Tras el fiasco del Mundial de España, Santamaría dejó la selección y casi desapareció de la circulación. En mucho tiempo no se le vio. El fracaso (de la selección, no del Mundial, que resultó bien) acabó por llevarse por delante al presidente de la federación, Pablo Porta, cesado por un decreto de quita y pon del gobierno de Felipe González, (a instancias de un periodista muy influyente en la época, José María García), que impedía a los presidentes de federación presentarse a un tercer mandato. En 1984 a Pablo Porta le sucedió el aragonés José Luis Roca.
Antes, nada más acabar el Mundial, Porta había designado a Miguel Muñoz seleccionador. Madrileño, había sido, como Santamaría, jugador del Madrid de las Copas de Europa, su capitán en las dos primeras, su entrenador en la quinta y en la sexta. Se mantuvo como entrenador del Madrid catorce años. Luego había entrenado a otros equipos y parecía indicado para el cargo, por su edad y cachaza. Era un hombre inalterable.
Las cosas salieron bien. Clasificó a España para la Eurocopa’84, en Francia, tras un espectacular 12-1 a Malta en jornada feliz en Sevilla. Había que ganar por once goles, se consiguió y ese partido marcó a una generación entera. Luego, en la Eurocopa, llegó a la final, tras batir a la RFA en la fase de grupo y a Dinamarca, gran selección en aquella época, en semifinales. Perdió la final con Francia, 2-0. El primer gol fue muy comentado por la forma en que se le escurrió el balón bajo el cuerpo a Arconada. El segundo llegó en los últimos instantes. España perdió dignamente esa final.
El grupo de clasificación para el Mundial no fue fácil. Nos batimos con Escocia, Gales e Islandia. Escocia y Gales tenían entonces equipos fuertes. En Escocia destacaban Souness y Cooper; en Gales, la pareja de ataque, Rush-Hughes (luego del Barça) era formidable. España perdió las dos salidas a Gran Bretaña, pero ganó el resto de partidos. El último partido fue en Sevilla, ante Islandia, en el campo del Betis y Gordillo marcó el gol decisivo ante su parroquia. En el curso de esta clasificación se produjo el relevo de Arconada por Zubizarreta, que se instalaría en la selección por mucho tiempo. La derrota en Gales 3-0 fue el último partido de Arconada, que dejaba atrás una gloriosa carrera de 68 partidos con la selección.
Eran los años grandes de la Quinta del Buitre, que en ese tiempo ganó cinco ligas consecutivas y dos Copas de la UEFA, con llamativas goleadas en el Bernabéu. Aquel grupo fue la base de la selección, aunque le faltaría uno, el central Sanchís, lesionado, y bien que se echaría en falta. Más todavía porque su pareja en el Madrid, Maceda, fue a México mal curado de una lesión; en el Madrid le hicieron reaparecer prematuramente para la final de la Copa de la UEFA ante el Colonia.
Muñoz cometió un error grave en la lista: solo llevó dos centrales, el citado Maceda, que se resentiría, y el bilbaíno Goikoetxea. Formaban una pareja soberbia, impecable, pero ante la eventual baja de alguno de ellos no había suplentes específicos. Gallego, centrocampista, podía hacer de libre, sí, pero eso era todo.
La lista para México fue esta:
Porteros: Zubizarreta (Barça), Ablanedo (Sporting) y Urruti (Barça).
Defensas: Tomás (Atlético), Chendo (Madrid), Goikoetxea (Athletic), Maceda (Madrid), Camacho (Madrid) y Julio Alberto (Barça).
Centrocampistas: Michel (Madrid), Víctor (Barça), Señor (Zaragoza), Quique Setién (Atlético), Gallego (Madrid), Francisco (Sevilla), Calderé (Barça) y Gordillo (Madrid).
Delanteros: Eloy (Sporting), Butragueño (Madrid), Julio Salinas (Athletic), Rincón (Betis) y Carrasco (Barça).
Como se ve, muchos centrocampistas, pocos defensas y solo dos centrales específicos. Muy poco relevo para una zona donde suelen caer tarjetas. Y encima sobrevendría la lesión de Maceda.
Brasil, 1 - España, 0
El grupo hace una concentración en México, a la espera de que empiece el grupo, en el que se encontrará sucesivamente con Brasil, Irlanda del Norte y Argelia. El estreno es con Brasil, en Guadalajara, el 1 de junio. Para este primer partido, Muñoz alinea este grupo: Zubizarreta; Tomás, Maceda, Goikoetxea, Camacho (capitán); Michel, Víctor, Francisco, Julio Alberto; Butragueño y Julio Salinas. Brasil está bastante cambiada desde que la vimos en España. Ahí sigue Sócrates, el elegante centrocampista de pie pequeño y mentalidad izquierdista, pero su entorno es otro. Ya no es tan gran equipo. Pero es Brasil.
El partido es entretenido, España juega bien, Brasil es una amenaza. El primer tiempo se desarrolla sobre todo en el centro del campo, con grandes precauciones de ambos. En la segunda mitad, ambos se atreven más. Buscan la victoria. En el 52’, Michel recoge en el borde del área el lanzamiento de un córner, controla con el pecho, deja caer el balón y pega una perfecta volea que percute en la parte baja del travesaño, bota tras la raya y sube, saliendo por el efecto inverso que le había dado el golpe en el larguero fuera de la portería. Las fotos mostrarán inequívocamente que la pelota entró, pero el árbitro australiano, Bambridge, no lo concedió. No sería la única que nos jugara: en el 63’, hay un remate brasileño al larguero de Zubizarreta que le queda franco a Sócrates, en fuera de juego cuando se produjo el disparo, y cabecea a la red. Bambridge concede el gol. Es el 1-0. Muñoz meterá a Señor en el 83’, por Francisco, España apretará, pero el partido queda así: 1-0. Es una derrota, pero no desespera. El equipo no ha jugado mal ante Brasil, la derrota se le puede cargar con justicia al árbitro y los rivales que quedan, Irlanda del Norte y Argelia, son abordables. Interviú publica una foto inequívoca que muestra que el tiro de Michel entró. El debate se va por ahí.
España, 2 - Irlanda del Norte, 1
El 7 de junio jugamos el segundo partido, también en Guadalajara, aunque no en el estadio Jalisco, donde perdimos con Brasil, sino en el Tres de Marzo. Enfrente está Irlanda del Norte, con su buen y prestigioso meta Jennings. Muñoz hace un cambio obligado: Maceda se ha resentido de la rodilla, su lugar lo va a ocupar el madridista Gallego. Sobre la marcha entrará Calderé, jugador de maduración tardía, que apareció en el Barça con veintiséis años y que tuvo momentos espléndidos. No pudo jugar el primer encuentro, contra Brasil, por una imprudencia: en un día libre, en una salida, ha tomado algo (quizá simple hielo con un refresco) que le ha producido el llamado «mal de Moctezuma», una descomposición intestinal que afecta con frecuencia a los turistas en México, y contra la que los locales están inmunizados. Ahora ya se ha recuperado y puede jugar. Miguel Muñoz saca este equipo: Zubizarreta; Tomás, Gallego, Goikoetxea, Camacho (capitán); Michel, Víctor, Francisco, Gordillo; Butragueño y Julio Salinas.
Irlanda del Norte ha empatado el primer partido con Argelia, dato que no asusta. El encuentro empieza muy bien y continúa mejor todavía. En el 2’, Butragueño marca su primer gol en un Mundial del que saldrá encumbrado. 1-0. En el 18’, Julio Salinas hace el 2-0. España controla toda la primera parte. Nada más empezar la segunda, en el 48’, los irlandeses hacen el 2-1, por medio de Clarke, pero la victoria de España no peligrará. En el 54’ entra Calderé por Gordillo; en el 78’, Señor por Julio Salinas. El partido acaba plácidamente para España. Hay calma en el grupo. La derrota ante Brasil queda lejos, ganando a Argelia pasamos seguro. Como icono del partido queda una foto de Camacho con la frente vendada tras hacerse una brecha, muy en su papel de capitán indesmayable, de hombre bravo de todas las canchas del mundo.
España, 3 - Argelia, 0
El 12 de junio completamos el grupo, en Monterrey. Argelia nos es desconocida en trazos generales, aunque ahí están Belloumi y Madjer, grandes jugadores, y un tal Zidane, menos conocido, cuyo sobrino será célebre. Muñoz coloca ya a Calderé de titular, pero mantiene estabilidad en el resto del equipo: Zubizarreta; Tomás, Gallego, Goikoetxea, Camacho (capitán); Michel, Víctor, Francisco, Calderé; Butragueño y Julio Salinas. El partido es plácido. España es mejor. En el 17’, marca Calderé, definitivamente recuperado de su dolencia. 1-0. En el 46’ entra Eloy por Butragueño. En el 68’ repite Calderé. 2-0. En el 71’, marca Eloy. 3-0. En el 84’ entra Señor por Michel. El partido acaba 3-0, España está clasificada con cuatro puntos, segunda de grupo. Primera es Brasil, con seis. Irlanda del Norte y Argelia se reparten un punto cada una. En España reinaría el optimismo si no fuese porque en el cruce de octavos aparece Dinamarca, convertida en una potencia…
España, 5 - Dinamarca, 1
Porque en el grupo E, Dinamarca ha arrasado. Un grupo duro. Ha ganado sucesivamente a Escocia, Uruguay y la RFA. Ha acumulado nueve goles a favor por uno en contra. Tiene un perfecto funcionamiento, está hecho de jugadores fuertes, altos, potentes y técnicos. La orquesta la dirige Laudrup, pero el que de verdad da miedo es Elkjaer-Larsen, un atacante pleno. Está también Lerby, cerebral zurdo que ordena el medio campo. Salta el recuerdo del timo que nos pegó Bambridge ante Brasil. Los brasileños, campeones de nuestro grupo, se cruzan con Polonia, más fácil. Dinamarca da verdadero miedo.
Pero a la hora de la verdad, se vivirá una de las jornadas plenas de júbilo en torno a la selección. Será el 18 de junio, en Querétaro, ciudad que quedará impresa para siempre en el imaginario del aficionado español. Muñoz mantiene su línea y repite modelo y casi los hombres, uno por uno: Zubizarreta; Tomás, Gallego, Goikoetxea, Camacho (capitán); Michel, Víctor, Calderé, Julio Alberto; Butragueño y Julio Salinas.
España empieza medrosa. Impone Dinamarca, que se nos echa encima con todo su poder. Lo pasamos mal. En el 33’, penalti, que transforma Olsen. 0-1. Se teme la goleada. Cuando estamos pensando en tener al menos una despedida honorable, Butragueño caza en el 43’ un pase horizontal entre defensas daneses, gana el balón y marca con un toque preciso. 1-1. Nos vamos al descanso algo aliviados. Al regreso comparece Eloy por Julio Salinas, que no hizo un buen Mundial.
En la segunda mitad, ataca Dinamarca. En la primera salida de España, córner. Camacho, que ha subido, cabecea desviado pero aparece por el segundo palo Butragueño y marca. Es el 56’. 2-1. Vuelve a atacar Dinamarca. En el 69’, España tiene otra salida y Butragueño le hace un regate descatalogado a Nielsen, que le derriba. Penalti. Goikoetxea transforma. 3-1. Sigue la ofensiva danesa, siguen los contraataques. España ya está a gusto, Dinamarca se ofusca. Tomás está cumbre frente a Elkjaer-Larsen. En el 80’, otra escapada de España, Eloy se va solo y cede a Butragueño, que marca a puerta vacía. 4-1. En el 84’ sale Francisco por Michel. Y en el 90’, nuevo penalti a Butragueño, que transforma él mismo. 5-1. ¡Los goleados han sido los daneses!
En España estalla el júbilo, particularmente en Madrid, por la exaltación de Butragueño, el entrañable Buitre, a las alturas. El partido se jugó por la tarde en México, la noche en Madrid. Estaban en plena boga las terrazas de verano por la Castellana, en el centro de la capital, donde se reunía mucha gente a tomar copas y a disfrutar de la tibias noches madrileñas. La noticia de la goleada corrió por allí como la pólvora. Era periodo electoral y surgió un grito espontáneo. «¡Oa, oa, oa, el Buitre a la Moncloa!». Alguien se metió en la fuente de Cibeles a refrescarse, al estilo italiano. Luego otro, y otro, y otro más y muchos más todavía. Algunos treparon sobre la diosa, con banderas de España. De ese día data la costumbre de los madridistas de celebrar en Cibeles.
El día siguiente tuve la suerte de desayunar con Michel y Butragueño. Estábamos en el mismo hotel, periodistas y jugadores. Butragueño parecía abrumado por lo ocurrido. Su súbita elevación parecía aturdirle. Quitaba mérito a los cuatro goles. Me los narró con sencillez y lo vi tan fácil que me pareció que podría haberlo hecho cualquiera.
Ese mismo día, en el Telediario de TVE-1 se produce un desliz llamativo. Sobre la imagen de los goles repetidos de Butragueño, aparece por unos instantes la mosca del PSOE. Estábamos en periodo electoral y aquello levantó polémica. TVE lo justificó como un error de grafismo…
España, 1 - Bélgica, 1 (4-5 en penaltis)
Un serio contratiempo ante el partido de cuartos frente a Bélgica: Goikoetxea no puede jugar, por tarjetas. Maceda sigue sin recuperarse. Hay una incómoda polémica los días anteriores. Está claro que los médicos no han detectado el serio riesgo que corría Maceda de recaer, está igualmente claro que, con riesgo o sin él, Muñoz debería haber llevado más centrales. Pero ya no hay remedio. Enfrente va a estar Bélgica, un equipo sólido y duro, con un juego espeso, algo marrullero, y jugadores de gran tono: Gerets, Scifo, Vercauteren, el delantero Ceulemans… Y Pfaff, el meta, uno de los grandes del momento. Venían de ganar en octavos a la URSS, 4-3, tras prórroga. Pero han jugado el 15, tres días antes que nosotros. El agotamiento les queda a una semana de distancia.
La cita es en Puebla, estadio Cuauhtémoc, el 22 de junio. El público ha estado por España en todos los partidos, en este aún más, porque en el Puebla han jugado Pirri y Asensi, una vez abandonados el Madrid y el Barça, y han dejado buen sabor de boca. Muñoz compone la defensa con Chendo, lateral del Madrid, como stopper. Gallego repite de libre. La lesión de Maceda le ha convertido en el libre titular del Mundial. Así empezó en el Madrid, pero para entonces jugaba siempre en la media. La pareja de centrales del Madrid la formaban Sanchís y Maceda.
Muñoz sale con estos once: Zubizarreta; Tomás, Gallego, Chendo, Camacho (capitán); Michel, Víctor, Calderé, Julio Alberto; Butragueño y Julio Salinas. España domina porque Bélgica prefiere esperar. España hace todo el gasto. Los belgas dejan suelto a Tomás, el voluntarioso lateral atlético. Buen defensa, pero flojo atacante. El balón va una y otra vez hacia él, que lo sube y lo pierde, lo sube y lo pierde… En el 34’, un ataque belga justo por su lado le coge la espalda y el centro al área lo cabecea Ceulemans, que gana con su estatura y su salto poderoso a Chendo. 0-1. El gol nos ha llegado por el talón de Aquiles del grupo, el centro de la defensa. Chendo, lateral, no tenía recursos para enfrentarse al cabeceo de un verdadero gran especialista internacional, como era el caso de Ceulemans.
Bélgica ya se encierra sin rubor. Tras el segundo tiempo comparece Señor por Tomás. Muñoz desbarata así el plan belga de permitir que todos los balones suban por ese lado mientras protege el resto del campo. España hará un buen segundo tiempo, insistiendo frente a una defensa muy ordenada y poblada. Cuesta. En el 63’, entra Eloy por Julio Salinas, una vez más. Los minutos pasan. Todos miramos al Buitre, pero está ahogado entre defensas contrarios. El equipo hace un esfuerzo noble. Al fin, en el 85’, un tirazo seco desde el borde del área de Señor, recogiendo un rebote tras el enésimo córner, se cuela entre un bosque de piernas y vale el 1-1.
En la prórroga se nota cierto agotamiento en los dos y el tiempo discurre con naturalidad como por un tobogán hasta la tanda de penaltis, que saldrá mal. Marcan Señor, Chendo, Butragueño y Víctor, pero Eloy falla el segundo de la tanda. Los belgas serán impecables ante Zubizarreta, que siempre dio sensación de vulnerabilidad excesiva en los penaltis, casi de pasividad. Resultaba deprimente verle caer blandamente, casi como un saco que se vence hacia un costado, una y otra vez al lado contrario del que iba el balón.
España se volvió con un sabor agridulce. Lo de Querétaro fue grandioso, caer en cuartos en los penaltis ante Bélgica resultó un chasco. En semifinales esperaba la Argentina de Maradona, un partido precioso.
Un día me dijo Valdano que en Argentina suspiraron aliviados al ver que Bélgica pasaba. Nos tenían miedo. Pero…