Entonces su alma se partió en pedazos.
Y lloró las lágrimas del que había condenado a la Humanidad,
y liberó a la Humanidad de su sufrimiento;
lloró las lágrimas del que había destruido la Esperanza,
y renació en el yermo en el que la había arrojado;
lloró las lágrimas acumuladas durante milenios de tormento,
y el tormento fue consolado;
lloró el dolor de las generaciones perdidas,
y los perdidos fueron hallados;
lloró las lágrimas de las víctimas del Exterminio
hasta que sació su sed de paz;
lloró las lágrimas del que sabe que es el único responsable del horror,
y pudo perdonarse por aquel horror.
Lloró las lágrimas de un dios plutónico
y sus pensamientos ascendieron suavemente
a la noche del amanecer eterno,
cuando Eva le hizo el amor,
y cerró los ojos húmedos para entregarse a aquellos dulces recuerdos
mientras lentamente se apagaba Tertia M Alfa,
la última estrella del Universo.