[1] JOSÉ GIRAL en La Vanguardia, 19 de julio de 1938. Véase también su discurso reproducido en La Voz Valenciana, 10 de marzo de 1937. Salvador Quemades, jefe de Izquierda Republicana, declaró en un discurso publicado por Política el 2 de noviembre de 1938: «El Gobierno que se encontró sin los resortes necesarios para ahogar la insurrección, tuvo que entregarse a las organizaciones políticas y sindicales para que fueran éstas —el pueblo— quienes se opusieran al movimiento insurreccional». <<
[2] Su composición, tal como aparece en la Gaceta de Madrid, 20 de julio de 1936, era como sigue: José Giral (Presidente), Augusto Barcia (Relaciones Exteriores), Manuel Blasco Garzón (Justicia), Luís Castelló (Guerra), Enrique Ramos Ramos (Hacienda), Sebastián Pozas (Gobernación), Francisco Barnés (Educación), Juan Lluhi (Trabajo, Sanidad y Abastecimientos), Mariano Ruiz Funes (Agricultura), Plácido Álvarez Buylla (Industria y Comercio), Y Bernardo Giner de los Ríos (Comunicaciones y Marina Mercante), El 21 de julio de 1936, Antonio Velao fue nombrado Ministro de Obras Públicas, ibíd., 22 de julio de 1936, y el 6 de agosto, Juan Hernández Sarabia sucedió a Luis Castelló en el Ministerio de la Guerra, ibíd., 7 de agosto de 1936. <<
[3] Un relato detallado de la actitud y suerte de las guarniciones en las diversas, provincias aparece en la Historia de la Cruzada Española. <<
[4] Freedom’s Battle, p, 122. Véase también, Coronel SEGISMUNDO CASADO en The National Review, julio de 1939; PÉREZ SALAS, Guerra en España, p. 259. <<
[5] Como en el caso de las guarniciones militares, un relato completo de, la actitud de la Guardia Civil en las distintas provincias se encuentra en Historia de la Cruzada Española. También en Liébana y Orizaba, El Movimiento Nacional <<
[6] De un total de 34 000 hombres antes de la guerra (MADARIAGA, España, p. 602), sólo quedaban en este cuerpo 15 000 miembros en noviembre de 1936, (según un artículo de Mundo Obrero, 3 de noviembre de 1936), pero esto fue después de su reorganización como la Guardia Nacional Republicana (Gaceta de Madrid, 31 de agosto de 1936) y las subsiguientes adiciones de millares de nuevos reclutas. Es dudoso que el número de guardias en toda la zona izquierdista al comienzo de la guerra, bajo órdenes del gobierno, sumara más de cinco o seis mil, e incluso esta cifra quedó substancialmente rebajada por ulteriores, deserciones en masa. Véase, por ejemplo, la narración del capitán REPARAZ acerca de su huida de Jaén, con muchos guardias civiles en Desde el Cuartel de Miaja, al Santuario de la Virgen de la Cabeza. Y también la noticia aparecida en Solidaridad Obrera, 18 de febrero de 1937 acerca del intento de cuarenta guardias civiles de unirse a las fuerzas del general Franco, y Zugazagoitia, Historia de la guerra en España, p. 103. <<
[7] Este cuerpo, según información proporcionada al autor por José Muñoz López, alto oficial del SIM (Servicio de Investigación Militar), en las postrimerías de la guerra, dejó de funcionar por entero al comienzo de la rebelión tuvo qué ser creado de nuevo, ya que sólo trescientos de sus tres mil miembros permanecieron leales al gobierno. <<
[8] Algunas capitales de provincia donde los Guardias de Asalto apoyaron el movimiento fueron Burgos, Huesca, Zaragoza, Valladolid (véase p. 24), Cáceres, Granada, León, Logroño, Pamplona. Salamanca (LIÉBANA y ORIZABA), El Movimiento Nacional, pp. 209-210, 154, 201-202, 192, 216, 193 respectivamente, Oviedo (ÓSCAR PÉREZ SOLÍS, Sitio y defensa de Oviedo, p. 24; G. CARRASCAL, Asturias, p. 52), y TERUEL (Historia de la Cruzada Española, IV, 238). <<
[9] Si se desea consultar relatos sinceros acerca de la absoluta impotencia de los retos de la policía del gobierno en los primeros días de la guerra, véase el discurso del político socialista, ÁNGEL GALARZA (La Correspondencia de Valencia, 15 de agosto de 1937), quien, en septiembre de 1936 fue nombrado ministro de Gobernación; discurso de Juan García Oliver, jefe anarquista nombrado ministro de Justicia en noviembre de 1936, Fragua Social, 1 de junio de 1937. Véase también JESÚS DE GALINDEZ (amigo de la República), Los vascos en el Madrid sitiado, pp. 15-19 y el preámbulo al decreto del Ministro de la Gobernación de 26 de diciembre de 1936, Gaceta de la República, de 27 de diciembre de 1936. <<
[10] Freedom’s Battle, p. 261. <<
[11] Ibíd., p. 224. <<
[12] DOLORES IBARRURI, Speeches and. Articles, 1931-1938, p. 214. <<
[13] ÁNGEL OSORIO y GALLARDO, Vida y sacrificio de Companys, p. 179; véase ibíd., p. 169. Si fuera necesario más testimonio corroborativo republicano acerca del colapso del Estado, véase AZAÑA, Madrid (discurso del 13 de noviembre de 1937), pp. 7-8; Política, 16 de julio de 1938 (editorial); La Correspondencia de Valencia, 5 de agosto de 1937 (discurso de Ángel Galarza); El Poble Català, 2 de febrero de 1940 (artículo del comandante Josep Guarner). <<
[14] Discurso publicado por El Día Gráfico, 2 de diciembre de 1937. «El servicio de fronteras (en Ripoll) —informa un diario comunista—está estrictamente asegurado entre los obreros y carabineros, que no siguen otras órdenes que las de las organizaciones obreras». Treball, 22 de julio de 1936. Véase La Humanitat, 6 de agosto de 1936, por lo que respecta al control de toda la frontera catalana-francesa desde Bausén a PortBou por las milicias obreras. «En la aduana de PortBou —escribe un testigo presencial— no existe señal alguna de esa revolución que nos agitó tanto en París. Los funcionarios llevan aún sus viejos uniformes, pero realizan su tarea en forma impasible, como si algo les hubiera desprovisto de su autoridad. Una puerta se abre al cuarto de pasaportes. Allí se encuentra la explicación de todo. En varios lugares de la sala miembros de la milicia antifascista montan guardia. Llevan monos azules sobre los que destactan sus cartucheras. Van armados hasta los dientes con pistolas y fusiles. Tras una larga mesa se sientan tres obreros con pistolas al costado. Examinan pasaportes y credenciales». M. STERLING en Modern Monthly, diciembre de 1936. Véase también WALTER DURANTY en The New York Times, 17 de septiembre de 1936; R LOUZON en La Révolution Prolétarienne, 10 de agosto de 1936; ÁLVAREZ DEL VAYO, Freedom’s Battle, p. 164; H. E. KAMINSKI, Ceux de Barcelona. p. 11; JOHN LANGDON-DAVIES, Behind the Spanish Barricades, pp. 90-91; PÉREZ SALAS, Guerra en España, p. 122. <<
[15] BRUNO ALONSO, La flota republicana y la guerra civil en España, p. 25. «El grupo de oficiales —escribe un socialista moderado que más tarde fue ministro de Gobernación— que había sobrevivido a las violencias dependía de unos comités, nombrados por la marinería, y que hacían y deshacían a su antojo». ZUGAZAGOITIA, Historia de la guerra en España p. 157. <<
[16] Deben exceptuarse las provincias vascas, donde los acontecimientos adoptaron un cariz menos revolucionarlo. Véase MANUEL DE IRUJO, La Guerra civil en Euzkadi entes del estatuto, pp. 23-25, 45-46, 50-52, 64-65, y el informe al gobierno central de José Antonio Aguirre, premier del gobierno autónomo vasco, pp. 2-4, 7-8, 10-11, 13-15, 17-18 y 22. <<
[17] JUAN LÓPEZ, discurso publicado en CNT, 21 de septiembre de 1936. Véase también su articulo en Cultura Proletaria, 8 de enero de 1938 y discurso impreso en Fragua Social, 29 de mayo de 1937. «Los comités —decía un artículo aparecido en una revista socialista de izquierda (Spartacus, septiembre octubre de 1938)— eran el germen del Poder de la clase obrera. En ellos estaban representados todos los sectores revolucionarios… En los pueblos tomaron a su cargo la dirección de la vida política y económica… En las ciudades… tomaron en sus manos la dirección de todas las actividades». «En el ambiente saturado de electricidad y pólvora… que seguía inmediatamente al 19 de julio —Escribe RAFAEL TASIS Y MARCA, Director Géneral de Prisiones en Cataluña— los Ayuntamientos (en las provincias catalanas) quedaron descoloridos, sin papel… Los sellos de los comités sustituían, por lo tanto, la firma de los alcaldes». La revolución en los Ayuntamientos, pp. 1617. «No existe un pueblo —dijo un periódico anarcosindicalista, refiriéndose a la provincia de Tarragona— donde no se haya constituido el Comité Local de Milicias Antifascistas, quienes dominan y controlan en absoluto la vida de dichos pueblos». Boletín de Información, CNT-FAI, tal como se publicó en El Día Gráfico de 16 de agosto de 1936. «El centro de gravedad de la guerra y la política —escribe el socialista A. RAMOS OLIVEIRA— era la calle. El poder estaba en manos del pueblo, los partidos, los comités». Politics, Economics and Men of Modern Spain, 1808-1946, p. 595. Véase también los discursos del político socialista Ángel Galarza, que en septiembre de 1936 fue nombrado ministro de Gobernación (La Correspondencia de Valencia, 2 de febrero de 1937; 5 de agosto de 1937) y R. LOUZON en La Révolution Prolétarienne, 10 de agosto de 1936. <<
[18] «… todo el mundo administraba su justicia —declaró García Oliver, jefe anarquista, nombrado ministro de Justicia en noviembre de 1936—. Ha habido quien la llamaba «paseo». Yo digo que era la justicia administrada directamente por el país, por el pueblo en ausencia absoluta de los órganos de la justicia tradicional que había fracasado». Discurso publicado en Fragua Social, 1 de junio de 1937. En Madrid, según el socialista Arturo Barea, cada una de las ramas y de los grupos de los sindicatos y partidos políticos organizó «su propia policía, su propia cárcel, sus propios ejecutores y designó un lugar especial para sus fusilamientos». The Forging of a Rebel, p. 536; véase también pp. 545-547. Para un relato por un diputado republicano a las Cortes, acerca del colapso de la administración de justicia en Cataluña, véase MARIANO RUBIO Y TUDURÍ, La justicia en Cataluña, p. 13. <<
[19] Véase, por ejemplo, FRANCISCO LACRUZ, El alzamiento, la revolución y el terror en Barcelona, p. 159, donde figuran tales incidentes en dicha ciudad. <<
[20] Respecto a la quema de los archivos judiciales en Barcelona y Castellón, respectivamente, véase RUBIO Y TUDURÍ, La justicia en Cataluña, p. 13, y Datos complementarios para la historia de España, p. 237. <<
[21] «… Las cárceles se abrieron para sacar a los presos políticos amigos, y con ellos salieron delincuentes comunes que se establecieron por su cuenta», escribe un partidario de la República. GALÍNDEZ, Los vascos en el Madrid sitiado, p. 10. Respecto a la liberación de los presos de la penitenciaría de San Miguel de los Reyes, véase p. 275 del presente volumen; también JULIÁN GORKIN, Caníbales Políticos, p. 120, acerca de la liberación de reclusos de la Cárcel Modelo de Madrid. <<
[22] Véase, por ejemplo, el memorándum presentado al gobierno de Largo Caballero por Manuel de Irujo, ministro nacionalista vasco, reproducido por A. DE LIZARRA en Los vascos y la república española, pp. 200-204. «No existen covachuelas católicas», declaró el órgano anarcosindicalista Solidaridad Obrera el 15 de agosto de 1936. «Las antorchas del pueblo las han pulverizado». «El pueblo oprimido —decía un artículo del periódico de la juventud anarquista (Ruta, 14 de noviembre de 1936)— «libre ya de las férreas cadenas… acercaba la tea revolucionaria a cuantos antros de obscurantismo y de falsedad encontraba en el camino. Iglesias, conventos, centros de la reacción, cuanto olía a caverna o a incienso, era pasto de las llamas». «Para que la revolución sea un hecho —escribió un manifiesto juvenil anarquista (Tierra y Libertad, 13 de agosto de 1936)— hay que derribar los tres pilares de la reacción que son la Iglesia, el ejército y el capitalismo. La Iglesia ya se ha llevado su parte. Los templos han sido pasto de las llamas y los cuervos eclesiásticos que no han podido escapar, el pueblo ha dado buena cuenta de ellos». «Las iglesias de todos los pueblos [en la provincia de Tarragona] han sido pasto de las llamas —informaba Solidaridad Obrera (29 de julio de 1936)—. Sólo se han conservado aquellos edificios que han podido ser utilizados para el servicio del pueblo; no así aquellos que al incendiarlos representaban un serlo peligro. Muchas de las iglesias han sido convertidas en almacenes comunales o en cocheras para los coches al servicio de las milicias antifascistas». Si se desea un testimonio corroborador por parte de fuentes no-anarquistas pero sí prorepublicanas, acerca de la destrucción de propiedades eclesiásticas véase RAMOS OLIVEIRA, Politics, Economics and. Men of Modem Spain, 1808-1946, p. 571, y el relato de LAWRENCE FERNSWORTH en Nothing but Danger, pp 13-47. <<
[23] Respecto a la confirmación por una fuente republicana de las matanzas de millares de miembros del clero y de las órdenes religiosas, véase memorándum presentado al gobierno de Largo Caballero por Manuel de Irujo, ministro nacionalista vasco, como se cita en Los vascos y la república española, de LIZARRA, pp. 200-204. En dicho memorándum Irujo declaraba también que en las provincias vascas nadie había atacado a la Iglesia ni se habla estorbado el culto, porque a diferencia del resto de la zona izquierdista, el clero en dichas provincias simpatizaba con las instituciones democráticas y republicanas. <<
[24] El número de refugiados en las embajadas de Madrid ha sido estimado de manera diversa. NORMAN J. PADELFORD (International Law and Diplomacy in the Spanish Civil Strife, p. 157) dice que se calculaba en más de cinco mil. Aurelio Núñez Moraga, Embalador de Chile y decano del cuerpo diplomático en Madrid, afirma que pasó de quince mil (Los sucesos de España vistos por un diplomático, p. 338) y ÁLVAREZ DEL VAYO, Freedom’s Battle, p. 240, quien, como ministro de Relaciones Exteriores llevó a cabo las negociaciones para la evacuación de los refugiados, cita veinte mil. Esta cifra es quizá la más probable, puesto que sólo la legación de Noruega, que era una de las menos importantes dando asilo a refugiados políticos, albergó novecientos, según FÉLIX SCHLAYER (Encargado de Negocios noruego), Diplomatic in Roten Madrid, p 59. <<
[25] FEDERICA MONTSENY en La Revista Blanca, 30 de julio de 1936. «No queremos negar —declara un anarquista destacado de la región catalana— que el 19 de julio ha traído consigo un desborde de pasiones y abusos; fenómeno natural del traspaso del poder de manos de los privilegiados a manos del pueblo. Es posible que nuestra victoria haya significado la muerte violenta de cuatro o cinco mil ciudadanos de Cataluña catalogados como hombres de derechas, vinculados a la reacción política o a la reacción eclesiástica. Pero una revolución tiene esas consecuencias, esos derramamientos de sangre y, por muchos limites que se le opongan, es como el dique que se desborda; lo arrolla y lo devasta todo a su paso hasta que, al dilatarse, pierde su intensidad». DIEGO ABAD DE SANTILLÁN, La revolución y la guerra en España, p. 176. «Hubo sangre, mucha sangre inocente, por ambos bandos —escribe un nacionalista vasco, republicano y católico—…, pero la diferencia más radical, la que no justifica, pero sí explica los excesos de la zona republicana, estriba en el mismo hecho de la sublevación. El ejército, casi toda la policía, la justicia, cuantos organismos públicos estaban llamados a mantener el orden, se rebelaron dejando inerme al Gobierno legal; éste se vio obligado a armar al pueblo, las cárceles se abrieron para sacar a los presos políticos amigos, y con ellos salieron delincuentes comunes que se establecieron por su cuenta; además, al removerse los bajos fondos de la sociedad, salieron a flote y hallaron fácil campo en que actuar cuantos indeseables existen en toda ciudad, en teda nación; en tiempo normal, la policía les hubiera controlado, pero la misma sublevación hizo carecer de elementos coactivos al poder público y facilitó armas a los delincuentes. ¿Puede extrañarse alguien de que durante los primeros días de la revuelta estos elementos incontrolados actuaron por su cuenta? Junto a ellos se desbordó en forma drásticamente simplista la justicia improvisada y revolucionarla de agrupaciones extremistas, de hombres que habían sufrido y se habían formado en un ambiente de odio. Nada de esto justifica los crímenes cometidos en la zona republicana, pero tienen una fácil explicación. Lo que no tiene explicación, y mucho menos justificación son los crímenes, muchos más en número y sadismo, de la zona fascista. En ella existía un ejército y una policía, en ella el pueblo no fue armado, en ella los presos comunes siguieron encerrarlos; y los crímenes fueron cometidos precisamente por esa policía, ese ejército, por esos señoritos educados que de nada carecían y blasonaban de católicos». GALÍNDEZ, Los vascos en el Madrid sitiado, pp. 9-10. <<
[26] La velada de Benicarló, p. 96. Este libro está escrito en forma de diálogo. GARCÉS, antiguo ministro, que hace la declaración citada, expresa ideas comúnmente atribuidas a Manuel Azaña. <<
[27] Lo mismo, desde luego, puede decirse del Gobierno de la Generalitat de la región semiautónoma de Cataluña, que según palabras de ÁNGEL OSORIO, jurista republicano, era «un artefacto meramente formulario» (Vida y sacrificio de Companys, p. 172), puesto que el poder real en la reglón había sido asumido por el Comité Central de Milicias Antifascistas. <<
[28] Este punto le fue confirmado al autor por varios jefes de sindicato. <<
[29] BAREA, The Forging af a Rebel, p. 660. <<
[30] Véase, por ejemplo, Boletín de Información, CNT-FAI, 25 de agosto de 1936; Solidaridad Obrera, 31 de julio de 1938. <<
[31] Si es necesaria evidencia que apoye lo antedicho, por parte de adherentes prominentes de la zona antifranquista, véase, por ejemplo, PRIETO, Palabras al viento, p. 281, y su articulo en Correo de Asturias, 15 de agosto de 1942; ZUGAZAGOITIA, Historia de la guerra en España, p. 47; ÁLVAREZ DEL VAYO, Freedom’s Battle, p. 262; FALCÓN, Madrid, p. 122; PÉREZ SALAS, Guerra en España, p. 113; Comandante JOSEP GUARNER en El Poble Català, 2 de febrero de 1940. <<
[32] Unión General de Trabajadores y Confederación Nacional de Trabajo, respectivamente. <<
[33] No faltan pruebas de ello, incluso de fuente comunista. «¿Es que todavía los grandes industriales sublevados contra el pueblo siguen siendo dueños de las fábricas? —preguntaba José Díaz, secretario general del Partido Comunista (discurso de 9 de mayo de 1937 que figura en DÍAZ, Tres años de lucha, pp. 350 a 366)—. No, han desaparecido, y esas fábricas… están en manos de los obreros, controlados por los sindicatos». «Hoy —declaró Antonio Sesé, secretario de la sección catalana de la UGT, dominada por los comunistas (Treball 9 de abril de 1937)— los obreros poseen las fábricas, los obreros poseen la tierra, los obreros poseen los bancos y los obreros poseen las armas». Véase también ANTONIO MIJE (miembro del Politburó), Por una potente industria de guerra, p. 3; FEDERICO MELCHOR (miembro del comité ejecutivo de la Federación de Juventudes Socialistas Unificadas, controlada por los comunistas), Organicemos la producción, p. 4; y MICHAEL KOLTZOV (destacado periodista soviético y agente personal de Stalin en España) en Pravda el 26 de septiembre de 1936, quien manifestó que el número de empresas industriales y comerciales confiscadas por los sindicatos obreros y por el Estado ascendían aproximadamente a 18 000, 2500 de las cuales estaban localizadas en Madrid y 3000 en Barcelona. <<
[34] «En todas las provincias en que nosotros dominamos —afirmó José Díaz, secretario general del Partido Comunista— ya no existen grandes terratenientes». Informe al Comité Central en marzo 1937, reproducido en DÍAZ, Tres años de lucha, pp. 288 a 339. Centenares de las incautaciones realizadas por los sindicatos de obreros agrícolas, afiliados a la UGT y CNT fueron más tarde registradas en el Instituto de Reforma Agraria, departamento del Ministerio de Agricultura, que publicaba frecuentes informes con listas de propiedades confiscadas. A juzgar por la redacción de estos informes, pudiera parecer a los no enterados que las propiedad” habían sido secuestradas por el Instituto y entregadas luego a los sindicatos de obreros agrícolas, pero lo cierto es que, con muy pocas excepciones, el Instituto se limitó a registrar dichas expropiaciones. «… puedo asegurar —escribe Rafael Morayta Núñez, del Instituto durante los primeros meses de la revolución— (además todo el mundo lo sabe), que no fue el gobierno el que hizo entrega las tierras a los campesinos; éstos no esperaron la decisión gubernamental, sino que se incautaron de las fincas y tierras laborables». Tribuna, octubre de 1948. «… una aplastante mayoría de las grandes fincas (en la provincia de Ciudad Real) han sido expropiadas y colectivizadas por sus trabajadores —escribió BORKENAU (The Spanish Cockpit, p. 148)— y la tarea (del Instituto de Reforma Agraria) en este asunto sólo consistió en dar un placet legal». Sin embargo los sindicatos vieron algunas ventajas en registrar sus confiscaciones en el Instituto de Reforma Agraria, porque ello tendía a legalizar su acto y convertía a las fincas incautadas en candidatas a la ayuda técnica y económica del Instituto. Respecto a algunos informes, de este último, en los que se incluyen listas de propiedades confiscadas, véase Claridad, 12-14 de octubre de 1936; Política, 11, 14, 23, 27, 28, y 30 de agosto, 1, 16, 17, 23-25 y 27 de septiembre; 10, 15 y 18 de octubre de 1936; El Socialista, 26 de agosto, 29 de septiembre de 1936. Para datos acerca de la colectivización de la tierra, véase n.º 1, del capítulo 5. <<
[35] Esta destrucción de los registros de la propiedad queda reconocida en el preámbulo de un decreto publicado en la Gaceta de la República, el 22 de octubre de 1937. Véase también discurso por el subsecretario de Hacienda, Jerónimo Bugeda, publicado en El Día Gráfico, 9 de febrero de 1937; articulo por Federica Montseny en Tierra y Libertad, 29 de octubre de 1936; Informe del Comité de Guerra de la Columna de Hierro, Nosotros, 16 de, febrero de 1937; Solidaridad Obrera, 13 de agosto de 1936 (artículo sobre Pina). <<
[36] Un buen ejemplo de empresa controlada es el siguiente: en la región de Cataluña el sistema telefónico perteneciente a la Compañía Telefónica Nacional de España, subsidiaria de la lnternational Telephone and Telegraph, Co., fue puesto bajo control de un comité conjunto UGT-CNT, con la consecuencia —según el testimonio de los propios anarquistas que ejercían influencia dominante en este comité— de que la dirección quedó despojada prácticamente de todas sus funciones, aparte de llevar cuenta de ingresos y gastos, y no tenía poder para retirar fondos sin el consentimiento del comité. Boletín de Información CNT-FAI, 25 de agosto de 1936. Otro buen ejemplo es el de la empresa hidroeléctríca, Riegos y Fuerzas del Ebro, subsidiaria de la Barcelona Traction, Light and Power Co, que también fue controlada por un comité conjunto CNT-UGT. Este comité se hizo cargo de las instalaciones de la compañía, sus cuentas bancarias y otros bienes, con el resultado de que la dirección, según informe oficial, no pudo ejercer un control efectivo sobre sus negocios y sus finanzas. Declaración publicada por Barcelona Tracton Light and Power Co. Ltd, el 3 de septiembre de 1936; véase también declaración del 16 de noviembre de 1936. <<
[37] Acerca de la cuestión de confiscación y control de propiedades por los sindicatos y partidos de izquierda podría escribirse mucho, tomando como base tan solo fuentes izquierdistas. Pero consideraciones de espacio no permiten más que una breve referencia a algunas de dichas fuentes, bajo los encabezamientos que siguen:
Ferrocarriles: «Desaparecieron los Consejos de Administración —decía un Informe sindical— y se formaron los comités de explotación, en los que tienen una representación directa las organizaciones obreras». CNT, 2 de octubre de 1936. Este control de los ferrocarriles por las organizaciones de la clase obrera queda confirmado en el preámbulo de un decreto gubernamental publicado en la Gaceta de Madrid, 16 de agosto de 1936. Véase también; Avant, 26 de julio de 1936; La Batalla, 18 de agosto de 1936; Boletín de información, CNT-FAI, 26 de agosto de 1936; CNT, 5 de octubre de 1936; Cultura Proletaria, 15 de junio de 1940 (artículo de Gastón Leval); El Día Gráfico, 24 de septiembre de 1936; Fragua Social, 7 de abril de 1937; Solidaridad Obrera, 11 y 19 de agosto de 1936; La Vanguardia, 14 de octubre de 1936; Collectivisations, L’oeuvre cunstructive de la révolution espagnole, pp. 49-55; De julio a julio (articulo por Juan de Arroyo), pp. 165-168.
Otros sectores de la industria del transporte: Según Víctor Zaragoza, secretario del Comité Nacional de la Federación Nacional del Transporte, CNT, al que entrevistó el autor, toda empresa importante de transporte quedó expropiada por los sindicatos obreros. Hay que excluir desde luego, las provincias vascas, donde hubo pocos cambios en el campo económico (véase G. L. STEER, The tree of Guernika, p. 73). Respecto a la confiscación de algunas de las más importantes empresas del transporte en Barcelona, Madrid y Valencia véase: Boletín de información, CNT-FAI, 7 de agosto de 1936, también artículo de éste reproducido en El Día Gráfico, 18 de agosto de 1936; CNT 7 y 10 de agosto de 1936; La Noche, 6 de agosto de 1936; Nosotros, 8 y 19 de julio de 1937; Política, 8 de agosto de 1936; Solidaridad Obrera, 1 y 4 de agosto, 13 de octubre, 19 de noviembre, 17 de diciembre de 1936; Tierra y Libertad, 1, de mayo de 1937; La Vanguardia, 8 de octubre de 1936; Collectivisations. L’oeuvre constructive de la révolution espagnole, pp. 58 .59.
Servicios públicos: Según Mariano Cardona Rossell, miembro del Comité Nacional de la CNT, todas las empresas de servicios públicos fueron incautadas por la CNT y la UGT (carta al autor). Algunas de las más importantes eran: Compañía Catalana de Gas, Compañía Hidroeléctrica Española, Compañía Madrileña de Gas, Cooperativa Electra, Electra Valenciana, Eléctrica Santillana, Empresa Concesionaria de Aguas Subterráneas del Río Llobregat, Gas Lebon, riegos y Fuerzas del Ebro, Saltos del Duero, Sociedad Anónima de Fuerzas Eléctricas, Sociedad General de Aguas de Barcelona, Unión Eléctrica madrileña. Para detalles acerca de algunas de dichas empresas, véase La Batalla, 23 de agosto de 1936; Boletín de Información, CNT-FAI, 27 de julio de 1937; CNT, 31 de agosto de 1936; Luz y Fuerza, enero de 1938; Nosotros, 3 de julio de 1937; Solidaridad Obrera, 13 y 15 de agosto de 1936 y 10 de enero de 1937.
Empresas Industriales, Mineras y Bancarias: Véase Acracia, 24 de octubre de 1936; La Batalla, 22 de septiembre de 1936; Boletín de Información, CNT-FAI, 7 de agosto, 30 de septiembre de 1936, también artículos de este boletín reproducidos en El Día Gráfico, 5, 6, 14 y 25 de agosto de 1936; Claridad, 1 de marzo de 1937 (discurso de Vicente Uribe); CNT, 23 de septiembre, 5-7 de octubre de 1936; CNT (París), 26 de diciembre de 1947, 3 de diciembre de 1948, 20 de noviembre de 1949; CNT-FAI-AIT Informationsdienst, 15 de agosto de 1936; La Correspondencia de Valencia, 2 de marzo, 14 de agosto de 1937; Cultura Proletaria, 25 de noviembre de 1939; El Día Gráfico, 6 de diciembre de 1936; Diari Oficial de la Genéralítat de Catalunya, 28 de octubre de 1936 (véase el preámbulo del decreto de colectivización); Documentos Históricos de España, julio de 1938; L’Espagne Antifasciste, No. 8 (sin fecha), 21 de noviembre de 1936 (artículo por Christian Couderc); España Libre, Toulouse, 18 de septiembre en 1949; Fragua Social, tal como se reproduce en Tierra y Libertad, 13 de febrero de 1937; El Mercantil Valenciano, 13 de agosto de 1936, 11 de mayo de 1937 (declaración de Belarmino Tomás); Mundo Obrero, 20 de agosto de 1936; Nosotros, 6 y 14 de julio de 1937; también artículo de dicha publicación reproducido en Boletín de Información CNT-FAI, 16 de junio de 1937; La Révolution Prolétarienne, 25 de septiembre de 1936 (artículo por Jean Leunois); El Socialista, 27 de agosto de 1937; Solidaridad Obrera, 7, 18 y 22 de agosto, 4, 16, 19, 25, 29 y 30 de septiembre, 21 y 23 de octubre, 18-21 noviembre, 2, 5, 11, 15, 17 y 19 de diciembre de 1936; 21 y 28 de enero, 1 y 24 de abril, 30 de junio, 15 de agosto (articulo por Cardona Rossell), 23 de octubre de 1937; Solidaridad Obrera, París, 16 de julio de 1949; Spanish Revolution, 5 de septiembre de 1936, 6 de agosto de 1937; Tierra y Libertad, 30 de enero, 27 de marzo, 24 de julio, 9, 16 y 30 de octubre, 13 de noviembre de 1937; Treball, 6 de diciembre (discurso por Ángel Estivill), y 13 de diciembre de 1936; La Vanguardia, 21 de abril de 1938 (entrevista con Vidal Rossell). Véase también nota núm. 33 de este capítulo; KAMINSKI, Ceux de Barcelona, pp, 223-227; GASTON LEVAL, Social Recunstruction in Spain, pp. 67, 10, 22-23, 32; PETER MERIN, Spain Between Death and Birth, pp. 233-235; Collectivisations. L’oeuvre constructive de la révolution espagnole, pp. 161, 170, 184, 189, 198, 201, 209. Según información digna de crédito dada al autor por Antonio Villanueva, secretario algún tiempo del Sindicato de la Industria Metalúrgica, CNT, de Valencia, las siguientes firmas fueron expropiadas por su sindicato: Brunet, Davis, Mateu, Sanz, Torras y Unión Naval del Levante.
Propiedades urbanas: Véase, por ejemplo, La Batalla, 23 de septiembre de 1936; Boletín de Información CNT-FAI, 29 de agosto, 26 de septiembre y 7 de noviembre de 1936; CNT, 10 de agosto de 1936; El Día Gráfico, 24 de julio, 29 de agosto de 1936; Mundo Obrero, 31 de julio de 1930; Política, 23, 24 y 31 de julio, 1 y 19 de agosto de 1936; Solidaridad Obrera, 19 y 20 de noviembre, 2, 5, 17, 19 de diciembre de 1936, 20 de enero de 1937, 5 de junio de 1938; Tierra y Libertad, 23 de enero de 1937 (artículo por Gastón Leval); decreto del Ministerio de Hacienda, publicado en la Gaceta de Madrid, 29 de septiembre de 1936, que confirma la incautación de fincas urbanas por los sindicatos y organizaciones políticas; también declaración a la prensa del Ministro de Hacienda, El Pueblo, 24 de diciembre de 1936; VICENTE SÁENZ, España en sus gloriosas jornadas de julio y agosto de 1936, p. 18; LAZARILLO DE TORMES (Benigno Bejarano), España, cuna de la libertad, p. 67.
Cinemas y teatros: Véase La Batalla, 9 de agosto de 1936; Claridad, 17 de agosto de 1936; CNT-FAI-AIT Informationsdienst, 15 de agosto de 1936; La Humanitat, 12 de septiembre de 1936; Solidaridad Obrera, 15 de agosto, 19 de noviembre de 1936; Tiempos Nuevos, 1 de diciembre de 1936 (artículo por A. Souchy); Última Hora, 6 de agosto de 1936; La veu de Catalunya, 29 de octubre de 1936; R. LOUZON, La contrarrevolución de España, p. 34.
Hoteles, restaurantes, bares de almacenes: Véase Acracia, 24 de octubre de 1936; La Batalla, 27 de febrero de 1937; Boletín de Información CNT-FAI tal como se cita en El Día Gráfico, 21 de agosto y 25 de noviembre de 1936; Pravda, 26 de septiembre de 1936 (artículo por Michael Koltzov); Mundo Obrero, 2 de octubre de 1936; Política, 15 de agosto de 1936; Solidaridad Obrera, 1 de noviembre de 1936; Spanish Revolution, 6 de agosto de 1937; Tierra y Libertad, 30 de octubre de 1937; Umbral, No. 14 como se cita en Documentos Históricos de España, marzo de 1938; La Vanguardia, 24 de noviembre de 1937; ABAD DE SANTILLÁN, Por qué perdimos la guerra, p. 80; LEVAL, Social Reconstruction in Spain, p. 32; LOUZON, La contrarrevolución en España, p. 34; Collectivisations. L’oeuvre constructive de la révolution espagnole, p, 27.
Periódicos e imprentas: Véase CNT, 24 de julio, 1 de septiembre, 7 de octubre de 1936; El Día Gráfico, 28 de julio de 1936; Mundo Obrero, 21 y 23 de julio, 27 de agosto de 1936; Treball, 25 de julio de 1936.
Respecto a la intervención por el Ministerio de Industria en las empresas industriales de Madrid, véase Gaceta de Madrid, 27 de julio de 1936; también CNT, 3 de agosto de 1936; Mundo Obrero, 1 de agosto de 1936; Política, 18 de agosto de 1936. Debe notarse que la inmensa mayoría de estas firmas habían sido incautadas previamente por los sindicatos. Para un ejemplo de ello, véase Michael Koltzov en Pravda, 26 de septiembre de 1936. <<