Nota de Ken Follett

Cierto día de 1973 o de 1974 viajé a Peterborough, en la Anglia Oriental, a fin de hacer un reportaje para el Evening News de Londres, en el que a la sazón trabajaba, y mientras esperaba el tren que me llevaría de nuevo a Londres me fui a dar una vuelta por la catedral. Aquella visita dio origen a una obsesión.

En 1976 hice el esbozo de una novela sobre la construcción de una catedral. Escribí unas siete mil palabras y lo dejé. Hice otro esbozo para una historia mucho más sencilla sobre un espía alemán en la Inglaterra en guerra, y ello decidió mi destino durante una década.

Sin embargo persistía la idea de la catedral, y entre historia e historia de espías solía acudir a alguna de las soñolientas catedrales de las ciudades de Inglaterra, y me pasaba un par de días deambulando por la iglesia, intentando descifrar los secretos grabados en sus piedras. Una catedral rebosa de historias si uno sabe dónde buscar.

Caminé por las calles de la Winchester moderna, perfilando en mi imaginación el castillo, los palacios y la Casa Real de la Moneda donde hoy se alzan supermercados y aparcamientos de coches. Cogí un tren hacia el Norte y permanecí en pie en las almenas del castillo de Lincoln, bajo la nieve de febrero, soportando el mismo viento glacial que debieron aguantar los centinelas medievales. Fui a la catedral de Wells y estudié los dibujos del maestro albañil garabateados en la tracería hasta la galería en un rincón donde ahora se almacenan bancos rotos de iglesia. Volé a París para contemplar la iglesia abadía de St. Denis, la primera iglesia gótica del mundo, que fue inaugurada en presencia del rey Luis VII de Francia. Y pude mirar las bóvedas de piedra que él mirara, y ver brillar el sol a través de los mismos vitrales.

LOS PILARES DE LA TIERRA es una historia humana de amor y odio, de ambición y codicia, de lujuria, maldad y venganza. Pero tiene lugar en un mundo marcadamente distinto del actual. Las pasiones de las gentes son las mismas, aunque no sus condiciones. Encontré fascinantes las diferencias y similitudes, y pienso que también lo serán para los lectores.