Ha habido muchas personas que han sido fundamentales para este libro.
Gracias a Serena Carlesi y Fiodor Sorrentino por convencerme de que lo acabara y ayudarme a que alcanzase su forma definitiva.
Gracias a Walter Forli por su precioso asesoramiento en medicina legal y por prestar parte de su nombre a un personaje.
Gracias a Rocco Chirivi y Carlo Toffalori por detectar un error matemático en la primera versión del libro y explicarme con (mucha) paciencia el significado exacto de lo que quería decir.
Gracias a Piergiorgio, Virgilio, Serena, Mimmo, Letizia, Paola, Francesco, Federico, Gherardo, Giacomo, Rino, Piero, Vittorio, Liana, a mi padre y a mi madre y a todos aquéllos que lo leyeron cuando todavía era pequeño y no había sido adoptado por un editor, y me dijeron que les había gustado.
Gracias a los marqueses de Antinori, a los condes de Barbi, al duque de Salaparuta y a sus demás colegas por contribuir a mi fantasía y fluidez de escritura.
Por último, gracias a Samantha, que con su paciencia e inteligencia mejoró mucho este libro, y aún más al autor.
Pisa, 12 de agosto de 2003, casi medianoche