—Deseo hacer otra pregunta —dijo Brida, mientras las dos tomaban té. La cocina de Wicca era sorprendentemente moderna y funcional—. Quiero saber por qué no dejaste que yo abandonase el camino.
«Porque quiero entender lo que el Mago vio además de su Don», pensó Wicca.
—Porque tienes un Don —respondió.
—¿Cómo sabes que tengo un Don?
—Es simple. Por las orejas.
«Por las orejas. Qué decepción —se dijo a sí misma Brida—. Y yo pensaba que ella estaba viendo mi halo.»
—Todo el mundo tiene un Don. Pero algunos nacen con este Don más desarrollado, mientras que otros —como yo, por ejemplo— tienen que luchar mucho para desarrollarlo.
»Las personas con el Don de nacimiento tienen los lóbulos de las orejas pequeños y pegados a la cabeza.
Instintivamente, Brida tocó sus orejas. Era verdad.
—¿Tienes coche?
Brida respondió que no.
—Entonces prepárate para gastar un buen dinero en taxi —dijo Wicca, levantándose—. Ha llegado la hora de dar el próximo paso.
«Todo está yendo muy rápido», pensó Brida, mientras se levantaba. La vida se estaba pareciendo a las nubes que viera en su trance.