AGRADECIMIENTOS

El primer gracias, bien grande, debe ir a Mario Noya, que me animó a comenzar a escribir para el suplemento de historia de Libertad Digital y corrigió con paciencia todos los artículos que fui escribiendo, a pesar de que el pobre no se enteraba de la mitad de la jerga que empleaba y tuvo que irla eliminando lo mejor posible. Fernando Díaz Villanueva fue la inspiración de hacer una serie de historia de la informática con sus pasajes de la historia de España. Y Antonio Arcones, con su tempranero «oye, que aquí hay un libro», me ayudó a tener la constancia necesaria para poder terminarlo antes de agosto de 2023, que es cuando lo hubiera finalizado si me dejo llevar por esa vocecita que me sugería que hiciese algo distinto de escribir los fines de semana, que después de todo son para divertirse. Los ánimos de los lectores también ayudaron, qué duda cabe.

Evidentemente, si mi vida no fuera más sencilla gracias a mi familia y mis amigos, nada de esto hubiera sido posible. Entre ellos, debo mencionar a Guillermo Echeverría y María Díez que, con su Museo Histórico de la Informática, me metieron el gusanillo en el cuerpo. Antonio Miranda, que me propuso un título inmejorable. Patricia Campuzano me dio confianza con su empeño de que yo acabaría publicando algún libro, fuese de lo que fuese. Mar Moscoso, la agente de viajes, inspiró uno de los capítulos. Mi padre me metió en este proceloso mundo de la informática cuando no llegaba a los diez años y ha sido siempre un ejemplo a seguir. Y sin mi madre no habría llegado entero y con los tornillos más o menos en su sitio al final de este libro.

De entre todos los que han escrito antes que yo sobre esto, debo destacar la labor de Martin Campbell-Kelly, autor del que creo es el mejor libro sobre la historia de la informática, y Miquel Barceló, a quien creo el único en haber escrito un volumen sobre estos asuntos en nuestro idioma, y a quien leía y admiraba ya antes por su labor con la literatura de ciencia ficción, una de mis mayores debilidades.

Evidentemente, me dejo a mucha gente, que espero que me sepa perdonar por ello. Pero tampoco es cuestión de hacer esto interminable, caramba.