Introdución

La explosión me ensordece. La plaza del mercado está en llamas. Los que siguen corriendo, es porque han sobrevivido. Me alegro por ellos. A menos de cinco metros de mí, rueda una señora mayor sobre el asfalto. Tiene en la cabeza restos rojos de metralla. Ya nadie puede ayudarla. Nadie puede ayudarme. Yo observo la mano que ha lanzado la granada. Mi mano. No puedo reconocer nada malo en ella.

XAVER LORENZ