chendo (Madrid), Quique Flores (Valencia), Sanchís (Madrid), Andrinúa (Athletic), Alkorta (Athletic), Górriz (Real), Hierro (Madrid) y Jiménez (Sevilla).

Centrocampistas: Michel (Madrid), Rafa Paz (Sevilla), Fernando (Valencia), Martín Vázquez (Madrid), Roberto (Barça) y Villarroya (Zaragoza, en tránsito al Madrid).

Delanteros: Pardeza (Zaragoza), Manolo (Atlético), Butragueño (Madrid), Julio Salinas (Barça) y Bakero (Barça).

El sorteo nos colocó en un grupo que llamamos aquí «de los tres continentes». Los enemigos iban a ser Uruguay, Corea del Sur y Bélgica. No se toma mal el sorteo. Hay ganas de revancha con Bélgica. Pero a medida que se acercaba el Mundial empezó a percibirse cierto nerviosismo. En el Green Club Rivera de Magnano, muy cerca de Udine, donde se concentró España, el ambiente fue malo. Muchos dimes y diretes. Corrió la bolilla de que la Quinta del Buitre imponía condiciones e incluso decidía sobre las alineaciones. No era ningún secreto que Buyo no había ido en el grupo (tenía un gran nivel en esos años, incluso pudo haberle discutido la titularidad durante todo el ciclo a Zubizarreta) porque tenía mala relación con sus compañeros de equipo.

Luis Suárez se italianizó una vez llegados allí. Hizo el equipo más defensivo que antes y atendió muchos más compromisos con la prensa italiana que con la española, lo que no contribuyó a calmar el ambiente.

España, 0 - Uruguay, 0

Debutamos el 13 de junio en Udine, ante Uruguay, que tiene a Francescoli y a Rubén el Principito Sosa como referentes. España sale con estos: Zubizarreta; Chendo, Andrinúa, Sanchís, Jiménez; Michel, Roberto, Martín Vázquez, Villarroya; Butragueño (capitán) y Manolo. El partido es un horror. Un plomo de principio a fin. Los dos equipos juegan contenidos, con precauciones, y además juegan mal. El único momento de emoción se produce en el 72’, cuando Villarroya para con la mano en la raya un cabezazo de Herrera que entraba. El austriaco Kohl señala el correspondiente penalti, que Rubén Sosa lanza a las nubes mientras Zubizarreta inicia su clásica maniobra de desplome lateral. Ha pasado el susto. Tragamos saliva. Luego sigue el aburrimiento hasta el final. En el 79’ entran Rafa Paz por Villarroya y Górriz por Manolo. El equipo termina con una configuración muy defensiva. Las críticas serán severas.

España, 3 - Corea del Sur, 1

Día 17 de junio, de nuevo en Udine. Ahora tocan los coreanos, que nos son desconocidos, con sus nombres imposibles de retener en la memoria. Luis Suárez retoca el equipo. Jiménez y Manolo pagan los platos rotos del primer día y se caen del equipo. La alineación inicial, que ya se mantendrá inalterable para los siguientes partidos, es esta: Zubizarreta; Chendo, Sanchís, Andrinúa, Górriz, Villarroya; Michel, Roberto, Martín Vázquez; Butragueño (capitán) y Julio Salinas. Cinco defensas para un rival menor. No gusta.

Pero resulta, en gran tarde de Michel. En el 23’, empalma un centro de Villarroya y hace el 1-0. En el 42’, Hwang Bokwan hace el 1-1, lo que despierta recelo e inquietud. Las tertulias echan humo durante el descanso. Michel lo iba a resolver, en su día triunfal. En el 56’ coloca el 2-1 en un gran tiro libre. Fernando entra por Butragueño en el 77’, un medio por un delantero, más precauciones. En el 81’ cierra el partido con una jugada personal que corona él mismo con el 3-1. Corre feliz hacia la zona de la prensa, cantando su revancha: «¡Me lo merezco, me lo merezco!», grita mientras amonesta a los críticos con el dedo índice. Con el gol, entra Bakero por Roberto.

España, 2 - Bélgica, 1

Dos partidos, tres puntos. Está bien, a pesar de la atmósfera incómoda que se vive. Hay críticas al modelo defensivo, hay rumores de mangoneo de la Quinta, jugadores excluidos se quejan en voz baja, pero sus denuncias trascienden. El 21 de junio hay que rematar el grupo, ante Bélgica, en Verona. Ahí siguen Scifo y Ceulemans, entre otros de los que nos echaron de México. Se habla, claro, de revancha. Luis Suárez repite el cauteloso once que ganó a Corea: Zubizarreta; Chendo, Sanchís, Andrinúa, Górriz, Villarroya; Michel, Roberto, Martín Vázquez; Butragueño (capitán) y Julio Salinas.

Partido sin gracia y esforzado. En el 14’, Scifo estrella en el larguero un penalti con el que nos ha sancionado el argentino Loustau. Es el segundo golpe de suerte que tenemos en el grupo. En el 20’, derribo del meta Preud’homme a Julio Salinas. Michel transforma el penalti en el 1-0. Es su cuarto gol en este Mundial. En el 28’, Vervoort consigue el 1-1. Todavía antes del descanso, en el 37’, un buen centro de Michel lo cabecea Górriz para el 2-1. El segundo tiempo es espeso y sin más goles. Termina así, 2-1. ¡Campeones de grupo!

Pero no hay felicidad. No gusta el juego defensivo, siguen las comidillas, se echan cuentas y se llega a la conclusión de que si nos llegan a meter los dos penaltis fallados estaríamos eliminados. Hemos pasado por suerte, dicen muchos. Lo único bueno ha sido Michel. De lo demás no funciona nada. Ni Butragueño ni Julio Salinas han marcado gol. ¿Culpa de ellos o de nuestra táctica miedosa?

España, 1 - Yugoslavia, 2

Los octavos de final nos cruzan con Yugoslavia, que viene de ser segunda del grupo de la RFA, en el que han caído Colombia y Emiratos Árabes. La sólida Yugoslavia de siempre, con un artista especial, Stojkovic. También están Spasic, que pronto vendrá al Madrid, y el bético Hadzibegic. Y Savicevic, figura internacional, que no sale de inicio, pero sí durante el partido.

Es el 26 de junio, en Verona otra vez. Luis Suárez repite por tercer partido consecutivo alineación: Zubizarreta; Chendo, Sanchís, Andrinúa, Górriz, Villarroya; Michel, Roberto, Martín Vázquez; Butragueño y Julio Salinas. Y España juega su primer buen partido en el campeonato, pero sin suerte. En el 8’, a Butragueño se le escapa un gol increíble. No mucho más tarde, Julio Salinas estrella un balón a bocajarro en el rostro del meta Ivkovic, que queda aturdido, sin saber lo que ha pasado. Y lo que ha pasado es que ha evitado un gol sin saberlo. A la media hora, Julio Salinas es víctima de un penalti claro que el alemán Schmidhuber no señala. Al descanso estamos ilusionados.

La segunda mitad sigue igual. Luis Suárez quita en el 49’ un central, Andrinúa, y entra Jiménez, empujando a Villarroya hacia adelante. España ya no defiende con cinco, sino con cuatro. La afición lo agradece. Pero hay un peligro suelto, que se llama Stojkovic. Jugador genial, consentido, de los de a mi al pie y los demás a correr, rebajado de tareas de presión, melena bella, el diez en la espalda, calidad exquisita. Un Guti diestro en lugar de zurdo. Se mueve libre, de banda a banda. En el 77’ nos cuela un rosco imparable. 1-0. Luis Suárez ordena el cambio de Butragueño por Rafa Paz, y al tiempo resulta expulsado por algo que le dice al árbitro. Está visiblemente nervioso, no se quiere ir, le tienen que acompañar los carabineros, que le tratan con respeto, porque allí es figura. Por fin entra Rafa Paz por Butragueño en el 80’. España se vuelca y por fin, en el 83’, Julio Salinas alcanza su primer gol del campeonato. 1-1. Vamos a la prórroga. Hemos merecido ganar, no es justo, pero al menos no hemos perdido.

Y la catástrofe sobreviene en el segundo minuto de la prórroga. Falta en la frontal del área española. Se forma la correspondiente barrera de cinco hombres. El guía, el que cubre el extremo más alejado de la zona que cubre Zubizarreta, es Michel. Stojkovic coloca el balón. Lanza. Michel se encoge, vuelve la cara y el balón pasa como una exhalación por el lugar que debería estar ocupando su cara y se cuela en la escuadra. La repetición de televisión y las fotos le delatan: al arrugarse ha dejado el hueco mortal. El tiro no ha ido sobre la barrera, sino justo por donde cubría su cabeza.

Ya no hay más goles. El tiro de Stojkovic nos deja fuera y ensombrece el gran Mundial de Michel, que tiró de España en los partidos anteriores. Pero ahora tendrá que escuchar lo suyo, en respuesta a aquel «me lo merezco» gritado el día de Corea. El grupo vuelve desunido y desacreditado. Para la Quinta del Buitre ha sido un golpe. Butragueño ha estado particularmente mal. Así como en México fue un héroe, en Italia dejó una extraña sensación de decadencia prematura.

Por el horizonte aparecía Clemente…