[1] «Cuando por imprescindible necesidad, tuvieron que valerse de nosotros —se queja un oficial republicano— sólo utilizaron un número estrictamente indispensable de oficiales leales y éstos fueron constantemente vigilados e incluso amenazados por su supuesto fascismo». PÉREZ SALAS, Guerra en España, p. 259. Véase también ROMERO SOLANO, Vísperas de la guerra de España, p, 308. <<
[2] Véase MARTÍN BLÁZQUEZ (un oficial del Ministerio de la Guerra) en I Helped to Build an Army, p. 189; PÉREZ SALAS, en Guerra en España, p. 115. <<
[3] Gaceta de Madrid, 28 de julio de 1936. <<
[4] Ibíd., 3 de agosto de 1936. <<
[5] Ibíd., 18 de agosto de 1936. <<
[6] Véase p. 261.de esta obra. <<
[7] Información dada al autor por el propio Giral, quien afirmó también que Largo Caballero tenía «un temperamento violento» y «ponía una oposición terrible a la formación del ejército voluntario». <<
[8] 20 de agosto de 1936. <<
[9] Según Giral, cuando fue entrevistado por el autor. <<
[10] Véase la p. 108 de esta obra. <<
[11] 21 de agosto de 1936. <<
[12] Gaceta de Madrid, 27 de agosto de 1936. <<
[13] Véase la p. 30 de esta obra. <<
[14] Véase Política, 19 de agosto de 1936. <<
[15] «Apenas es necesario decir —escribía un observador del ala izquierda— que estas tropas cometieron todos los errores imaginables. Los ataques nocturnos eran iniciados con vivas a la revolución; la artillería se colocaba con frecuencia en la misma linea que la infantería. Algunas veces se daban incidentes verdaderamente grotescos. Un día me dijo un miliciano que después del almuerzo todo el destacamento se fue al campo vecino a comer uvas; cuando volvieron estaba ocupada la posición por el enemigo». KAMINSKI, Ceux de Barceone, p. 244. Con referencia a las ofensivas lanzadas por las milicias catalanas contra la sitiada ciudad de Huesca, MANUEL AZNAR, seguidor del general Franco, escribe en su Historia Militar de la Guerra de España, pp. 601 y 602: «… en los primeros tiempos, los ataques de las columnas catalanas, casi todas formadas por voluntarios del milicianado anarquista, fueron tan perfectamente incoherentes y tan apartados de las normas relacionadas con la técnica, que más que operaciones de tipo militar propiamente dicho, los movimientos de aquellas fuerzas parecían meros intentos de hordas descompuestas y arbitrarias. De este modo permitieron que el Mando nacional ganara dos o tres meses, allegara algunos refuerzos, sacara fuerzas de flaqueza, concentrara algún material y estudiara el paso de la defensa elástica a la rígida. Luego, en las concentraciones del fuego artillero, en la disposición de las ametralladoras, en la preparación de los asaltos, en el mal encuadramiento de las tropas, en la indecisión de los mandos subalternos y en la flojedad de las embestidas, se vio que el ejército asediante carecía de los elementos psicológicos y técnicos más indispensables para la guerra». Véase también ibíd., p, 106. En cuanto a la disciplina, véase, por ejemplo, PÉREZ SALAS en Guerra en España, p. 145; informe literal de una reunión de los líderes militantes y políticos del frente de Aragón en septiembre de 1936; discurso de Enrique Lister, citado en Mundo Obrero de 12 de octubre de 1936. Para una relación del comportamiento de las milicias socialistas en el frente de Toledo, véase a ROMERO SOLANO (exdiputado socialista por Cáceres), en Víspera de la guerra de España, pp. 308-310. <<
[16] Guerra en España, pp. 131 y 132. <<
[17] Miguel González Inestal, en Internacional, julio-agosto de 1938. <<
[18] The Forging of a Rebel, pp, 536 y 537. <<
[19] Hoy, 12 de agosto de 1939. <<
[20] MARTÍN BLÁZQUEZ oficial del Ministerio de Guerra bajo Hernández Sarabia y Largo Caballero, escribe en I Helped to Build an Army, p. 143: «No bahía desde luego ningún Estado Mayor General, pero sus funciones eran desempeñadas en parte por el Departamento de Información que recibía todos los mensajes… La mayor parte de los otros departamentos del Estado Mayor no fueron creados hasta después… que Largo Caballero se convirtió en ministro de la Guerra». Es digno de observar que el Ministerio de la Guerra bajo Hernández Sarabia tenía que depender de las organizaciones obreras por gran parte de su información. «En las oficinas de la UGT de Madrid —escribe ÁLVAREZ DEL VAYO en Freedom’s Battle, p. 28— se estableció un Buró permanente de información, y durante algún tiempo fue la más importante agencia de noticias del Ministerio de la Guerra. Desde cada provincia, desde cada pueblo donde había un representante de esta organización, se telefoneaba inmediatamente a la oficina central el más ligero movimiento de las tropas rebeldes». Véase también a ROMERO SOLANO en Vísperas de la Guerra de España, p. 308, y el discurso de RODOLFO LLOPIS publicado en La Correspondencia de Valencia de 13 de agosto de 1937. <<
[21] En los primeros meses de la contienda, el Ministerio de la Guerra no ejerció ninguna autoridad en el campo del transporte y tuvo que aceptar un Comité Nacional de Autotransporte, dominado por los sindicatos de la CNT y UGT (véase el decreto publicado en la Gaceta de Madrid, de 3 de agosto de 1936, y las enmiendas subsiguientes, en la Gaceta del 20 de septiembre y 4 de octubre de 1936). El Comité no sólo prestó poca atención a las demandas del Ministerio de la Guerra (véase, por ejemplo, MARTÍN BLÁZQUEZ en I Helped to Build an Army, pp. 131 a 134, cuyo testimonio fue confirmado ampliamente al autor por Alejandro García Val, Director de transportes más adelante), sino que sus órdenes fueron muy a menudo desatendidas por las unidades milicianas, los comités, ramos de sindicatos y direcciones locales de los partidos, que retenían cuantos vehículos les era posible para su propio uso sin consideración a los requerimientos generales. Véase CARREÑO ESPAÑA sobre el problema del transporte en Madrid (Actas de la Junta de Defensa de Madrid, p. 456). <<
[22] Véase, por ejemplo, MANUEL AZAÑA en La velada de Benicarló, p. 107. Alejandro García Val, comandante durante cierto tiempo del Quinto Regimiento del Partido Comunista, dijo al autor, después de la guerra, que el Regimiento robaba a menudo vehículos a la CNT para compensar sus propias deficiencias. <<
[23] Esto está confirmado por diplomáticos alemanes residentes en territorio del general Franco. Véanse las comunicaciones de Hans Hermann Voelckers y teniente general Wilhelm Faupel al Ministerio de Asuntos exteriores alemán, según aparecen en Documents on German Foreign Policy, 1918-1945. III. Germany and the Spanish Civil War, 1936-1939, pp, 137 a 139 y 159 a 162. Hemos de referir aquí que las unidades de milicias carlistas (monárquicas) y falangistas, que en los primeros meses de la guerra no estaban subordinadas al ejército regular, sufrieron algunos de los defectos de las milicias del campo izquierdista. Según Ramón Serrano Súñer, ministro de Asuntos Exteriores y miembro de la Falange, «no estuvieron siempre suficientemente disciplinadas. Entre Hendaya y Gibraltar, p. 43. <<
[24] Véanse las notas 1 y 8 del capítulo 8 de esta obra. <<
[25] Aunque los rusos negaron a España en octubre, los primeros aviones de combate no llegaron hasta el 2 de noviembre. Véase la nota 9 del capítulo 8. <<
[26] «Se está dando un fenómeno en esta guerra y es que los fascistas cuando les atacan en ciudades aguantan mucho, y los nuestros no aguantan nada; ellos cercan una pequeña ciudad, y al cabo de dos días es tomada. La cercamos nosotros y nos pasamos allí toda la vida». García Oliver, líder de la CNT-FAI en una reunión de dirigentes políticos y militares del frente de Aragón en septiembre de 1936. (Véase Informe verbal). Dos relatos reveladores, de un testigo ocular del campo antifranquista, sobre el caos durante el sitio del Alcázar de Toledo, pueden hallarse en LOUIS FISCHER, Men and Politics, pp. 359 a 362, 365 a 369; y un articulo de CLARA CANDIANI en La Dépeche de Toulouse, de 3 de octubre de 1936. <<