En esta cuarta investigación del comisario Montalbano (con nombres, lugares y situaciones totalmente imaginarios) entran en juego los violines. El autor, como su personaje, no está capacitado para hablar y escribir de música ni de instrumentos musicales (durante algún tiempo tuvo el valor, para desesperación de sus vecinos, de querer estudiar el saxo tenor): por consiguiente, todas las informaciones proceden de las obras que S. F. Sacconi y F. Farga han dedicado al violín.
El doctor Silio Bozzi me ha impedido incurrir en algún que otro error «técnico» en el relato de la investigación. Le doy las gracias.