La televisión por la mañana era tan aburrida y Sadman se sentía tan cansado que se recostó en el sofá. Sintonizó el canal muerto, cerró los ojos y su consciencia se diluyó lentamente hasta desaparecer. Cuando los abrió de nuevo habían pasado seis horas. Subió el volumen del televisor. Tras zapear durante cuarenta minutos descubrió canales más allá de los mil quinientos que solía frecuentar. Haberlos ignorado podía incurrir en delito contra la Tercera Ley, por lo que se dispuso a profundizar en ellos. Pronto supo que eran canales de la Ciudad Vector, y en ese momento se hallaban en horario de prime time.