AGRADECIMIENTOS

La soledad que se experimenta al escribir un libro hace del aliento de los que te quieren un combustible fundamental. Nunca hubiera podido atreverme a invadir una hoja en blanco sin el cariño y la ilusión de un montón de amigos. Todos han sido mi inspiración presente y futura. Gracias a Fernando por su comprensión y energía. Gracias a Espido por abrazarme, por aquella primera comida juntas. Gracias a Alicia por su risa y a Montse por sus trapos. Gracias a la abuela, mamá y Juani, primeros retratos del mundo femenino. Gracias a Chiche por los recuerdos antiguos y a Ana por los nuevos. Gracias a Rosa, mi editora, por su cariño y su paciencia. Gracias a La Juguetería y a Oli por nuestra charla. Gracias a Gonzalo y Sergio por compartir sus técnicas de ligoteo. Gracias a Elena por confiar, por creer, por abofetearme siempre con el lado positivo de la vida. Gracias a Kelly por nacer conmigo y por aquella llamada de aprobación y ánimo, mi crítica, mi hermana. Gracias a Ana Aladro por haberme cogido de la mano y haberme hecho parte del mundo que describo, por su ironía y su capacidad de observación. Ella, la más feroz. Y, sobre todo, gracias a Iñaki, el motor, la corrección, la seguridad y el amor que nunca encuentras en tu frío portátil.