Notas del capítulo 18

[1] Gaceta de Madrid, 8 de octubre de 1936. <<

[2] 10 de octubre de 1936. <<

[3] 20 de marzo de 1937. <<

[4] Articulo publicado en CNT, de 26 de mayo de 1937. <<

[5] Tribuna, octubre de 1948. <<

[6] 12 de octubre de 1936. <<

[7] Por la revolución agraria, p. 44. <<

[8] Discurso publicado en Juventud Libre, el 24 de julio de 1937. Véase también Castilla Libre, 30 de marzo de 1937, citando a un miembro del Comité provincial de la CNT de Ciudad Libre (antes Ciudad Real) según el cual un delegado del Ministerio de Agricultura había ordenado la devolución de la tierra a personas que no eran fascistas; y una carta enviada al Ministerio de Agricultura por Ricardo Zabalza, secretario general de la Federación Española de Trabajadores de la Tierra (publicada en Adelante, 29 de mayo de 1937) quejándose de que un delegado del Instituto de Reforma Agraria había ordenado la devolución de una gran finca en el pueblo de Garbayuela, Badajoz, a «un faccioso que estuvo preso y a punto de ser fusilado». <<

[9] Véase la página 90 de esta obra. <<

[10] Claridad, 14 de diciembre de 1936. <<

[11] Para referencias de la hostilidad creada entre los socialistas del ala izquierda, véanse las respuestas de varios secretarios provinciales de la Federación de Trabajadores de la Tierra a las preguntas formuladas por el periódico socialista Adelante, en relación con la política comunista en el campo, tal como se publica en Adelante de los días 17 y 20 de junio de 1937, y en CNT de 14 y 21 de junio de 1937. Véase también Colectivismo, 1de mayo de 1938 (articulo de A. Fernández Ballesteros). <<

[12] Véase, por ejemplo, el discurso de Vicente Uribe, ministro de Agricultura, reproducido en Verdad, 8 de diciembre de 1936. <<

[13] Merece notarse que en sus esfuerzos por ganar el apoyo de los estratos medios de la población rural, republicanos y derechistas, los comunistas se veían obligados a restringir las tendencias colectivistas aun en su propio movimiento juvenil. «Nosotros hemos visto que no sólo ciertas organizaciones, sino nuestra propia juventud, en los primeros momentos de la guerra, no comprendiendo el carácter de la lucha actual, defendía también esa política colectivizadora —decía Santiago Carrillo, secretario general de la Federación de Juventudes Socialistas Unificadas—, pero los camaradas de Badajoz y de las provincias campesinas saben bien que cuando la federación ha dicho que ése no era el camino, y habéis empezado a trabajar sobre la linea justa, la situación en el campo —aunque no fundamentalmente, por el poco tiempo que habéis tenido para ello— ha comenzado a variar también. Nosotros condenamos por erróneo, por perjudicial, por comprometedor para la victoria todo intento de socialización prematura.

No hará falta que hablemos de cómo en el único país del mundo que ha hecho la revolución, la Unión Soviética, después de nueve años de poder proletario es cuando se ha comenzado a colectivizar la tierra. ¿Cómo vamos a hacer nosotros en plena República democrática lo que ha hecho la Unión Soviética después de nueve años de poder obrero? Nosotros decimos que nuestra línea, por mucho tiempo, mientras la situación de nuestro país no nos permita otra cosa, es la linea de la defensa del pequeño campesino, de la defensa de los intereses legítimos del pequeño propietario del campo». Discurso en la Conferencia Nacional de la JSU en enero de 1937 (CARRILLO, En marcha hacia la victoria, p. 41). <<

[14] Véase la p. 60 de esta obra. <<

[15] 16 de diciembre de 1936. <<

[16] Adelante, 3 de julio de 1937. <<

[17] Ibíd. Véase también Por la revolución agraria, pp. 42 y 43, y la declaración de Ramón Arcos Arnau, secretario provincial de la «Sección Madrid», de la Federación de Trabajadores de la Tierra, como aparece en CNT, 14 de junio de 1937. <<

[18] Por la revolución agraria, pp. 42 y 43. Véase también Adelante, 17 de junio de 1937 (respuesta de Jesús Pérez Pérez a las preguntas formuladas por el periódico referentes a la política comunista en el campo); Colectivismo, 15 de septiembre de 1937; enero-febrero de 1938; 1 de mayo de 1938 (artículo de A. Fernández Ballesteros). <<

[19] Entrevista publicada en Adelante, reproducida en Solidaridad Obrera. 28 de mayo de 1937. Véase también su carta al ministro de Agricultura publicada en Adelante, 29 de mayo de 1937, y el artículo de José España en Cultura y Acción, 5 de junio de 1937, y en Nosotros, 3 de junio de 1937. <<

[20] Castilla Libre, 10 de abril de 1937. Véase también la carta de Zabalza al ministro de Agricultura, publicada en Adelante, 29 de mayo de 1937. <<

[21] Loc. cit. Véase también Castilla Libre, 31 de marzo de 1937 (articulo de Isabelo Romero); CNT, 26 de marzo y 29 de mayo de 1937; Frente Libertario, 20 de marzo y 6 de abril de 1937; Spanish Revolution, 2 de julio de 1937. <<

[22] Entrevista hecha para Juventud. Libre, 10 de julio de 1937. Véase también Acracia, 19 de marzo de 1937 (articulo de M. Salas); CNT, 29 de mayo de 1937; PEIRATS, La CNT en la revolución española, pp. 320 y 323. <<

[23] Un comisario de las Brigadas Internacionales controladas por los comunistas, una autoridad en la revolución española, escribió al autor después que sus relaciones con el partido comunista se enfriaron: «… que la ofensiva del Partido Comunista contra la colectivización era absolutamente errónea pues aunque había abusos, colectivización obligada, etc., hubo también buenas colectivizaciones, como por ejemplo, las voluntarias». <<

[24] Véase ANÍBAL PONCE en Examen de la España actual, p. 75; dice que había casi cincuenta; CAPO, España desnuda, p. 88, rebaja el número a 35. Véase también Claridad, 7 y 9 de abril de 1936. <<

[25] CÓRDOBA ITURBURU, España bajo el comando del pueblo, p. 154 <<

[26] Esto no significaba que se hubiera prestado ninguna asistencia en el pasado. Según el órgano comunista Frente Rojo (11 de junio de 1937), el Instituto de Reforma Agraria, controlado por el Ministro de Agricultura, y que con el decreto de 7 de octubre había sido encargado de la tarea de proporcionar ayuda a los beneficiarios, había desde esa fecha aportado a las granjas colectivas cincuenta millones de pesetas en créditos, utensilios de trabajo, semillas y fertilizantes. Esto no es inverosímil. Pero esta asistencia debió prestarse solamente a aquellas colectividades que aceptaron la intervención del Instituto: pues la CNT, que rechazó la intervención del Estado porque amenazaba la autonomía de sus colectividades, se quejó de que a éstas se les negó toda ayuda por el Ministerio de Agricultura. Véase, por ejemplo, la entrevista publicada por Juventud. Libre, 10 de julio de 1937, con el Secretario General de la Federación de Campesinos de la CNT de Castilla; crónica sobre el Congreso de las Juventudes Libertarias de Madrid, Ibíd., 31 de julio de 1937; Castilla Libre de 30 de marzo de 1937 (articulo sobre Ciudad Libre); y Fragua Social de 21 de octubre de 1987. Merece notarse que según Mariano Cardona Rosell, miembro del Comité Nacional de la CNT, y su representante en la Comisión Ejecutiva del Servicio Nacional de Crédito Agrícola, aunque el Instituto de Reforma Agraria no estaba autorizado para extender los créditos y asistencia a las colectividades fuera de su jurisdicción, tales colectividades podían solicitar la ayuda del Servicio Nacional sin peligro de otro control que el derivado de las transacciones del crédito. Cartas al autor. Pero este servicio, que operaba bajo los auspicios del Ministerio de Agricultura, y en cuya Comisión Ejecutiva había representantes de la CNT y la UGT, así como funcionarios de ese Departamento (véase la composición dada en el Decreto de 30 de enero de 1937, Gaceta de la República, 2 de febrero de 1937), no comenzó a funcionar convenientemente hasta después del verano de 1937. Además, aunque según Cardona Rosell extendía créditos muy amplios a las colectividades que solicitaban ayuda, algunas de la CNT no se aprovecharon de estas ventajas durante mucho tiempo, debido al recelo que les inspiraban los organismos oficiales y al temor de que pudieran frenar su independencia. <<

[27] Gaceta de la República, 9 de junio de 1937. <<

[28] Bastardilla del autor. <<

[29] 11 de junto de 1937. <<

[30] Merece notarse que el artículo, citado en Frente Rojo, no mencionó el hecho de que el estado de legalidad había sido concedido sólo temporalmente. «[El decreto] —decía— es importante porque otorga a las colectividades agrícolas formadas desde el día 19 de julio una situación legal indestructible. A partir de este decreto, tienen perfecta y legalmente asegurada su existencia. Lo que comenzó como un impulso espontáneo de un gran sector de obreros agrícolas, se ha convertido ya, por virtud de dicho decreto, en una estructura legal del trabajo agrario». Sin embargo, muchos meses después, en un programa de acción común preparado por la CNT y la UGT (reimpreso en Alianza CNT-UGT, pp. 131141), se consideró necesario pedir que las granjas colectivas fueran legalizadas. Esto no cambió las cosas, pues hacia el fin de la guerra, CNT de Madrid (3 de octubre de 1938) todavía estaba insistiendo sobre este punto. Vicente Uribe, que siguió al frente del Ministerio de Agricultura hasta el fin de la guerra, nunca concedió un estado permanente de legalidad a las colectividades. <<

[31] Este organismo fue creado por la CNT a principios de la guerra para controlar la revolución en aquella parte de Aragón ocupada por las fuerzas antifranquistas, predominantemente anarcosindicalistas. En un informe a Largo Caballero (Solidaridad Obrera, 2 de noviembre de 1936), su presidente, el anarquista Joaquín Ascaso afirmaba: «La inexistencia del Gobierno Civil, Diputación provincial y todos los organismos regidores de las actividades de las tres provincias aragonesas y la ocupación de parte de esta región por columnas, no todas sometidas al control de una disciplina deseable y precisa, han dado origen a una situación caótica que amenaza producir la ruina económica de este territorio y el desconcierto de sus moradores, con la subsiguiente desmoralización en la retaguardia, que ha de traer como consecuencia, sino se evita a tiempo, descalabros lamentables en los frentes de guerra. Todo esto indica, como indispensable con apremio de tiempo, la creación de un organismo que viniera a recoger, en primer término, todas las funciones públicas abandonadas por la desaparición de las entidades que anteriormente las ejercían; organismo adecuado en su estructura y funcionamiento a las realidades del momento». (Véase también De julio a julio, pp. 9-18). Aunque la CNT dio después representación a otras organizaciones, retuvo en sus manos los puestos clave: presidencia, orden público, propaganda, agricultura, economía, transportes y abastecimientos. (Véase El Día Gráfico, 9 de diciembre de 1936). Mientras los comunistas se unían al Consejo, lo hacían con el propósito de oponerse a él. Esto es natural, porque no podían estar de acuerdo con un cuerpo archirrevolucionario que fomentaba el comunismo libertario en el campo y eludía el control del Gobierno. Pero sólo después que el poder de la CNT y la FAI se resquebrajó en la región vecina de Cataluña, en mayo de 1937, y Largo Caballero fue reemplazado por Juan Negrín, el líder socialista moderado aliado de los comunistas, fue posible para el Gobierno tomar medidas decisivas contra el Consejo. Después que los comunistas habían preparado el camino para su disolución por una campaña corta pero enérgica a principios de agosto (véase Frente Rojo, 4 de agosto de 1937; Verdad, 5 de agosto de 1937; comentarios de Fragua Social, 5 de agosto de 1937; DUQUE, La situación en Aragón al comienzo de la guerra, pp. 36-43) y la 11 División, mandada por el comunista Enrique Lister, había recibido orden de trasladarse a la región, fue dictado un Decreto disolviendo el Consejo (Gaceta de la República, 11 de agosto de 1937). Comentando este Decreto, Adelante, portavoz entonces de los socialistas moderados del Gobierno, decía (en su número de 12 de agosto de 1937): «Quizá esa mutación que ayer se efectuó en tierra aragonesa no tenga excesivas repercusiones en el extranjero. No importa. Merecía tenerlas, porque es por ese acto por el que el Gobierno ofrece el más firme testimonio de su autoridad». <<

[32] Después de la guerra civil, cuando estaba en el exilio, Mantecón se unió al Partido Comunista. Véase el periódico de los refugiados comunistas españoles, España Popular, 23 de enero de 1948. <<

[33] Fragua Social, 23 de octubre de 1937. En una conversación con el autor, unos años después de la guerra, José Duque, uno de los dos miembros comunistas del Consejo de Defensa de Aragón, afirmaba cuando ya había dejado de ser comunista que, a su juicio, las medidas de Lister fueron más severas de lo necesario. Este punto de vista era sostenido también por Manuel Almudí, el otro comunista del Consejo de Defensa, quien en una entrevista con el autor después de la guerra, afirmó (hablando como comunista): «Las medidas de Lister en Aragón fueron muy duras. Pudo haber actuado con mayor discreción. Su conducta suscitó un gran sentimiento de animadversión». Relatos sobre la disolución del Consejo de Defensa y la represión que siguió pueden hallarse en Acción Libertaria. Boletín Informativo sobre España, 22 de septiembre de 1937; Cultura Proletaria, 17 de enero de 1948 (artículo de Miguel Jiménez); Documentos históricos de España, mayo de 1939 (resumen de un informe de la CNT de Aragón al Gobierno central); L’Espagne nouvelle, 1 y 29 de octubre de 1937; Frente Libertario, 27 de agosto de 1937; Juventud Libre, 4 de septiembre de 1937; Spanish Labor Bulletin, 3 de febrero de 1938; Spanish Revolution, 22 de octubre de 1937; 28 de febrero de 1938; PRATS, Vanguardia y retaguardia de Aragón, pp. 157 y 168. <<

[34] La revolución popular en el campo, p. 17. <<

[35] Ibíd., pp. 17 y 18. <<

[36] Véase, por ejemplo, Frente Rojo, 27 de enero de 1938. <<